SLAVOJ ZIZEK
La prueba de que la lucha de clases no es un "opuesto binario" óntico sino un hueco trascendental puramente formal es que, puesto en términos positivos, siempre implica tres elementos, no dos (...). El rasgo característico de los "totalitarismos" es que intentan convertir los Tres en los Dos: los fascistas y los nazis hablan de una "conspiración bolchevique-plutócrata", uniendo al gran capital y a los comunistas, estos dos enemigos, en Un Enemigo (encarnado en el judío, por supuesto); los liberales perciben el comunismo y el fascismo como dos modos de "totalitarismo"; los mismos estalinistas en última instancia identifican las desviaciones derechistas e izquierdistas.
La manera en que se usa el término "modernización" en la reciente ofensiva ideológica ilustra esta "complicación" estructuralmente necesaria: primero, se construye una oposición abstracta entre "modernizadores" (aquellos que defienden el capitalismo global en todos sus aspectos, del económico al cultural) y los "tradicionalistas" (aquellos que se resisten a la globalización). Dentro de esta categoría de los que se resisten se arroja todo, desde conservadores tradicionales y la derecha populista a la "vieja izquierda" (aquellos que continúan defiendiendo el Estado del bienestar, los sindicatos...). Esta categorización obviamente cambia un aspecto de realidad social: recordemos la coalición de Iglesia y sindicatos que, a principios de 2003 en Alemania, evitó la legalización de abrir las tiendas en domingo.
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