09 febrero 2008

El por qué de la España negra




JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN

“La necesaria tarea de combatir la herejía creó en el español el nuevo estilo de vida, grave, severo, enlutado de vestido y de alma”



La religión acota un campo dentro de cuyos linderos los filósofos, los artistas y los científicos ojean, levantan y aprehenden cada cual su propia caza. Pero de este campo no pueden salir más que, si acaso, para entrar con gran dificultad en otro, deslindado igualmente por otra religión.

Precisamente porque esto es así, las alteraciones religiosas llegan a modificar el talante no ya sólo de los individuos, sino de pueblos enteros, como ocurrió, por ejemplo, en el siglo XVI europeo. Cualquiera que posea algún sentido histórico ha de percibir la grieta que separa al español Carlos V, empapado de esencias y primores renacentistas, de la gravedad bajo Felipe II; o la distancia espiritual entre el inglés de la ‘old merry England’, la vieja Inglaterra católica que lanza con Shakespeare, cuyo padre era todavía católico, su canto de cisne, y la tiesura británico-puritana que le sucedió (…).

La necesaria, la ineludible tarea de combatir la herejía creó en el español el nuevo estilo de vida, grave, severo, enlutado de vestido y de alma. Esa misma herejía convirtió, a quienes la abrazaron, en los angustiados luteranos alemanes, en los abrumados calvinistas suizos y hugonotes franceses, en los tétricos puritanos escoceses y aun ingleses, los ingleses de Cromwell.

JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN, 'CATOLICISMO Y PROTESTANTISMO COMO FORMAS DE EXISTENCIA' (1952) / foto: 'San Francisco arrodillado' de ZURBARÁN (1635-39)

Voltaire el católico

“Voltaire es de esas familias de espíritus libertinos y burlones que tienen sus antepasados en la Edad Media católica”

Los escépticos, los licenciosos, los demoledores de creencias conservan, hasta en sus descarríos y en sus impiedades, señales de su origen y de su educación primera, el tono de la sociedad a la que pertenecen. Voltaire es, sin duda, un pésimo católico, y Rousseau es muy reprochable en su confesión de fe calvinista, aun cuando quiere comulgar de manos de su pastor; pero Rousseau ha conservado el sello ginebrino, calvinista, y Voltaire es de esas familias de espíritus libertinos y burlones que tienen sus antepasados en la Edad Media católica, contra quienes la Reforma se ha hecho y que se perpetúan en los países católicos, como el carnaval en la Venecia de los Duces, como los epigramas y las canciones bajo el régimen de las cartas selladas, justamente porque la oposición y la crítica serias son atadas allí más de corto, En este sentido es permitido relacionar las formas de religión y las formas de irreligión que las acompañan en realidad, y que derivan de aquéllas por una reacción inevitable.

COURNOT, ‘Consideraciones sobre la marcha de las ideas y de los acontecimientos en los tiempos modernos’, citado en JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN, ‘Catolicismo y protestantismo como formas de existencia, (1952)

El alma griega del catolicismo

JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN

“El catolicismo tendió a exaltar la ‘analogía’ entre el ser divino y el humano” frente a la “distancia infranqueable” protestante”

¿En qué se diferencian (…) los protestantes de los católicos por lo que se refiere a su talante religioso, a su sentimiento de Dios? (…)

Por una parte, ciertamente, la distancia del hombre a Dios es infinita. La criatura es polvo, miseria, nada. Y, sin embargo, esa miseria, esa nada es imagen de Dios. Acaso nadie ha vivido más plena y hondamente que San Juan de la Cruz esta síntesis de contrarios. Dios en inaccesible, pero alma puede acceder a Él. Sólo que este acceso sólo en una pequeña parte –vía activa- es obra del alma. La unión propiamente dicha –vía pasiva- la hace Dios. La afirmación de la mística es una de las notas esenciales del catolicismo, frente al protestantismo, de un lado, que abre un abismo infranqueable entre la criatura y el Creador, y el panteísmo, de otro, que no sabe distinguirlos. La relación católica del hombre con la Divinidad conjuga la idea de Dios como lo “totalmente otro” con la posibilidad de la deificación por la ‘unio mystica’ (…).

Y así, el cristianismo ha abrazado, en síntesis difícil y admirable, dos concepciones en puridad contrarias: la judía de la “distancia” infinita entre Dios y el hombre y la griega de la adoración al Hombre-Dios. Vistos a esta luz, cultos como los de los Héroes, semidioses y Césares, y sistemas filosófico-religiosos como el Euhemerismo y el Hermetismo, adquieren un sentido profundo. Por otra parte en Grecia se alcanzó también la noción de ‘soteriología’ perfeccionada luego por la cristiana ‘redención’. Los ‘Theoi Soteres’ toman gran importancia en la época helenística. En fin, el culto de los ‘genios’ y ‘demonios’, afín al de los ángeles, corrobora la comunicabilidad de cielos y tierra (…).

El catolicismo de la Contrarreforma –por influjo de la concepción humanista del Renacimiento y oposición al protestantismo- tendió a exaltar la ‘analogía’ entre el ser divino y el humano; el catolicismo actual –por la situación actual (“existencialista”) de crisis, menesterosidad y culpa por influencia del protestantismo- propende (…) a padecer el desgarrón de la heterogeneidad.

JOSÉ LUIS LÓPEZ ARANGUREN, 'CATOLICISMO Y PROTESTANTISMO COMO FORMAS DE EXISTENCIA' (1952)