15 abril 2007

¿Tiemblas, cuerpo mío?

JOSÉ ANTONIO MARINA, ‘ANATOMÍA DEL MIEDO’, 2006

“…Pues más temblarás cuando sepas dónde te voy a meter”

La ansiedad, la angustia, el temor revelan nuestra vulnerabilidad. Hemos tenido que aprender a soportarlos y a convivir con ellos. Pero la rebelde naturaleza humana rechaza esta táctica apaciguadora. No le ha bastado al hombre con protegerse, con resignarse al miedo o con ejecutar, como los animales, las respuestas al temor prefijadas por la naturaleza: la huída, el ataque, la inmovilidad, la sumisión. Ha querido también sobreponerse al temor. Actuar como si no lo tuviera.

Todo el mundo conoce la anécdota del mariscal de Turenne, conocido por su valor. Antes de entrar en combate, sintiendo que temblaba de miedo, se dijo: “¿Tiemblas, cuerpo mío? Pues más temblarás cuando sepas dónde te voy a meter”. Valiente no es el que no siente miedo –ése es el impávido, el insensible- sino el que no le hace caso, el que es capaz de cabalgar sobre el tigre. “Courage is grace under pressure”, dijo Hemingway. Valor es mantener la gracia, la soltura, la ligereza, estando bajo presión (…).

¿Quién no desearía ser valiente? Todos experimentamos una nostalgia de la intrepidez. ¡Nos sentiríamos tan libres si no estuviéramos tan asustados! (…) ¿Qué es ser bueno?, se preguntaba el conmovedor Nietzsche, tan frágil, tan acosado, y respondía: ser valiente es ser bueno. Aunque nacemos todos miedosos, las culturas han elogiado siempre el coraje, y esta insistencia me hace sospechar que estamos avizorando algún elemento esencial de la naturaleza humana (…).

“¿Qué otra cosa va hacer el ciervo sino huir del leopardo? Pero el hombre no se encuentra cómodo en esas rutinas; quiere actuar a pesar del miedo”

El panorama es el siguiente. El ser humano siente miedo y responde psicológicamente al miedo con mecanismos muy próximos a los que usan los animales: huida, ataque, inmovilidad y sumisión. Biológicamente, el miedo no plantea ningún problema. ¿Qué otra cosa va hacer el ciervo sino huir del leopardo? ¿Qué otra cosa va hacer el escarabajo sino hacerse el muerto cuando lo toco? Son respuestas adaptativas eficaces para todos los animales.

Pero el hombre no se encuentra cómodo en esas rutinas tan contrastadas. ‘El ser humano quiere vivir por encima del miedo’. Sabe que no puede eliminarlo, sin caer en la locura o la insensibilidad, como ya decía Aristóteles, pero quiere actuar “a pesar” de él.

Aquí se revela nuestra naturaleza paradójica: no podemos vivir sin que nuestros sentimientos nos orienten, pero no queremos vivir a merced de nuestros sentimientos. Para resolver esta contradicción, la inteligencia ha inventado, además de las consultas psi, las formas morales de vida, aquellas que no surgen sin más de los sentimientos, sino de los sentimientos regulados por la inteligencia creadora, una de cuyas invenciones es la ética. La psicología a lo más que llega es a la salud. La ética habla del bien y de la nobleza.

“¿Quién habla de victorias? Sobreponerse es todo”. ¡Qué palabra tan misteriosa!”

La valentía se mueve, pues, en el campo de la inteligencia creadora, que aspira a superar nuestra naturaleza animal, a bailar sobre nuestros propios hombros, como decía Nietzsche. Lo nuestro no es “sobre-vivir” sino “super-vivir”. Esto no quiere decir por encima de nuestras posibilidades, lo que sería quimérico, sino por encima de nuestras realidades. Lo nuestro es aspirar a un proyecto de vida que, antes de existir en la realidad, sólo existe en nuestra mente. Ningún hombre –en estado natural- puede saltar más de dos metros de altura, ni volar, ni trepar la cima del Everest (…).

No estoy hablando de un orgullo estúpido, porque nuestras limitaciones son bastante evidentes. El frágil Rilke lo dijo: “¿Quién habla de victorias? Sobreponerse es todo”. ‘Uberstehn ist alles’. ¡Qué palabra tan misteriosa! ‘Sobreponerse’. Ponernos, como podamos, por encima de nosotros mismos. No se trata de ‘aguantar’ al enemigo, sino de ‘aguantarnos’. ¿De qué estamos hablando cuando decimos: Es que no me soporto? ¿Quién es el yo soportante y el yo soportado?

JOSÉ ANTONIO MARINA, ‘ANATOMÍA DEL MIEDO’, 2006

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