Féretro de Manolo Escobar (EFE) |
30 octubre 2013
La noche de los mitos vivientes
Joan
Pau Inarejos
Cuando morimos podemos ser bellísimas personas, grandes referentes, generosos testadores, pero nunca mitos vivientes. Como su nombre indica, este campeón de
los tópicos está reservado para adular a personas que han alcanzado una categoría legendaria antes de morir. Manolo Escobar ya no puede ser nunca más un mito
viviente, por mucho que un reportero despistado lo calificara así al paso del
cortejo fúnebre y por aquellas cosas del directo. Su gazapo tenía lecturas
inquietantes a las puertas de Halloween: el maestro de la copla buscando su
carro incluso después de muerto. Dónde estará… dónde estará…
Como se ve, el estatuto de los mitos vivientes
no queda muy claro cuando acontece eso que los médicos de Franco llamaban “el
hecho biológico”. Si dejan de ser vivientes, pasarían a ser simples mitos, pero
esto no satisface nuestra sed de locuciones grandilocuentes. Para este vacío,
el periodismo ha creado otro tópico de gran eficacia. La celebridad que muere
pasa a ser “inmortal”. Soslayando la defunción, el verdadero y único hecho
noticiable, se afirma la eternidad simbólica de estos personajes.
El mundo agnóstico ha creado una relación escurridiza con la muerte, que le hace balbucear y buscar subterfugios cuando ésta se presenta. Ya no nos valen las filigranas literarias que hacían "expirar" o "traspasar" a nuestros seres queridos. Nos sentimos demasiado modernos para estos eufemismos, pero no lo suficiente como para reírnos de la muerte. Solamente la palman, la diñan o estiran la pata personas con las que no guardamos proximidad emocional -de otro modo lo consideraríamos un grave insulto-. El éxito creciente de Halloween y el vaciamiento del Día de los Difuntos son dos caras de la misma moneda. Banalización barroca y ausencia esquiva frente a un mismo horror al vacío.
Con la seriedad del cementerio o la risa nerviosa de las calabazas, la muerte es a la vez algo propio y radicalmente ajeno. Según Unamuno, la certidumbre de nuestro final resuella en los tuétanos del cuerpo, nos constituye como la misma respiración. Lo llamó el sentimiento trágico de la vida, lo cual, con permiso del diccionario, es lo mismo que decir que somos vivos murientes.
29 octubre 2013
El mono desnudo
Desmond
Morris
El
mono desnudo (1967)
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el carnívoro mata por matar
Para estos animales, el acto de matar se ha convertido
en una finalidad, en un acto de consumación. Cierto que raras veces matan
inútilmente, pero si estos carnívoros se encuentran cautivos y se les da carne
muerta para comer, su instinto cazador no queda satisfecho. Cada vez que un perro doméstico es sacado
de paseo por su amo, o se le arroja un palo para que lo coja, su necesidad
fundamental de cazar se ve más cumplida que si le damos cualquier cantidad de alimento
en conserva. Incluso el gato doméstico más bien cebado va en busca de la
presa nocturna y de la oportunidad de saltar sobre un pájaro desprevenido.
el mono infantil (neotenia)
Como la batalla tenía que ganarse más con inteligencia
que con bravura, la evolución tenía que dar un paso decisivo para aumentar en
gran manera el poder del cerebro. Y ocurrió algo bastante raro: el mono cazador
se convirtió en un mono infantil. (…) es un proceso (llamado neotenia) por el
cual ciertos rasgos juveniles o infantiles se conservan y prolongan en la vida
adulta. (…) en nuestra especie, el cerebro tiene, al nacer, sólo el 23 por
ciento de su tamaño adulto y definitivo (…). Para un animal vertical, como el mono cazador, tenía gran
importancia mantener el ángulo fetal de
la cabeza, quedando ésta en ángulo recto con el cuerpo, de modo que, a
pesar del nuevo sistema de locomoción, mirase hacia delante (…). La infancia
del mono desnudo se extendió, a este respecto, a su vida sexualmente adulta.
Sobraba tiempo para imitar y aprender las técnicas especiales inventadas por
anteriores generaciones.
por qué no tenemos vello
La caza era
tan importante para él, que no tuvo más remedio que pechar con ella, pero, al hacerlo,
tuvo que experimentar un considerable exceso
de calor. Sin duda se produjo una fuerte presión selectiva para reducir
esta sobrecarga de calor, y cualquier mejoramiento había de ser bien recibido,
aunque significase sacrificios en otras direcciones. La propia supervivencia
dependía de ello. Este fue, seguramente, el factor clave de la conversión del
velludo mono cazador en el mono desnudo (…).Con la pérdida de la pesada capa de
vello y con el aumento del número de glándulas sudoríparas en toda la
superficie del cuerpo, podía lograrse una refrigeración considerable.
primate por linaje y carnívoro por adopción
Y ahí tenemos a nuestro Mono Desnudo, vertical,
cazador, fabricante de armas, territorial, neoténico, cerebral, primate por
linaje y carnívoro por adopción, dispuesto a conquistar el mundo. Pero es un
producto novísimo y experimental, y, con frecuencia, los modelos nuevos
presentan imperfecciones. Sus principales agobios derivarán del hecho de que
sus progresos culturales rebasarán a todos los progresos genéticos.
cazador, cerebral, infantil, cooperador y monógamo imperfecto
Salta a la vista que el mono desnudo es el primate
actual de sexo más activo. Para observar la razón de esto tenemos que observar
de nuevo sus orígenes. ¿Qué ocurrió? Primero: tenía que cazar, si quería sobrevivir. Segundo: tenía que
mejorar su cerebro, para compensar su debilidad física de cazador. Tercero: tenía que tener una
infancia más prolongada, para desarrollar y educar su cerebro. Cuarto: las
hembras tenían que quedarse a cuidar de los pequeños, mientras los machos salían
de caza. Quinto: los machos tenían que colaborar entre sí en los trabajos de la
caza. Sexto: tenía que erguirse y emplear armas, para que la caza fuese fructífera.
No quiero decir con esto que los cambios se produjeron en este mismo orden; por
el contrario, parece indudable que se realizaron gradual y simultáneamente,
ayudando cada modificación a todas las demás. Me he limitado a enumerar los
seis cambios mayores y fundamentales que tuvieron lugar en la evolución del
mono. Pero creo que, en estos cambios, están todos los ingredientes necesarios
para explicar nuestra presente
complejidad sexual. Para
empezar, los machos tenían que estar
seguros de que sus hembras les serían fieles cuando las dejaran solas para ir
de caza. Por consiguiente, las hembras tenían que desarrollar una tendencia a la formación de parejas.
por qué nos enamoramos
El mono desnudo tenía que crear la facultad de
enamorarse, de unirse sexualmente con un solo compañero, a fin de lograr el lazo
entre los dos. De cualquier modo que se plantee el asunto, siempre volvemos a
lo mismo. ¿Cómo se las ingenió para lograr esto? ¿Qué factores le ayudaron en
esta tarea? Como primate, debía de tener ya una tendencia a formar breves
enparejamientos de unas horas, o incluso de unos días, de duración; pero esto
tenía que ser intensificado y ampliado. Una
de las circunstancias que debieron de ayudarle fue su propia prolongada
infancia. Durante los largos años de su crecimiento, debió de tener ocasión
de crear una profunda relación personal
con sus padres, una relación mucho más fuerte y duradera que cuanto podía
experimentar un joven mono. La pérdida
de este lazo familiar, al llegar a la madurez y a la independencia, tenía que
producir «un vacío afectivo», un hueco que había de llenar. Por consiguiente,
se hallaría bien dispuesto para la creación de un nuevo e igualmente poderoso vínculo
que sustituyese al antiguo.
la promiscuidad no es vicio
La gran abundancia de copulación en nuestra especie se
debe, evidentemente, no a la producción
de retoños, sino al reforzamiento del lazo entre la pareja, gracias a los
mutuos goces de los compañeros sexuales. Entonces, la reiterada consecución de
la consumación sexual, no es, para la pareja, un fruto refinado y decadente de
la civilización moderna, sino una sana tendencia de nuestra especie, con base
biológica y profundamente arraigada.
los pechos ¿autoimitación de las nalgas?
Si la hembra de nuestra especie tenía que atraer eficazmente la atención del macho sobre su
parte frontal, la evolución tenía que hacer algo para que la región frontal
resultara más estimulante (…). Los senos protuberantes y hemisféricos de la
hembra son, seguramente, copia de las carnosas nalgas, y los vivos y definidos
labios rojos de la boca deben de ser una réplica de los de la vulva.
función del taparrabos
Si la sexualidad tenía que agudizarse para mantener
unida a la pareja, debieron de tomarse
medidas para apaciguarla cuando sus miembros estaban separados, a fin de
evitar el estímulo excesivo de terceros (…). El ejemplo más palpable es la
famosa proverbial hoja de la parra. Dada su posición vertical, es imposible que
un mono desnudo se acerque a otro miembro de su especie sin realizar una exhibición
genital (…). De ahí se infiere que la cobertura de la región genital con alguna
sencilla prenda debió de ser un perfeccionamiento cultural muy primitivo. Sin
duda, partiendo de aquella circunstancia, el empleo de vestidos como protección
contra el frío tomó incremento al desparramarse la especie por climas menos
benignos; pero, probablemente, esta fase fue muy posterior.
no tocar a extraños
Hay que reprimir el contacto físico con extraños en
nuestras atareadas y populosas comunidades. Cualquier roce accidental con el
cuerpo de un desconocido va inmediatamente seguido
de una disculpa, cuya elocuencia suele ser proporcional al grado de sexualidad
de la parte del cuerpo tocada. La película acelerada de una multitud
discurriendo por una calle, o cruzándose en el interior de un gran edificio,
revela claramente la increíble complejidad
de estas continuas maniobras de «evitación de contactos corporales». Esta
restricción de los contactos con desconocidos sólo se interrumpe normalmente en
condiciones de gran aglomeración o en circunstancias especiales derivadas de la
categoría de ciertos individuos (por ejemplo, los peluqueros, los sastres y los médicos) que están socialmente «autorizados para tocar».
El contacto con parientes y amigos íntimos está más permitido. Sus papeles
sociales han quedado claramente definidos como no sexuales, y existe menor
peligro. Pero, incluso así, las cortesías de salutación se han estilizado sobremanera.
El apretón de mano se ha convertido en norma rígidamente establecida. El beso de salutación ha tomado su propia
forma ritual (besos recíprocos en la mejilla), que nada tiene que ver con el beso sexual en la boca. Las
posiciones del cuerpo se han «desexualizado» de varias maneras. Se evita, sobre
todo, la postura sexualmente incitante de la mujer con las piernas separadas.
Cuando ésta se sienta, mantiene las piernas juntas, o cruzada una encima de la
otra.
el desodorante, artefacto antisexual
Se practica intensamente la desodoración del cuerpo.
Este se lava y se baña con mucha mayor frecuencia de la requerida por los
simples cuidados médicos o higiénicos. La sociedad suprime los olores del
cuerpo y los desodorantes químicos comerciales se venden en grandes cantidades.
La mayoría de estos controles se mantienen con el sencillo e incontrovertibles subterfugio de referirse al fenómeno que restringen como «inelegante», «inconveniente» o «tosco».
En cambio, raras veces se menciona o se
tiene siquiera en cuenta la verdadera naturaleza antisexual de las restricciones
(…). la principal finalidad es siempre la misma: evitar la excitación
sexual de los desconocidos y suprimir la interacción sexual fuera de la pareja.
Para ayudar a la consecución de este fin, cosa reconocida como muy difícil incluso
por los grupos más puritanos, se emplean
diversas técnicas se sublimación. Por ejemplo, los deportes escolares y
otras actividades físicas vigorosas son a veces fomentadas con la vana
esperanza de que apaciguarán las exigencias sexuales.
la contradicción del sujetador y el maquillaje
La hembra se
cubre los senos, y seguidamente acentúa su forma con un sostén. Este artificioso
estimulante sexual puede ser almohadillado o hinchable, de forma que no
solamente rehaga la forma oculta, sino que también la realce y la aumente,
imitando de esta suerte la hinchazón de los senos que se produce durante la
excitación sexual (…). Los añadidos sexuales se aplican también a otras partes
del cuerpo (…). El generalizado empleo del lápiz de labios, el colorete y el
perfume, para aumentar el estímulo de los labios, del rubor y del olor del
cuerpo, respectivamente, presenta mayores contradicciones. La hembra que mediante el lavado suprime sistemáticamente su propio
olor biológico, lo reemplaza a continuación con perfumes comerciales sexy,
que, en realidad, no son más que formas
diluidas de los productos de las glándulas olorosas de otras especies de
mamíferos totalmente diferentes.
la seducción, una estrategia anticonflictiva
Al hacerse atractivos a los miembros del sexo
contrario, los individuos pueden reducir
eficazmente los antagonismos con otros miembros del grupo social. Desde
luego, tratándose de una especie en que los individuos están atados por
parejas, esta estrategia tiene sus
peligros. El estímulo no debe ir demasiado lejos. Aceptando las básicas restricciones
sexuales impuestas por la civilización, es
posible dar claras señales de que «no estoy disponible para la cópula» y,
al propio tiempo, dar otras señales que digan: «no obstante, soy muy sexual». Estas últimas cumplirán su misión
de reducir el antagonismo, mientras que las primeras evitarán que las cosas
salgan de su cauce. De esta manera, uno sabe nadar y guardar la ropa.
por qué somos infieles
El sistema estuvo obviamente encaminado a funcionar en
una situación donde la hembra producía una copiosa familia infantil y el macho
estaba siempre cazando con otros machos. Aunque esto ha persistido en lo
esencial, dos circunstancias han cambiado. [1]
Existe una tendencia a limitar
artificialmente el número de retoños.
Esto significa que la hembra
emparejada no dará un pleno rendimiento familiar y será más abordable, sexualmente, durante la ausencia de su compañero. [y 2] Y existe también, en muchas mujeres, una propensión a sumarse al
grupo de cazadores. Naturalmente, la caza ha sido actualmente sustituida por «el trabajo», y los
machos que marchan hoy día a trabajar están expuestos a encontrarse en grupos
heterosexuales, en vez de las antiguas partidas cinegéticas. Esto significa que
el lazo entre la pareja tiene que aguantar tirones por ambas partes. Y, con
excesiva frecuencia, acaba por romperse.
acunados junto al corazón
Cuidadosos estudios americanos han revelado la
circunstancia de que el 80 por ciento de las madres acunan a sus hijos en el lado
izquierdo y los sostienen contra el mismo lado de su cuerpo (…). La otra única
clave se infiere del hecho de que el corazón está en el lado izquierdo del cuerpo
de la madre. ¿No podría ser que el sonido
del latido del corazón fuese fdel factor vital? (…) se pensó que quizá,
durante su existencia en el claustro
materno, el embrión en desarrollo experimentaba una fijación («impresión»)
en el ruido del latido del corazón. Si esto es así, el hecho de descubrir el
ruido familiar después del nacimiento podría producir un efecto calmante en el niño, especialmente al verse lanzado al mundo
exterior, extraño y temible (…) Es curioso observar que, a raíz de un estudio
efectuado a este respecto sobre 466 cuadros
de la Virgen con el Niño (cuadros correspondientes a un período de varios
siglos) se comprobó que, en 373 de ellos, el Niño está colocado sobre el seno
izquierdo (…). La próxima vez que vean ustedes a un conferenciante, o a un
orador después de un banquete, oscilando rítmicamente a un lado y otro,
comprueben si sus oscilaciones se producen al mismo ritmo que los latidos del
corazón. Su inquietud al tener que enfrentarse con un auditorio, le impulsa a
realizar los movimientos más tranquilizadores que le permiten las limitadas circunstancias;
y por esto se refugia en el conocido y antiguo latido del claustro materno. Dondequiera que vean inseguridad, hallarán,
posiblemente, el ritmo tranquilizador del corazón, envuelto en cualquier
disfraz. No es casualidad que la mayor parte de la música y de las danzas populares
tengan un ritmo sincopado.
el origen de la risa
Si la madre hace algo que le asusta, le da ella misma
dos clases de señales opuestas. Una de ellas dice: «Soy tu madre, tu protectora personal; no tienes nada que temer.» Y la
otra: «Mira, aquí hay algo que da miedo.» (…). Resultado de esto es que el niño
da una respuesta que es, en parte, reacción de llanto, y, en parte, murmullo de
reconocimiento de la madre. Esta mágica combinación produce la risa. (O
mejor dicho, la produjo en los lejanos
tiempos de la evolución. Posteriormente, se fijó y se desarrolló plenamente,
como respuesta, distinta y separada por derecho propio.) Así, pues, la risa dice: «Reconozco que el peligro
no es real», y transmite este
mensaje a la madre. Entonces, la madre puede jugar vigorosamente con el niño,
sin hacerle llorar. En los niños, las primeras causas de la risa con los
juegos infantiles de los padres: palmoteos, saltos rítmicos sobre las rodillas
y elevaciones en el aire. Más tarde, las cosquillas desempeñan un papel principal;
pero no antes del sexto mes. Todos estos estímulos son violentos, pero
realizados por el protector «seguro» (…) El mono desnudo, incluso en su edad
adulta, es un mono juguetón. Esto es
consecuencia de su naturaleza curiosa. Está llevando constantemente las cosas a su límite, tratando de sorprenderse
a sí mismo, de impresionarse a sí mismo sin hacerse daño, y cuando lo consigue
demuestra su alivio con el estruendo de sus contagiosas carcajadas.
los “animales” no son los críos; son los adultos
Cuando los niños crecen, sus tendencias exploradoras
alcanzan a veces proporciones alarmantes, y entonces podemos oír hablar a los
adultos de «un grupo de chicos que se comportan como animales salvajes». Pero
lo que ahora nos interesa es el reverso de la medalla. Si los adultos se
tomaran el trabajo de estudiar la manera en que realmente se comportan los
animales salvajes adultos, descubrirían que los animales son ellos. Ellos son los que tratan de limitar la
exploración y los que están derrochando la comodidad del conservadurismo subhumano.
Afortunadamente para la especie, hay siempre bastantes adultos que conservan su
inventiva y su curiosidad juveniles y que hacen que las poblaciones puedan
crecer y progresar.
por qué comemos caliente Ver post
por qué los perros mean en las ciudades
Para
muchas especies de mamíferos, la defecación y la micción llegaron a ser, por el
olor, importantes sistemas de señales territoriales. Su ejemplo más común es la
manera como los perros domésticos, en su territorio, levantan la pata junto a
los postes, actividad que seincrementa en los encuentros amenazadores entre
perros rivales. (Las calles de nuestras ciudades son excesivamente estimulantes
para esta actividad, porque constituyen
territorios comunes a muchos rivales,
y cada perro se ve obligado a cargar de olores la zona para competir con los
demás.)
la verdadera ‘ley de la jungla’ es de
no-agresión
Si
una especie quiere sobrevivir, no puede permitirse el lujo de andar por ahí
dando muerte a los de su propia clase. La
agresión dentro de la especie tiene que ser impedida y controlada, y cuanto
más poderosas sean las armas mortíferas de una especie particular, mayores habrán
de ser los impedimentos para emplearlas en disputas entre rivales. Esta es la
verdadera «ley de la jungla», cuando se trata de dirimir discordias territoriales
o jerárquicas. Las especies que se rebelaron contra esa ley se extinguieron.
cara blanca / cara roja
Lo
que más hemos de observar aquí es el color blanco: equivale a actividad (…).
Por el contrario, el enrojecimiento es menos alarmante: es producto de los
frenéticos intentos compensadores del sistema parasimpático, e indica que el
sistema de la «puesta en marcha» empieza a ser socavado. Es menos probable que os ataque el rival iracundo y de rostro congestionado
que el de cara pálida y labios apretados. El conflicto del de cara
encendida es tan intenso que se encuentra entorpecido e inhibido; en cambio, el
de rostro pálido está presto para entrar en acción. No hay que jugar con ninguno
de los dos, pero es mucho más probable que el de cara pálida pase al ataque, a
menos que sea inmediatamente apaciguado o amenazado con una fuerza todavía
mayor.
la intimidación de la mirada fija
La
mirada directa es típica de la agresión
más descarada. Forma parte de la expresión facial más osada, y acompaña a las
actitudes más beligerantes. (Por esto es tan difícil de realizar el juego
infantil del «mírame a los ojos sin pestañear», y, por lo mismo, es tan
censurada la mirada fija y simplemente curiosa del niño: «Es de mala educación
mirar así.»). En ocasiones menos formales, la respuesta antimirada fija consiste
en sencillos movimientos de desviación de la mirada o en expresiones de «ojos
distraídos». Sólo el individuo realmente
agresivo es capaz de mirar a los ojos indefinidamente. (…) El
conferenciante profesional necesita bastante tiempo para acostumbrarse a mirar
directamente a sus oyentes (…). Debido
a su poderoso efecto intimidatorio, muchas
especies se han provisto de ojos simulados, como mecanismos de defensa.
Muchas mariposas ostentan en las alas unas sorprendentes manchas que parecen
ojos. Estas permanecen ocultas hasta que los insectos son atacados por ciertos
animales voraces.
consejos si nos para la policía: mejor
conductas apaciguadoras que territoriales
Si
existe una fuerte tendencia biológica a
dejarse apaciguar, por actitudes de sumisión, esta predisposición puede ser aprovechada si empleamos las señales
adecuadas. La mayoría de los conductores
de automóvil, al ser detenidos por alguna leve infracción de las normas del
tráfico, reaccionan inmediatamente proclamando su inocencia o dando alguna
justificación de su comportamiento. Al obrar así, defienden su territorio (móvil) y se constituyen en rivales territoriales
del guardia. Es el peor procedimiento, pues obliga al agente a pasar al
contraataque. Por el contrario, si se adopta una actitud de abyecta sumisión,
será muy difícil que el agente de Policía deje de experimentar una sensación de
apaciguamiento. La total confesión de la culpa, fundada en una mera
estupidez e inferioridad, coloca al
agente en una posición inmediata de dominio, desde la cual le resulta difícil
atacar. (…) Por encima de todo, es esencial apearse rápidamente del coche y
salir al encuentro del agente. Hay que impedir que éste venga en la dirección
del infractor, pues si lo hace se habrá desviado de su ruta y se sentirá
amenazado.
por qué somos el único animal que mata
en masa
No
se llega a las últimas fases de destrucción de la vida porque el enemigo huye o
se rinde. En ambos casos, se pone fin al choque agresivo: la disputa ha quedado
dirimida. Pero desde el momento en que el
ataque se realiza desde tal distancia que los vencedores no pueden percibir las
señales de apaciguamiento de los vencidos, la agresión violenta prosigue y
lo arrasa todo. Esta sólo puede detenerse ante la sumisión abyecta, o ante la
fuga en desbandada del enemigo. Ninguna de ambas cosas puede ser observada a la
distancia de la agresión moderna, y su resultado es la matanza en masa, a escala
inaudita entre las demás especies.
el origen de la guerra es la cooperación
en la caza
La
lealtad en la caza se convirtió en lealtad en la lucha, y así nació la guerra. Por curiosa ironía, la evolución del
impulso, profundamente arraigado, de ayudar a nuestros compañeros fue la causa
principal de todos los grandes horrores de la guerra. El ha sido el que nos
ha empujado y nos ha dado nuestras letales cuadrillas, chusmas, hordas y
ejército. Sin él, éstos carecerían de cohesión, y la agresión volvería a ser
«personalizada». (…) El animal quiere la derrota del enemigo, no su muerte; la finalidad
de la agresión es el dominio, no la destrucción (…). Lo que ocurre es que,
debido a la cruel combinación del ataque
a distancia con el cooperativismo del grupo, el primitivo objetivo se ha borrado
a los ojos de los individuos involucrados en la lucha. Estos atacan, ahora, más
para apoyar a sus camaradas que para dominar a sus enemigos.
los amigotes, un hecho biológico
Para
descansar, el seudocazador frecuente «clubs» sólo para hombres, en los cuales
está prohibida la entrada a las hembras. Los jóvenes varones tienden a formar pandillas
masculinas, a menudo de naturaleza «rapaz». (…). Dependen principalmente del
lazo entre machos del antiguo grupo cooperativo cazador. (…) Es algo tan fundamental como la atadura
macho-hembra del mono desnudo, y, ciertamente, evolucionó paralelamente a
ésta.
olemos más que gustamos
Aunque
parezca sorprendente, sólo reaccionamos a cuatro gustos fundamentales. Estos
son: agrio, salado, amargo y dulce. (…) Los
más sutiles y variados «sabores» que tan agudamente apreciamos no son, en
realidad, gustados, sino olidos. El olor de la comida penetra en la cavidad
nasal, donde se halla localizada la membrana olfativa. Cuando decimos que
determinado plato «sabe» a gloria, en realidad queremos decir que sabe y huele
deliciosamente. (…) A pesar de nuestra fuerte tendencia carnívora, nuestro linaje
simiesco se manifiesta en la predilección por sustancias particularmente
azucaradas. Este gusto nos place más que los otros. Tenemos «dulcerías», pero no «tiendas de agrios».
los vegetarianos llegan tarde a la
historia
Podría
sostenerse que, si nuestros antepasados primates tuvieron que apañarse sin un elemento
importante de carne en sus dietas, nosotros podríamos hacer lo mismo. Si nos convertimos en comedores de carne,
fue sólo debido a las circunstancias del medio, y, ahora que tenemos el
medio bajo control y disponemos de productos agrícolas cuidadosamente
cultivados, nada nos costaría volver a nuestros antiguos hábitos primates de
alimentación. (…) El impulso de comer
carne parece haber arraigado en nosotros en forma excesiva. Ante la
oportunidad de devorar carne, nos mostramos reacios a prescindir de ella. A
este respecto, es muy significativo que cuando los vegetarianos explican las
razones que les movieron a escoger esta dieta, raras veces dicen que lo han
hecho simplemente porque les gusta más que cualquier otra. Por el contrario,
urden una complicada justificación, en la que involucran toda clase de
inexactitudes médicas y de inconsecuencias filosóficas.
instinto de cuidadores y cuidados
Hay
muchos ejemplos de dolencias corrientes
y que podríamos llamar de «invitación al
aseo», como son la tos, los resfriados, la gripe, el dolor de espalda, la
jaqueca, algunos trastornos gástricos, el dolor de garganta, el estado bilioso,
las anginas y la laringitis. El estado del paciente no es grave, pero sí lo
bastante enfermizo para justificar unos mayores cuidados por parte de sus compañeros
de sociedad. (…) El paciente provoca una
reacción de simpatía amistosa y de atención, y, en general, esto basta para
curar la enfermedad. (…) La exacta naturaleza de los medicamentos tiene poca
importancia entre las prácticas de la medicina
moderna y las de los antiguos hechiceros. (…) Todos somos, hasta cierto punto, cuidadores frustrados, además de
pacientes, y la satisfacción que se puede obtener de cuidar al enfermo es tan fundamental
como la causa de la enfermedad.
cinco categorías de animales según su
relación con el ser humano
Estas
cinco categorías de relaciones interespecíficas –víctimas [presas: como las
gallinas], simbióticos [aliados: como el perro o el casballo], competidores, parásitos
y rapaces-. [Más tres categorías propias de lo humano: científica, estética y
simbólica].
origen del perro doméstico: alianza de
cazadores
El
más antiguo animal simbiótico de nuestra historia es, indudablemente, el perro.
No podemos saber exactamente cuándo empezaron nuestros antepasados a domesticar
a este valioso animal, pero parece que hace, al menos, unos diez mil años. La
historia es fascinante. Los salvajes y lobunos antecesores del perro doméstico
debieron de ser serios competidores de nuestros antepasados cazadores. Ambos se dedicaban a la caza mayor en grupo
y, en principio, debieron de tenerse muy poca simpatía. Pero los perros
salvajes, poseían ciertos refinamientos de los que carecían nuestros cazadores
(…). Si podían aprovecharse estos atributos, a cambio de una participación en
la matanza, podía hacerse un buen negocio. Esto fue lo que ocurrió -no sabemos exactamente
cómo- y se forjó un lazo interespecífico.
antropomorfización del perro
El
perro, que logra su alta clasificación antropomórfica gracias a su
comportamiento social, siempre nos ha desilusionado
por su posición. Esta es inflexiblemente horizontal. Resistiéndonos a
aceptar la derrota en este punto, pusimos a contribución nuestro ingenio y pronto resolvimos el problema: enseñamos al
perro a erguirse para pedir. En nuestro afán de antropomorfizar a la pobre criatura,
fuimos aún más lejos: como nosotros no tenemos rabo, le cortamos el suyo. Y,
como tenemos la cara plana, empleamos la cría selectiva para reducir la
estructura ósea en la región del morro.
la malignidad de la serpiente, la
ambivalencia del león
Por
curiosa ironía, el animal que ha matado
más monos desnudos (a excepción de los parásitos) no puede devorar sus
nutritivos cadáveres. Este enemigo mortal es la serpiente venenosa, que,
como veremos, se ha convertido en las más odiada de todas las formas de vida
animal. Parece más probable que nos hallemos
ante una aversión innata en nuestra
especie contra las formas reptantes. Esto explicaría, no sólo la precocidad
de la reacción, sino también el alto grado ésta (…). La ambivalencia de la
reacción ante esta especie [el león]
se debe a la combinación, exclusiva de este animal, entre sus atractivos rasgos antropomórficos y su violento comportamiento
rapaz.
el simbolismo púber de la araña
La
única clave que tenemos es la reiteración con que las hembras se refieren a las
arañas como cosas feas y peludas. Sabido es que, con la pubertad, empiezan a poblarse de vello algunas zonas del cuerpo,
tanto en los chicos como en las muchachas. A los ojos infantiles, el vello
del cuerpo debe aparecer como una característica esencialmente masculina. Por
consiguiente, el crecimiento de vello en
el cuerpo de la niña debe de adquirir, para ésta, un significado mucho más
turbador (inconsciente) que en el caso del muchacho. Las largas patas de la
araña son más parecidas a pelos y más ostensibles que las de los otros
animalitos, como las moscas, y pueden constituir un símbolo ideal a este
respecto
los humanos, ‘nuevos ricos’ frente a
nuestros orígenes animales
Desgraciadamente,
y debido a nuestro poderío y a nuestros éxitos en comparación con otros
animales, la contemplación de nuestro
humilde origen nos parece bastante desagradable; no espero, pues, que me den
las gracias por lo que he hecho. Nuestra ascensión a la cima parece una
historia de enriquecimiento rápido, y como todos los nuevos ricos, nos
mostramos muy remilgados en lo tocante a nuestro pasado.
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Desmond
Morris
El
mono desnudo (1967)
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antropología,
Desmond Morris
26 octubre 2013
La ondulante historia del Parc Güell
Joan Pau Inarejos
Curioso rodeo el que ha vivido el Parc
Güell. Caprichoso y zigzagueante como su célebre banco cerámico. Lo que se proyectó como jardín privado de la burguesía y después
fue parque público, ahora vuelve a cerrar puertas. Esta vez para protegerse de las hordas del
turismo.
Para su mayor obra urbana, Gaudí se inspiró en
los recintos ingleses (de ahí ese Park
Güell, con k, que puede leerse en los
paneles), y más concretamente en las ciudades-jardín en cuyo interior se integran arquitectura y naturaleza. El dinero corría a cargo de Eusebi Güell, el insigne mecenas barcelonés de largas barbas.
Los avatares de principios del siglo XX
quisieron que el proyecto quedase inacabado, lo cual parece santo y seña de las
obras maestras gaudinianas. Pensemos en la Sagrada Família, pero también en la
Pedrera, donde se quería erigir una enorme figura de la Virgen sobre los
curvilíneos faldones de piedra. El clima de la Setmana Tràgica fue providencial
para abortar un posible pastiche, una curiosa mezcla de pasado y futuro que se da en algunos genios. Gaudí anticipó la escultura abstracta –ahí están las chimeneas
del Passeig de Gràcia o el mismo banco del Parc Güell- y sin embargo reculaba varios siglos cuando se ponía a
esculpir esculturas propiamente dichas. Véanse los santos y pastores de
hechuras tradicionalistas que flotan entre el mar nevado y vegetal de la
fachada del Nacimiento, en la Sagrada Família.
En el caso del Parc Güell, fue la Primera Guerra Mundial la
que dejó en tierra de nadie el proyecto de ciudad-jardín, de modo que la
familia cedió el terreno al Ayuntamiento y éste le dio una segunda vida
como parque público. Desde entonces, Barcelona se ha hecho suya esta Arcadia colorista de efluvios griegos y mistéricos.
En efecto, el muy cristiano Gaudí dejó aquí su obra más pagana, fantasiosa y polisémica. La columnata dórica aparece como una insólita evocación del oráculo de Delfos, y los símbolos solares de Apolo prosiguen en esos medallones flamígeros de la sala hipóstila (de hypo y stylos, "bajo las columnas"). Incluso hay quien ha interpretado el célebre anfibio de la escalinata como la serpiente Pitón, guardiana del santuario y vencida por el dios, igual que Gaudí plasmó el dragón vigilante del jardín de las Hespérides en la finca Güell del barrio de Pedralbes. Otros creen reconocer la salamandra, la criatura del fuego predilecta de los alquimistas, mientras las formas de setas de los pabellones de la entrada incluso han emparentado al arquitecto con el mundo alucinógeno...
Durante décadas hemos paseado por este museo esotérico al aire libre, hasta que los bárbaros han llegado a las puertas de la polis, o eso dicen. Tras la masificación y el éxito febril de la marca Gaudí, las autoridades municipales han dictaminado que la fiesta se ha acabado, y ahora habrá que pagar por ver la salamandra igual que pagamos por ver el cruce de dedos entre Dios y Adán en la Capilla Sixtina.
Sin embargo, a Michelangelo y Gaudí les separan algo más que 860 kilómetros. El Parc Güell tiene la rebelde peculiaridad de ser a la vez patrimonio mundial y parque público, y aquí entran las incómodas contradicciones. Se podría haber establecido un pago general, y sin embargo se han creado unas exenciones que hacen peor el remedio que la enfermedad: sólo entrarán gratis los vecinos de los barrios adyacentes, que hasta ahora no habían podido disfrutar de su parque. Flagrante perversión del concepto de lo público, convertido en algo geográfico y patrimonalista. La Aristocracia del barrio de Serrat tiene ahora un nuevo e inquietante significado: "es nuestro, por lo tanto no es de todos". Ahora ya no sabemos si es un parque público, privado, concertado o copagado, y la confusión se ha apoderado de propios y extraños. Un ejemplo: el ser patrimonio de la Humanidad ha sido invocado tanto por los defensores de las puertas abiertas como por los partidarios de establecer tarifas.
Hoy la discusión se ha terminado bajo el peso de las máquinas expendedoras y, junto a las meritorias concentraciones, apenas algunos actos vandálicos han rubricado su protesta. Pintadas impotentes y roturas de cristales que rinden su militante homenaje al trencadís.
25 octubre 2013
Menstruació
Joan Pau Inarejos
Per què les
compreses dels anuncis es mullen amb un líquid de color blau? L’amic Josep
Maria Baster suggereix una resposta: és una al·lusió a la sang reial. Lluny
d’ocultar o suavitzar la realitat menstrual, aquesta apareixeria embolcallada
amb el discret encant de l’aristocràcia. Una mena de feminisme encobert.
És cert que el
fenomen afecta diferents sectors de població: els fluids urinaris dels nadons i les
persones grans també són objecte d’aquesta pigmentació. Però el falsejament de
la regla és el que més enrabia. Toca fibres sensibles. Converteix el fet ginecològic en un assumpte químic, de laboratori. La matriactivista (sic)
Jesusa Ricoy es pregunta si podem parlar de dones alliberades mentre hi hagi
aquesta pertinaç praxi publicitària. Aquesta flagrant censura del vermell.
En els baixos
fons del masclisme encara circula la malfiança sobre la criatura que sagna cada
mes sense morir –rialleta tavernària- i a la vegada, aquesta roja tenacitat del periòdu,
com en deien les àvies, continua sent un dels principals càrrecs que presenta
el col·lectiu femení contra l’ordenament biològic del cosmos. A nosaltres ens
toca el pitjor. Menstruar, parir. I tanmateix tots sou fills del tabú de la sang.
Reivindicar la
menstruació és un assumpte summament relliscós, i quan la publicitat ho ha
intentat, ha tingut un ressò de befa. Dos exemples: “M’agrada ser dona” (visca
el reduccionisme fisiològic!) o “Sóc la teva menstruació”, una antipàtica
visitant que reforça encara més la sensació de malson periòdic. I a sobre,
vinguda de fora com un àlien.
Al final, els
anuncis d’higiene íntima sempre acaben desguassant amb aquest líquid de color
blau o amb altres formes més o menys asèptiques, més o menys juvenils, de no dir
les coses pel seu nom. La revolució només pot venir d'un gest sobtat i radical. Una empastifada sanguinolenta de la pantalla.
23 octubre 2013
De tricentenarios, quintos centenarios y acontecimientos varios
El Born Centre Cultural de Barcelona, octubre 2013 |
Joan Pau Inarejos
La historia ha querido inscribir dos fechas incómodas para
las fiestas nacionales de Catalunya y España. Como es sabido, el Onze de
Setembre conmemora fundamentalmente una derrota, por mucha épica resistencial
que se le quiera insuflar, y en cuanto al Doce de Octubre, en el mejor de los
casos evoca un imperialismo caduco. Se glosa el bello ideal de la hispanidad compartida, pero al otro lado del oceáno no se olvida el genocidio. Se vindica el descubrimiento de América, pero ni siquiera Colón era español (en todo caso no era catalán, como se empeñó en recalcar un manifestante muy enfadado del último 12-O).
Treinta y un días separan estas dos impotencias otoñales. En ninguna de las dos hay mucho territorio para el confeti, ni sobradas
razones para ponerse la mano en el pecho y cantar el himno con nuestros
orgullosos compatriotas. Sobre este particular observaba Sergi Pàmies que los
catalanes tenemos el privilegio de practicar una doble objeción de conciencia patriótica. Podemos quedarnos en casa dos veces, e ignorar el sardanismo
kilométrico con el mismo placer con el que ignoramos la cabra de la legión.
El 11-S y el 12-O no dejan de ser caricaturas perfectas
de ambos nacionalismos, almenos tal y como los retrata el rival. La Catalunya
victimista. La España supremacista. El complejo de superioridad moral y la
veneración por las ruinas frente al desparpajo militar borbónico. Los poetas de
ambos lados reclaman otras fechas. Unos suspiran por Sant Jordi, para expresar
mejor las raíces cívicas y culturales catalanas; otros quisieran el día de la
Constitución, para enaltecer la España blanca y suarista de la reconciliación.
En vano. Las fechas nacionales no sólo no se cuestionan sino que piden refuerzos.
Estos meses se ultiman los actos del llamado Tricentenari (1714/2014), y el Born ya
se ha puesto de largo para ejercer como templo de esta super-Diada propiciada por el calendario. Una efeméride que conectará la desfeta austracista con el
independentismo por un misterioso conducto subterráneo. Aún no entiendo esta necesidad
narrativa de legitimar procesos democráticos con la cerámica azulada del siglo
XVIII. Como tampoco entendía, de niño, que saliera en la tele un aventurero de imponente
mostacho -el gran Miguel de la Quadra-Salcedo-, celebrando el Quinto Centenario con la música de fondo de ‘La misión’ (1492/1992).
Luego sabríamos que la sublime partitura de
Ennio Morricone ilustraba más bien el “quinto centenario de la violación, de la
sodomía, de la castración”, tal como cantan los Tots
Sants, antes de proclamar aquella frase genial de “mi piel ocre no destiñe con Colón”. No sé qué
orgullo indígena debemos exhibir, pero algo tendremos que declarar los que, votemos
lo que votemos, asistimos al Tricentenari
con cara de indios atónitos, o de nativos de aquellos que ni frío ni calor.
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