17 julio 2011

'Cars' (2006): la fórmula del número 1



LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 8
Lo consiguieron con juguetes ('Toy Story'), lo consiguieron con insectos ('Bichos'), lo consiguieron con peces ('Buscando a Nemo') y en 2006 llegó una prueba de fuego para los maestros de la Pixar: pergeñar una comedia de aventuras protagoniza por coches, con la misma calidez y vivacidad de sus predecesores, pero con pneumáticos en vez de pilas y chapas relucientes en vez de antenas o bronquios. Y vive Schumacher que superaron la prueba.

Cómo se consigue humanizar un automóvil, dotar de psicología a un Cinquecento  o sacarle la vena cómica a un pequeño montacargas es algo que sólo está al olímpico alcance de John Lasseter y compañía. A la chispeante historia de Rayo McQueen, un coche de carreras petulante que intenta llegar por todos los medios a la Copa Pistón de Los Angeles, no le falta ninguno de los ingredientes que han hecho irresistible la Fórmula Pixar: la maestría en la caricatura, los giros de guión, el humor tierno, el perfeccionismo técnico obsesionado con los acabados, el apabullante dominio de las escenas puramente visuales, el homenaje al clasicismo y al cartoon, el guiño al glorioso cine de aventuras de los años 80 y 90 (el de 'Indiana Jones' y 'Regreso al Futuro') y esa mirada entre cariñosa e irónica hacia los juguetes que se creen superhéroes, que es tanto como decir que 'Toy Story' fue el acto fundacional de un nuevo canon.

Si en 1995 sentíamos la habitación de Andy como si fuera la nuestra, en 'Cars' el pequeño microcosmos se traslada a un lugar tan insólito como un pueblo desértico y abandonado en un meandro de la mítica Ruta 66, que cruza los Estados Unidos, donde Rayo recala tras un accidente. Guionistas y animadores trazan con maestría las penalidades y solidaridades de esta abandonada comunidad, donde destacan Mater, una grúa oxidada y de carácter zumbado; también la bella Sally, un Porsche azul que ejerce como abnegada activista social (y cooperadora necesaria de la consabida love story), o el veterano Doc Hudson (voz original de Paul Newman), una vieja carroza que tiene su célebre pasado muy bien escondido.

Puede que no sea una de las mejores, pero sí una de las más arriesgadas y creativas películas de animación que han salido de la factoría del flexo, cuyos artistas han demostrado que se atreven con todo, rompen convenciones y facilidades allí donde se presentan, y hasta logran fascinar a los que, como un servidor de ustedes, la Fórmula 1, el mundo del motor y sus  atronadores aledaños se la trae lo que viene siendo flojísima.

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