07 octubre 2013
2013: Una Odisea del espacio
Nota:
8,5
Con permiso del gran Kubrick,
ésta sí que es una Odisea en el espacio. Odisea de supervivencia y sin viajes
escapistas a la ciencia-ficción. Una fábula de superación, técnicamente
deslumbrante, que nos habla de cómo subsistir en condiciones extremas. Narrativamente
más cerca de 'Buried' -la epopeya psico-telefónica de un hombre enterrado vivo-
que de las grandes óperas estelares, pero con toda la belleza plástica del
género. Título: 'Gravity'.
Tras un prólogo brillante, con el
ritmo y el corazón del mejor Spielberg, el mexicano Alfonso Cuarón nos lanza a una
acongojante peripecia por la inmensidad del espacio, como otros directores han
arrojado a sus sufridos personajes a la parquedad del desierto o la furia de un
mar embravecido. Los náufragos de este Titanic galáctico son rápidamente reconocibles:
las facciones de George Clooney y Sandra Bullock asoman tras los gruesos
cascos, y quizá esta estrellitis hollyoodiense le acaba quitando
algo de fuerza al relato. Unos actores anónimos o poco conocidos hubieran hecho
la aventura harto más creíble.
Física y sensorial,
maravillosamente diseñada, 'Gravity' ofrece muy pocos planos y óptimamente
explotados. Basta ver el plano-secuencia inicial, donde la historia viene
avanzando hasta nosotros como un tren calmoso. Lo subjetivo y lo cósmico se
trenzan magistralmente en todas las escenas, del mismo modo que los momentos
intimistas dejan paso a asombrosos estallidos de acción. Tampoco le faltan sus
lapsos de ironía, con un alma de bonhomía que va emergiendo pese a todo -y en
ello tiene mucho que ver el personaje de Clooney, una especie de mesías
bromista-.
Mención especial para el apartado
de sonido, donde, además del formato electrónico-subjetivo escogido para las
voces, descuella la excepcional banda sonora de Steven Price, una épica
partitura que hace levitar sobre la butaca. El gran hallazgo de 'Gravity' no es
su originalidad, sino su sabia combinación de austeridad narrativa -dos
personajes, un objetivo- con fastuosidad visual. Impresionantes sus giros de
cámara, su representación del vuelo y el movimiento. Sobrecogedoras las
embestidas de residuos orbitales, las colisiones y destrucciones en el éter,
con miríadas de fragmentos dispersándose cual misiles encendidos. Embriagadoras
las imágenes de la Tierra y el sol con sus luminiscencias dejando sin palabras
a los astronautas.
Sugerente en los detalles: los
pequeños espejos en los brazos, los amuletos religiosos en sendas naves rusa y china (una
estampa ortodoxa/un pequeño Buda dorado). Virtuosa en los simbolismos: la
astronauta en posición fetal tras liberarse de su pesado fardo, el momento
darwiniano de erguirse de entre las aguas, de nuevo con destellos de Kubrick...
A 'Gravity' le da tiempo de ser, simultáneamente, una vibrante
película de aventuras, una osada filigrana tecnológica y una tácita reflexión
sobre los viajes entre el cielo y la tierra. Aprender a vivir de nuevo,
aterrizar en la vida real. La necesidad del hogar, aunque sea en solitario,
aunque sea una frágil cápsula en medio del espacio indiferente. Apenas un
excesivo subrayado sentimental la aleja de ser una obra maestra.
GRAVITY, DE ALFONSO CUARÓN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario