17 mayo 2012

"Soy el que siempre ha estado aquí"

Joan Pau Inarejos 
He tenido un sueño de los que no se tienen todas las noches, y debería decir que afortunadamente. Sumido en la duermevela, he experimentodo un falso despertar y he aquí que veo frente a mí a un hombre monstruoso y taciturno. El extraño ser está sentado en una butaca, cabizbajo, y su silueta apenas se adivina en la oscuridad del cuarto. Tiene la piel verde y rugosa, como un cruce de Hulk y Freddy Krueger, y se diría que vigila mi sueño, cual resignado celador, aunque él mismo parece poseído por una leve somnolencia. Sobresaltado, tomo la palabra:
-   ¿Quién eres?
Responde el hombre monstruoso:
-   Soy el que siempre ha estado aquí.
Entonces se levanta pesadamente, resignadamente, y se dirige al baño. Dispuesto a que el asunto no termine así, le pregunto si tiene propósitos malvados o quiere infligirme daño alguno. Desde el pasillo, parece musitar que no, aunque no se oye bien. Sólo deja su sentencia. Siempre he estado aquí. Como la zarza chulesca de Moisés, que decía yo soy el que soy. Curioso como el guionista de nuestro subconsciente redacta frases tan breves y lapidarias.

Acudo a la literatura onírica, siempre tranquilizadora, donde se habla profusamente de los visitantes de dormitorio. Se trata de un tipo de alucinación hipnagógica (entre la vigilia y el sueño) que ha estado presente en todas las épocas hasta dar pábulo a un sinfín de hipótesis sobre posesiones malignas o abducciones extraterrestres. A veces son sombras, a veces demonios sexuales (los íncubos y súcubos) y en otras ocasiones lucen aspecto alienígena.

Si es así, estoy dispuesto a alquilarles mi habitación de vez en cuando, pero, ¿siempre ha estado aquí? Eso tengo que aclararlo.


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