15 junio 2012
'Otra tierra': ciencia ficción sentimental
per JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7
Será porque la Tierra está a punto del colapso (Nature dixit), pero el cine ya imagina clones de nuestro planeta
azul. Lo dice hermosamente la sinopsis de la película: un “gigantesco y
reflectante espejo gravitando sobre nosotros”, llamado provisionalmente Tierra
2, es el inopinado telón de fondo de esta fábula íntima sobre las segundas
oportunidades. Un híbrido de drama y ciencia ficción, donde una joven urbanita,
Rhoda Williams, intenta reparar una terrible tragedia que ha descompuesto su
vida, mientras el misterioso astro acompaña sus soledades.
Poco se puede contar sobre el desarrollo del argumento, que el director
Mike Cahill va hilvanando con una elegante y original capacidad de síntesis. La
silueta de Tierra 2, a la vera de la luna, nos deja fotogramas de una belleza rara y simbolista, nada frecuente en las autopistas del cine-espectáculo. Paisajes de bajo coste que se van trenzando con el drama personal de la joven, a la búsqueda de una catarsis que
deshaga su sentimiento de culpa. Quizá al realizador se le ha ido la mano con
la tila, con largas y a veces soporíferas escenas contemplativas, agravadas por actores más bien insípidos, pero nadie
podrá negar su audacia para fusionar dos géneros a priori tan alejados, y
hacerlo con un buen andamio de guion.
En efecto, nada es gratuito en esta fantasía astronómica, que, bajo su
aspecto de videoclip indie, convoca nada
menos que la teoría de las cuerdas –hay mundos paralelos- y el principio de
incertidumbre de la física cuántica -todo objeto se transforma con nuestra
observación-, de modo que ese presunto gemelo de la Tierra, ese gran espejo sobre
nosotros, dejará de ser una réplica para cobrar vida propia y convertirse en lo
más literalmente parecido al otro mundo
posible por el que claman las plazas revolucionarias.
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