01 febrero 2007

¿Gracia? ¿Justicia? ¡Frenesí!

ALBERT CAMUS, ‘EL HOMBRE REBELDE’ (1951)

Cómo vivir sin la gracia es la cuestión que domina el siglo XIX. “Por la justicia”, respondieron todos aquellos que no querían aceptar el nihilismo absoluto. A los pueblos que no tenían esperanza en el reino de los cielos prometieron el reino del hombre. La predicación de la ciudad humana se aceleró hasta finales del siglo XIX, cuando se volvió francamente visionaria y puso las certezas de la ciencia al servicio de la utopía.

“La cuestión por la que murieron los terroristas de 1905 se ha ido precisando poco a poco”

Pero el reino se alejó, guerras prodigiosas arrasaron la más antigua de las tierras, la sangre de los rebeldes cubrió los muros de las ciudades, y la justicia total no se acercó. La cuestión del siglo XX, por la que murieron los terroristas de 1905 y que desgarra el mundo contemporáneo, se ha ido precisando poco a poco: ¿cómo vivir sin gracia y sin justicia?

A la pregunta sólo contestó el nihilismo, y no la revuelta. Hasta ahora sólo ha hablado él, repitiendo la fórmula de los rebeldes románticos: “Frenesí”. El frenesí histórico se llama poderío. La voluntad de poder vino a relevar la voluntad de justicia.

ALBERT CAMUS, ‘EL HOMBRE REBELDE’ (1951)

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