03 abril 2012

‘Génesis’ o cómo se hizo [REC] su propia parodia


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LABUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7,5
Muy hábil. Los creadores de [REC] se han hecho su propia parodia, y así ya no vendrá una Spanish Movie de tres al cuarto a rentabilizar en clave cómica sus taquilleros muertos vivientes. Inteligente operación de Paco Plaza para proseguir con el historial de la infección, que estalló con sangrienta originalidad en un bloque de pisos de Barcelona ([REC] 1) y que más tarde se vistió con innecesarios pero resultones ropajes demoníacos ([REC] 2). En el tercer asalto, ya sin Jaume Balagueró, el director valenciano tira de cachondeo fallero y nos cuenta en un resuelto plis-plas (77 minutos) el origen de aquella temible Gripe Z(ombi) con el marco incomparable de una boda hortera y cien por cien española, donde los litros de sangría se medirán con los de hemoglobina.

La banda sonora habla por sí misma. Los decibelios de ‘Eloise’ de Tino Casal o ‘Gavilán o paloma’ de Pablo Abraira acompañan cual alegre Karaoke los fastos carnívoros de estas nupcias donde uno quisiera acudir como convidado de piedra (más que nada, para que no le arranquen la cabeza), mientras Diego Martín y sobre todo una intensa Leticia Dolera entonan el “ni te cases ni te embarques” o el “con quien zombis se acuesta, mutilado se levanta”, por tunear sin permiso de la SGAE algunos refranes castellanos aptos para desaconsejar incursiones temerarias por la vicaría.

La susodicha Sociedad General de Autores y Editores, el mismísimo Bob Esponja o los directores con ínfulas vanguardistas son algunos de los ninots que arden en esta falla desmadrada, que mata magistralmente el recurso de la cámara doméstica (¡qué golpe!) y reúne con zorruna pericia al público internauta, a los freakies del terror underground y a las grandes audiencias palomiteras. En tal empeño, la tribu de Plaza no escatima citas y autoguiños constantes, como esos zombis que devuelven la imagen de la niña Medeiros al reflejarse en los cristales (ver las anteriores entregas), ni gozosos hallazgos icónicos, como la novia terrible que empuña la motosierra (“es mi momento”, el grito de guerra de la España-reality y belenestebanista) o la descacharrante agresión con la minipimer, una perla para los anales del gore.

¿Se pasa miedo? Menos que antes, y ahí quizá está el inevitable talón de Aquiles del festín anarcoide de Paco Plaza. Sólo algunas escenas del inicio, como la caída del tío infectado en pleno baile, el nada inocente primer plano de la mano mordida por un perro, o sencillamente el naturalismo entrecortado, que nos hace presagiar algo terrible, nos permiten entroncar con el lejano [REC] 1, donde a uno le asaltaba la duda de si todo aquello estaba ocurriendo realmente en el calor del directo. Se echa de menos aquel pavor y aquella sensación de espectador engatusado en un cruce de ‘España directo’ y ‘La noche de los muertos vivientes’. Veremos qué tal pinta el Apocalipsis.


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