31 diciembre 2011

DIOS COMPATIBLE CON DARWIN

Juan Luis Ruiz de la Peña
Teología de la creación (1988)


DIOS, CATALIZADOR DE LA EVOLUCIÓN
 “Dios opera desde dentro de la causalidad creada informándola, potenciándola, para hacer factible que ella misma traspase su límite; los seres se auto-trascienden”

Es evidente que la definición clásica de creación como producción de algo a partir de la nada (“productio rei ex nihilo sui et subjecti”) no puede aplicarse a la totalidad de lo real; tal definición convenía a una cosmovisión estática, en la que la pluralidad de las criaturas emerge acabada y conclusa en su ser respectivo desde el comienzo (…) pero no a la cosmovisión evolutiva actualmente vigente (…). Hoy sabemos (…) que casi todo procede de algo (…); puesto que hay una cosmogénesis, una biogénesis y una antropogénesis, todos los seres se prolongan hacia atrás, hunden sus raíces en formas de ser anteriores e inferiores, de las que proceden por evolución (…). Si, en efecto, se toma en serio el hecho de la evolución, que sustiture la cosmovisión estática de un universo fixista por la cosmovisión dinámica de un universo en proceso de autodesarrollo progresivo, tal hecho está implicando que se da en la historia del cosmos un permanente plus-devenir; los seres se autotrascienden, rebasan su umbral ontológico, van de menos a más. ¿Cómo es ello posible?

¿Cómo lo más puede salir de lo menos, siendo así que nadie da lo que no tiene? La respuesta no puede hallarse en la sola causalidad creada; tiene que estar en la causalidad divina; una causalidad no inferior en rango ontológico a la de la productio ex nihilo y que, por tanto, ha de ser llamada creación. Esa causalidad creativa es de orden trascendental; Dios opera desde dentro de la causalidad creada informándola, potenciándola, para hacer factible que ella misma traspase su límite. La acción divina no interrumpe la secuencia de las causas intramundanas, no se intercala en la cadena como un eslabón más; de hacerlo así, Dios se degradaría, pasando a ser él mismo una causa intramundana entre otras. La acción de Dios no es perceptible fenomenológicamente, no puede serlo (…). A tenor de lo que acaba de exponerse, es claro que las teorías de la evolución no excluyen la doctrina de la creación (…).

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN, EN PLANOS DISTINTOS
“El concepto ‘creación’ es explicativo y responde sobre el ser; las teorías evolutivas son descriptivas y responden sobre la apariencia; a nadie se le ocurriría declarar incompatibles el juicio estético de un lienzo con su análisis químico”

Lo que sí puede y debe sostenerse (…) es que las teorías de la evolución son teorías descriptivas, no explicativas; queno hacen inútil, sino que postulan, una reflexión sopbre el por qué del fenómeno evolutivo; que esta reflexión puede desembocar tanto en la explicación monista-materialista como en la explicación creacionista; que, en suma, el concepto ‘creación’ pertenece alámbito del discurso explicativo, meta-físico, y responde a la pregunta sobre el ser (¿por qué ‘es’ algo, y no la nada?), mientras que el concepto ‘evolución’ pertenece al ámbito del discurso descriptivo, físico, y responde a la pregunta sobre el aparecer (¿cuándo y cómo aparecen estas cosas y no otras?)(…). Brunner observa cómo a nadie en su sanojuicio se le ocurriría declarar incompatibles el análisis químico de un lienzo pintado y el juicio estético sobre lo pintado en el lienzo. Pues bien, como el juicio estéticono niega el análisis químico, asíla afirmación de fe no niega el valor de la descripción científica, ni ésta puede legítimamente negar el valor meta-físico de aquélla. “La creación constituye el trasfondo invisible de la evolución; la evolución aparece como el primer plano visible de la creación”.

EL MUNDO NO PUEDE FRACASAR
“La creación ex nihilo sigue vigente: nada preexiste a la acción creadora y es forzoso presumir que el mundo no puede fracasar, puesto que sería el fracaso del mismo Dios”

Tras esta relectura del concepto de creación en un universo evolutivo, no estará de más volver a la formulación clásica (“creatioex nihilo”) para comprobar que, lejos de haber quedado inservible, sigue conservando una significatividad (…): nos recuerda que no hay nada que preexista a la acción creadora, la motive o la funde, fuera de Dios; no hay nada que quede a extramuros de esa acción creadora (…). En este sentido, la expresión ‘creatio ex nihilo’ cumple ante todo una función negativa; sirve para drenar cualquier residuo de dualismo en la representación de los orígenes del cosmos (…). Es forzoso presumir, por consiguiente, que la historia de éste [el universo] no acabará en catástrofe; el muno creado por Dios ‘de la nada’, esto es, de su pura y simple voluntad, no puede fracasar, puesto que el suyo sería el fracaso del mismo Dios (…).

LA FE, AJENA A COSMOVISIONES
“Hoy somos sensibles a las funestas consecuencias que tuvo para la Iglesia su tenaz enfeudamiento en una cosmovisión fixista; ahora corremos el riesgo de involucrar fe y evolución; la fe ha de proclamar siempre su libertad frente a cualquier tipode visión del mundo”

Hay que resistirse a la tentación de comprometer este misterio de la fe con una determinada cosmovisión; la fe no puede estar ligada a esta o aquella imagen del mundo. Hoy somos muy sensibles a las funestas consecuencias que tuvo para la Iglesia su tenaz enfeudamiento en una cosmovisión fixista y su repulsa del evolucionismo (…). Precisamente por ello, ahora corremos el riesgo de involucrar ambas cosas (evolución-fe en la creación) de tal suerte que la primera se erija en marco definitivo e insuperable de la segunda. Pues bien, la fe debe conservar siempre su libertad frente a cualquier tipo de cosmología; la teología ha de proclamar siempre que el contenido de la palabra revelada desborda en cualquier caso toda teoría científica y, en general, toda formulación humana.

Juan Luis Ruiz de la Peña
Teología de la creación (1988)

No hay comentarios: