24 febrero 2009

'Slumdog millionaire': Aladdin de autor


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 5

Lo peor. Lagarto, lagarto. El oscarizado Danny Boyle empieza con atisbos de denuncia social y termina vendiéndonos las batukas y los bailoteos de la India. ¿Que la película habla de esperanza? Habla más bien de los sueños a golpe de suerte, de los amores platónicos y de los malos malísimos que corrompen a los puros de corazón. O sea, puro Hollywood de happy end vestido con ropajes asiáticos.

El horizonte de Jamal no es la justicia, el conocimiento de sí mismo o la búsqueda de las raíces. No. Es, de algún modo, ser Aladino: concursar en el Quién quiere ser millonario y confiar en el poder redentor del dólar. Gracias a ello se hace un ídolo de su pueblo. Gracias a la lluvia de oro puede reencontrarse con su gran amor y salir de la inopia. ¿Esta es la película independiente y la nueva mirada a la India emergente? Que al menos no nos lleven engañados.

Por lo demás, este Aladdin de autor discurre con una textura totalmente falta de credibilidad: los jóvenes huyen, sobreviven y se reencuentran en las megalópolis indias sin la más mínima cimentación narrativa, por pura espontaneidad disneyana, y sin discernir en ningún momento el drama de los dibujos animados: ved a esos torturadores casi cómicos, que acaban despertando más simpatía que desprecio.

Lo mejor. Nos quedamos con lo que podría haber sido 'Slumdog Millionaire', apenas esbozado en su primera media hora: un fresco sucio y desenfadado sobre el cuarto mundo indio, anárquico y superpoblado, con una arrolladora puesta en escena. Luego la lámpara mágica lo echa todo a perder (no para Boyle, desde luego, que se ha llevado más de tres deseos en forma de estatuillas).


La mort i la primavera


Mercè Rodoreda

l'hivern
Tota la soca era una crosta de neu i de gel que un raig de sol mig mort feia de colors. I de les branques més altes penjaven branquetes de vidre, estrelles i fils de vidre, perquè la neu s'havia fet de vidre i brillava verda i blava i d'un color de rosa que feia morir els ulls de tant que els omplia. I no ens en vam anar fins que ens va semblar que érem arbres, perquè a les plantes dels peus hi sentíem créixer i néixer arrels de fred de gebre que ens anaven lligant on érem. Ens va costar de desclavar els peus i els teníem com morts. Abans de passar el pont vam mirar enrera i tot el bosc era un bosc de quietud. De tant en tant queia neu d'una branca com si la branca hagués respirat.

profanació de l'arbre
(...) i vaig agafar la destral i vaig començar a obrir de dalt a baix i de banda a banda l'arbre del meu pare. Era tou. Els arbres que costaven tant d'obrir quan tenien el mort a dintre semblaven de goma. I quan vaig tenir la creu oberta em va dir estira... i vaig estirar amb tota la meva força i ella va ajudar-me i tot va seguir endavant escorça i carn podrida i una mena d'aigua barrejada: la rosada negra del cos. A l'alçada dels ulls hi teníem el cor mig desfet lligat al pit per quatre venes i més amunt la boca plena de ciment de color de rosa; i una bola de ciment de dins de tot, tenia una clapa molla de ciment de color de rosa més fort. Els genolls pelats, amb l'os torçat, es doblegaven. I la cara allà dalt fruita madura, amb l'os pelat del front, semblava que rigués. Però els ulls no hi eren... el suc de l'arbre els havia cremat... Vaig arrencar a córrer. La vaig sentir que es quedava parada i tot d'una la vaig sentir riure... Vaig passar el riu i no vaig aturar-me fins que vaig arribar a casa... I quan hi vaig entrar ella ja estava enfilada damunt de la taula i amb un dit anava buidant bola de greix. Vaig somiar que el meu pare em cremava amb l'alè.

baixen coses lluents
Una altra nit havia vist les abelles que feien una corona damunt del cap dels cavalls, i els cavalls vivien amb una corona d'abelles, i després les abelles havien fet una corona damunt del cap dels vells, i quan els vells mataven els cavalls, cavalls i vells anaven amb una corona d'abelles. I una altra nit havia vist una pila d'ulls de cavall i venien els endolats i els agafaven amb el bec i se'ls enduien volant molt alt i quan ja no podien anar més enlaire deixaven anar els ulls de cavall damunt del riu i l'aigua se'ls enduia i passaven pels rentadors i les dones deien, mireu baixen coses lluents... i deien que el pres les tirava. I després em va explicar per què hi havia bombolles de sabó que es feien de vidre: les que pujaven a poc a poc i tremolant es trencaven... i les que pujaven rectes, no.

la criatura
Vaig passar la mà una mica ajupit per tot el meu voltant... potser la meva criatura era allí i jugava i els meus ulls enlluernats de mirar l'estrella, no la veien, i no vaig trobar res. Vaig anar fins al peu dels escorxadors travessant per entre el ramat dels cavalls que dormien a la serena. Potser el riure havia estat un renill de cavall petit que olorava la pluja acabada i la que venia. I al peu dels escorxadors quan vaig empènyer la porta, vaig sentir el riure, aquesta vegada ran de genoll. Em vaig ajupir de pressa i amb la mà ja anava a agafar la meva criatura que havia rigut i només vaig agafar l'aire mullat.

Mercè Rodoreda
‘La mort i la primavera’ (Primera versió: 1961)
(llegit 2009)

16 febrero 2009

Madrid, de par en par

Viaje en enero-febrero de 2009

La Gran Vía de noche

Llegamos a la gran avenida madrileña en plena efervescencia de viernes noche: marabunta de peatones y coches, jóvenes y viejos, neones y teatros, cines y quioscos, todo abierto de par en par, el gran espectáculo de la ciudad en vivo y en directo. Sana envidia de barceloneses, y lástima porque estas pléyades nocturnas no se puedan fotografiar.


La Latina o el aire pintado

latina

Por casualidad, como se llega a los lugares más hermosos, descubrimos la humilde Latina, donde se hace verdad aquello de que Velázquez pinta el aire. Se diría que también por aquí pasó el ninfo sevillano, pintando ante nosotros el aire vivo y concreto, bullicioso y popular de esta barriada madrileña. Este Montmartre tiene su Sagrado Corazón: ahí se alza la mole de San Francisco el Grande, templo barroco de romana vistosidad, artificiero y engañador con su juego de cúpulas y fachadas...


El oasis de Sorolla

sorolla

Y vaya por dónde, también nos llevó el azar, por la vía de la Castellana, a la casa de un pintor valenciano y mediterráneo, Joaquín Sorolla. Quizá estaréis conmigo en que todas las casas-museo son rancios tinglados recaudatorios, pero no os dejéis perder esta: hallaréis aquí una morada repleta de arte de verdad, desde su piel de azulejos multicolores, en los jardines andalusíes, hasta los sensacionales lienzos marítimos que pueblan su interior, con esas sombras azules palpitantes, pintadas sobre la arena de la playa. Sí: al áspero solar de Madrid, también llegan las sales fragantes del mar, digan lo que digan Los Refrescos...


La fuente de Santa Cruz

fonte

Tras recorrer las grandes avenidas, se dirá que esta fuente no es lo más espectacular de Madrid. Ni lo más entrañable, ni a buen seguro lo más castizo. Pero la tarde doró este rincón junto a la Plaza Mayor para que viéramos, sin ínfulas cibelescas, cómo revoloteaban las palomas y cómo fluían las hebras de agua. Torneados por el sol, allí nos quedamos y merodeamos, mientras la torre herreriana, roja y azul, aguardaba severa...


El Retiro helado
alicia

Mientras desayunábamos en un bar de la calle San Bernardo, afuera florecía la nieve. Al salir vimos cómo los copos, largos y densos, moteaban el horizonte de la seseante avenida. Tras la nieve vino el agua, y luego, sin tregua, un largo día helado. Por la tarde el parque del Retiro, solitario, extendía sus llanuras borbónicas bajo el cielo gélido: caballos y leones miraban a la niebla y al cristal. Y camino al Prado llegaron las estepas de tremendos arbolones coliflóricos, donde uno imaginaría a Alicia departiendo con el gato parlante...

El Prado y los espíritus de la tarde

Oscurecía ya Madrid cuando entramos en el Museo del Prado, junto a una multitud que se agolpaba esperando la hora de la gratuidad. Junto a nosotros, un enorme rótulo de ecos carniceros: BACON, en letras fucsias, aguardaba su gran retrospectiva.

Una vez en el corazón del museo le llega a uno el gozo secreto de reencontrarse con los grandes árboles: el barroco español está muy bien, pero Velázquez vale por todos ellos. Cambio cien claroscuros por Las hilanderas, intimísima nube rosa donde una nuca femenina habla más que la más despampanante de las diosas. Doy cien cuadros mitológicos por Mercurio y Argos, dos hombres de carne y hueso que apaisan ellos solos, con sus veros trazos, la fábula griega. Y no me abruméis con galerías de nobles retratos, que yo aquí me quedo con el Bufón Calabacillas, agachado y estrábico, de mirada hueca pero maravillosamente real. Como el Botero de Zuloaga: "Si vieras qué filosofo!... ¡No dice nada!".

Levantemos acta también de que dos Cristos reinan en el Prado: uno es el metálico y rotundo, puro recorte sobre negro, del asceta Zurbarán. El otro, el volante y quieto Jesús de Velázquez, con su melena melancólica. Viendo a éste -eterno y silencioso, bello y espigado en su íntimo Gólgota- se cerciora uno de que está, como dice Unamuno, "siempre muriéndose".

Y pasados los siglos y las luces, aparecen en el confín del Prado, como demencia senil del óleo, los espectros de Goya. Ahí están las 14 pinturas negras, terrosas y siempre sin respuesta, como esa Visión fantástica o Asmodea, absurdos voladores flotando frente a los fusiles, o el pobre Perro semihundido, muriendo sin remedio en la nada de un cuadro abstracto...

···

Postdata desde Chamartín: Madrid, eres fea y blanca, gigantona y castrense -¡cuánto más en esta noche industrial y ferroviaria!-, pero sin duda vale la pena descortezarte: tu pulpa es auténtica y llena de vida, henchida del aliento de las gentes, poblada de inolvidables enanos e hilanderas.


JOAN PAU INAREJOS

(viaje a Madrid del 30 de enero al 1 de febrero de 2008)

Más fotos de Madrid en Flickr

'Camino': brillante y truculenta


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LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 6

Lo mejor. Vale la pena ver esta película por lo deslumbrante de su puesta en escena: desde las grises recreaciones conventuales hasta los vívidos sueños de colores alucinantes, Javier Fesser hace gala de un talento visual fabuloso y tremendamente versátil para contarnos la historia de esta niña enamoradiza que enferma bajo los auspicios del Opus Dei.

'Camino' es brillantísima en la metáfora, en los detalles, en el uso de la cámara y en esas secuencias oníricas donde la Cenicienta de dibujos animados se mezcla con el ángel de la muerte y los enanos circenses.

La entera iconografía de este retablo de la Mártir Camino deja huella en la retina, también en sus pasajes más crudos: ahí está ese rostro totalmente vendado de la chiquilla, que, momificada en la antestesia, asiste a los chascarrillos y comentarios banales de sus operadores. O, rozando lo macabro, esas heridas abiertas en canal con todo lujo de detalles viscerales.

Pero también la película brinda sus momentos encantadores de realismo pop: vemos a la adolescente bailando al son de Shakira, mientras amontona macetas y vírgenes a la luz del mediodía, o la escuchamos charlar verazmente sobre chicos y teatros con su Sancho Panza, la pícara Begoña interpretada por Claudia Ortero.

De todo, como en los retablos barrocos, podréis gustar aquí: desde el gore hasta el romanticismo infantil pasando por escalofriantes fragmentos de terror: imperdible la escena del hospital, donde Camino homenajea malvadamente 'El exorcista' con una visión satánica rodeada de moscas y febriles liturgias habladas sobre pastores y ovejas.

Lo peor. Artísticamente brillante, simbólicamente sugestiva, 'Camino' sin embargo viene forzada por un mensaje de denuncia excesivamente evidente y reiterativo: qué malos los curas, qué buenos los niños y su mundo de fantasía. La certera invectiva contra el fanatismo y la represión del goce de vivir acaba conduciendo a un fastuoso drama hospitalario, tedioso y masticado como un videoclip que lo es todo menos "una película sobre el amor".

Por otra parte, hubiera hecho bien Fesser en no dedicar "a Alexia" -la niña de la historia real- una fábula muy autoral, rebosante de intenciones artísticas e ideológicas, (simétrica a la 'Pasión' de Mel Gibson) que se sostiene perfectamente por si sola sin necesidad de evocar a quien solamente fue un ser humano que sufrió.


13 febrero 2009

'El curioso caso de Benjamin Button': cardiograma plano


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LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 5

Lo peor. De esta película no se va uno aburrido o hastiado sino enfadado; indignado que con una premisa narrativa tan seductora -vivir al revés- y con un diseño de producción tan cuidado la historia sea incapaz de transmitir la más mínima emoción.

De un modo parecido a 'Siete almas', aquí nos brindan una secuencia de bellas pinceladas, colores y difuminados de ensueño, para componer a la postre un cuadro frío como un témpano.

Lo mejor. Por supuesto que 'El curioso caso...' -no contradigamos a la Academia- tiene sus puntas de inspiración. Las tiene en lo visual: ahí está ese fantástico niño viejo con la cara de Brad Pitt, creíble y perturbador, buscando a su madre a tientas en la noche. O el recién nacido que se apaga en manos de una anciana, fenomenal icono paradójico. O esas espectaculares escenas de guerra en alta mar, donde uno casi se aparta para que no le alcancen los tiros, físicos y certeros. En lo narrativo, qué no decir de un amor lastrado porque cada uno vive en una dirección contraria...

Pero todas estas buenas ideas naufragan en un largo metraje de cardiograma plano, que por tomarse demasiado en serio no carece de sus momentos de ridículo.

Por decirlo redundante, me gustaría que me hubiese gustado.


09 febrero 2009

'La duda' o la odiosa monja


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LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 7

Lo mejor. Meryl Streep consigue ser verdaderamente odiosa encarnando aquí a una severísima monja, al mando de una Inquisición personal contra otro portento, el cura interpretado por Philip Seymour Hoffmann. Saltan chispas, se electrifica el aire entre estos dos titanes, hasta el punto que, en un momento de la cinta, el cuerpo a cuerpo parece cobrar cierto voltaje erótico.

Streep es sin duda la reina, con sus muecas de resabiada soberbia, de gata vieja, y, además de Hoffmann, no podemos olvidar a dos secundarias de oro: Amy Adams, perfecta en su inocencia de novicia atribulada, y Viola Davis, que nos regala un recital breve pero intensísimo, como un café cargado, interpretando a una madre humilde que prefiere no saber nada.

Por lo demás, 'La duda' hace honor a su nombre y tiene la valiente virtud de no dejar nada claro: asistimos a versiones contrapuestas sobre una misma historia, donde el encono y el temperamento de sus relatores acaban imponiéndose al propio interés de la trama.

Lo peor. Ante tan monumentales interpretaciones queda la película algo deshojada, y la acción pasa a segundo plano. Pero se le perdona. Al fin y al cabo, da igual qué pasó; sólo importa la cara que pone la terrible madre superiora.


04 febrero 2009

isidro
campos de castilla

"¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades!"

TEXTOS DE MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO'


Esta costurera quizá no está novelescamente absorta en amores y romanzas. Quizá está simplemente, maravillosamente, esmerada en lo concreto de su tarea. Y eso, con el pincel íntimo de Vermeer, pacifica tanto el alma como ver a alguien dormir.

ROMÁNICO, EL GRECO, VELÁZQUEZ, KLIMT...

MIS 62 PINTURAS.




El espíritu de los castellanos


MIGUEL DE UNAMUNO

"Eran almas tenaces, castillos interiores de diamante de una pieza, duro y cortante": 'no me da la real gana'

Fatalismo y librealbitrismo, creencias gemelas (...) [Los castellanos] Se resignan a la ley o la rechazan, la sufren o la combaten, no identifican su querer con ella. Si vencidos, fatalistas; librealbitristas cuando vencedores. La doctrina es la teoría de la propia conducta, no su guía.

En las disputas teológicas que provocaron el calvinismo, primero, y el jansenismo, más tarde, teólogos españoles fueron los principales heraldos del libre albedrío. ¡Frases vigorosas el "no me da la real gana" y el "no importa"! Y aún más enérgicas y castizas (...) que el foco, Brennkpunt, de aquélla son los órganos genitales. Todo español sabe de dónde salen las voliciones enérgicas.

"Y teniendo yo más alma, ¿tengo menos libertad?", grita Segismundo. Tener más alma es tener más voluntad entera, más masa de acción, más intensa; no mayor inteligencia ni más complejo espíritu.

Y junto a esta voluntariedad simplicista de esta genérica casta de conquistadores, fe en la suerte: "Da ventura a tu hijo y échalo en el mar" (...).

Eran almas estas tenaces e incambiables, castillos interiores de diamante de una pieza, duro y cortante. Genio y figura hasta la sepultura; lo que entra con el capillo sale con la mortaja; lo que en la leche se mama, en la mortaja se derrama.

Se confunde el caballero y el pícaro; "en horas de insolación asoma bajo el aristócrata el chulo"

Al plantarse en sociedad cada una de estas almas frente a las otras, prodújose un verdadero anarquismo igualitario, y a la par angelo por dar a la comunidad la firme unidad de cada miembro, un verdadero anarquismo absolutista,un mundo de átomos indivisibles e impenetrables en lucha dentro de una férrea caja, lucha de presión externa con interna tensión.

Fue una sociedad guerrera, y en la guerra misma algo de anárquico, guerrillas y partidarios (...). "Apenas había término medio entre el caballero y el pícaro" -dice el señor Menéndez [Pelayo]-. Confundíanse uno en otro; en horas de insolación asoma bajo el aristócrata el chulo.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895)



Las florecillas o la noche oscura

MIGUEL DE UNAMUNO

Francisco de Asís "se difunde en la risueña y juvenil campiña", mientras los españoles se asaetan el corazón y "dibujan atormentados anacoretas"

Resaltan los caracteres de la eflorescencia religiosa de España cuan se la compara con otra: la de Italia, por ejemplo. Siguió esta a la renovación comunal italiana de los siglos X al XII, brotando popularísima de la masa, mezclándose con ensueños apocalípticos de renovación social, de un reino del Espíritu Santo y del Evangelio Eterno. Su flor fue el Pobrecito de Asís, de casta de comerciantes andariegos y alma de trovador, el alegre umbrío, no el macilento y triste en que se le transformó en España.

No se mete en su alma, sino que se derrama fuera, amando con ternura a la Naturaleza, hermana de la Humanidad. Canta a las criaturas, y su Dios quiere misericordia más que sacrificio. Al solitario, monachum, monje, sustituye el hermano, fratellum, el fraile; salvando a los demás, se salva uno en redención mutua. No se encierra en su castillo interior, sino se difunde en la risueña y juvenil campiña, al aire y al sol de Dios. No se cuida apenas de convertir herejes. Su religión es de corazón y de piedad humana. El símbolo religioso italiano son los estigmas de San Francisco, señales de crucifixión por redimir a sus prójimos; el castellano la transverberación del corazón de Teresa, la saeta del Esposo con que se solazaba a solas (...).

Del italiano brotó el arte popular de las Florecitas y de los juglares de Dios, como Jacoponte de Todi; el nuestro dio conceptosos autos sacramentales o las sutiles y ardorosas canciones de San Juan de la Cruz. Giotto, Fra Angelico, Ghirlandaio, Cimabué, pintaron con las castas tintas del alba, con los arreboles de la aurora, el azul inmaculado del cielo umbrío y el oro del sol figuras dulcísimas e infantiles en campo diafano; Zurbarán y Ribera dibujaron atormentados anacoretas, Murillo interiores domésticos de sosegado bienestar y lozanas Concepciones (...).

El misticismo tuvo hipertrofias: el castellano era el "quietismo egoísta" y el italiano, las "sectas de pobres llenas de ensueños comunistas"

De estos "despeñaderos mórbidos" les salvó el humanismo: Dante en Italia y Fray Luis en España

Las [hipertrofias morales] del misticismo castellano fueron el quietismo egoísta del abismarse en la nada o el alumbrismo brutal dado a la holganza y al hartazgo del instinto (...) y en la grosería sensiblista de "mientras más formas más gracias", en el último extremo de lo que llama San Juan de la Cruz lujuria y gula espiritales. El italiano, por su parte, degenaraba en sectas de pobres llenos de ensueños comunistas de restauración social.

De estos despeñaderos mórbidos salvó a uno y a otro el humanismo, la modesta ciencia de trabajo, la voz de los sigloshumanos y de la sabiduría lenta de la tierra. El misticismo italiano (...) se humaniza en Dante (...). [

Y] En España penetró tanto como donde más el soplo del humanismo, el alma del Renacimiento, que siempre tuvo altar aquí (...). El ministro por excelencia de su consorcio fue el maestro León [Fray Luis de León] (...), alma llena de la ardiente sed de justicia del profetismo hebraico, templada en la serena templanza del ideal helénico (...). Retirado a la Flecha, rincón mansísimo a orillas del Tormes, gustaba tenderse allí a la sombra, rompiendo, como los pájaros, a cantar a la vista del campo verde.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / imágenes: Anunciación de Fra Angelico y Anunciación de El Greco.


03 febrero 2009

Pueblo sin mitos

MIGUEL DE UNAMUNO

No nacieron aquí los mundos difuminados en niebla, de hadas y gnomos; todo en España "es claro, recortado, antinebuloso"

¡Socorrido recurso el de la brillante o fogosa imaginación española! Aquí entran en cuenta el sol y otros ingredientes. Y en realidad, sin embargo, imaginación seca, reproductiva más que creadora (...).

Nuestro ingenio castizo es empírico o intelectivo más que imaginativo, traza enredos entre sucesos perfectamente verosímiles; no nacieron aquí los mundos difuminados en niebla, los mundos de hadas, gomos, silfos, ninfas y maravillas. Pueblo fanático, pero no supersticioso, y poco propenso a mitologías, al que cuadra mejor el monoteísmo semítico que el politeísmo ariano.

Todo en él es claro, recortado, antinebuloso: sus obras de ficción muy llenas de historia, hijas de los sentidos y de la memoria, o llenas de didactismo, hijas de la intelectiva. Sus romances por epopeyas o baladas, y el Quijote por el Orlando.


MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / foto: 'Pablo de Valladolid' de Velázquez


02 febrero 2009

Paisaje de Castilla

campos de castilla

MIGUEL DE UNAMUNO

"¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades!"

Recórrense a las veces leguas y más leguas desiertas, sin divisar apenas más que la llanura inacabable donde verdea el trigo o amarillea el rastrojo, alguna procesión monótona y grave de pardas encinas, de verde severo y perenne, que pasan lentamente espaciadas, o de tristes pinos que levantan sus cabezas uniformes. De cuando en cuando, a la orilla de algún pobre regato medio seco o de un río claro, unos pocos álamos, que en la soledad infinita adquieren vida intensa y profunda.

De ordinario anuncian estos álamos al hombre: hay por allí algún pueblo, tendido en la llanura al sol, tostado por éste y curtido por el hielo, de adobes muy a menudo, dibujando en el azul del cielo la silueta de su campanario. En el fondo se ve muchas veces el espinazo de la sierra y, al acercarse a ella, no montañas redondas en forma de borona, verdes y frescas, cuajadas de arbolado, donde salpiquen al vencido helecho la flor amarilla de la árgoma y la roja del brezo.

Son estribaciones huesosas y descarnadas peñas erizadas de riscos, colinas recortadas que ponen al desnudo las capas de terreno resquebrajado de sed, cubiertas cuando más de pobres hierbas, donde sólo levantan cabeza el cardo rudo y la retama desnuda y olorosa, la pobre ginestra contenta dei deserti que cantó Leopardi. En la llanura se pierde la carretera entre el festón de árboles, en las tierras pardas, que al recibir el sol que baja a acostarse en ellas se encienden de un rubor vigoroso y caliente.

¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades! Se hincha al tocar el horizonte, como si quisiera gozar de más tierra, y se hunde, dejando polvo de oro en el cielo y en la tierra sangre de su luz. Va luego blanqueando la bóveda infinita, se oscurece de prisa, y cae encima, tras fugitivo crepúsculo, una noche profunda, en que tiritan las estrellas. No son los atardeceres dulces, lánguidos y largos del Septentrión.

"No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir; es un paisaje monoteístico este campo infinito "

¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo! (...) No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, ni sugiere sensaciones de comodidad y holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que den ganas de revolcarse, ni hay repliegues de tierra que llamen como un nido.

No evoca su contemplación al animal que duerme en nosotros todos, y que medio despierto de su modorra se regodea en el dejo de satisfacciones de apetitos amasados con su carne desde los albores de su vida, a la presencia de frondosos campos de vegetación opulenta.

No es una naturaleza que recree al espíritu. Nos desase más bien del pobre suelo, envolviéndonos en el cielo puro, desnudo y uniforme. No hay aquí comunión con la naturaleza, ni nos absorbe ésta en sus espléndidas exuberancias; es, si cabe decirlo, más que panteístico, un paisaje monoteístico este campo infinito en que, sin perderse, se achica el hombre, y en que siente, en medio de la sequía de los campos, sequedades del alma.

(...) se presentan en el inmenso páramo muerto, a la luz derretida del crepúsculo, un cardo quebrando la imponente monotonía en el primer término, y en lontananza las siluetas de Don Quijote y Sancho sobre el cielo agonizante. «Sólo Dios es Dios, la vida es sueño y que el sol no se ponga en mis dominios», se recerda contemplando estas llanuras.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / foto: campo en Soria (agosto 2007)