Te quiero con el cuerpo, amada de ciruela. Me derrito en fuego lila si diviso la fresa de tus caderas de niña, el rubor delgado de tu cuello intocable. Amo tu ombligo al aire, tu andar torpe, los tobillos burlones, la cintura a lo lejos. Y amo con desespero todas tus sedas y prendas, blancas y azules, minúsculas y perfumadas rodeando la perla, el polen, el fruto fresco, el diamante carnal que atesoras, mi niña, sin saberlo.
JOAN PAU INAREJOS, AGOSTO 2004
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