10 julio 2012

‘Bajo cero’ (2010): cómo aborrecer el snowboard en 94 min


LA PEL·LÍCULA EN FILM AFFINITY
per JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7

Sobre telesillas no hay nada escrito. Hay quien se pirra por montarse en estos transportadores metálicos para contemplar el paisaje bajo sus pies, y hay quien no ve la hora de llegar, poner los pies en el suelo y suspirar. A estos últimos hay que aconsejarles que no vean nunca –atención: nunca- este thriller de angustia pura y dura. De miedo bajo cero.

Una vez más se demuestra lo mucho que se puede conseguir con medios mínimos. Sin efectos especiales, sin actores conocidos, sin banda sonora retumbante, sin pirotecnia de guion, casi sin nada, el director Adam Green optimiza terroríficamente la sencilla historia de unos montañeros que, vamos a decir, luchan contra condiciones adversas.

Atrapados en las alturas, aislados en la noche, los tres jóvenes se verán metidos en una odisea de supervivencia francamente engorrosa cuando llevas los esquís puestos. Pasen y vean como tres pijillos hormonados de tres al cuarto se convierten por la fuerza en temerarios héroes y/o mártires de la cordillera, con una cadena de acontecimientos tan previsible como estremecedora, y con sus lances filmados en vivo cual Gran Hermano glacial. ¿Recuerdan aquello del puente colgante y los cocodrilos abajo? Hasta aquí puedo leer.

Hasta aquí el argumento, y ahora la reflexión de baratillo: cómo nos gustan las desgracias ajenas en la ficción. A las carnicerías de Saw y la plana mayor del género me remito. Es como el fuego dulce que atormentaba a los místicos, el tormento del que no querían escapar por encontrar en él un extraño deleite. Al fin y al cabo, nosotros pagamos entrada por un ratito de masoquismo, mientras que el forfait de nuestros pobres protagonistas era un ignorado pasaporte al infierno.


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