18 noviembre 2008

"¡Si vieras qué filosofo!... ¡No dice nada!"


MIGUEL DE UNAMUNO

"El botero de Segovia, al no decir nada, se ha librado de la obligación de pensar, es un verdadero librepensador"

La palabra española "voluntad" es una palabra sin raíces vivas en la lengua corriente y popular (...). De querer tenemos el sustantivo querencia, que no se aplica más que a las bestias y significa el apego que cobran a un lugar o a una persona. Lo que en español sale de los órganos de la virilidad no es la voluntad, sino el deseo, la gana.

¡Gana! ¡Admirable palabra! Gana, término de origen germánico probablemente -aunque el español sea la lengua latina más latina, más que el italiano; la que contiene menos elementos germánicos-, gana es algo como deseo, humor, apetito. Hay ganas, en plural, de comer, de beber, de librarse de las sobras de la comida y de la bebida. Hay ganas de trabajas yu sobre todo ganas de no hacer nada (...).

"No me da la real gana, no me da la santísima gana", dice un español. Y dice también: "Eso no me sale de...la virilidad" (...). Y la noluntad, hija de la des-gana, conduce a la nada.

¡Nada!, otra palabra española henchida de vida, de resonancias abismáticas (...). ¡Nada! Así es como se ha producido ese especial nihilismo español -más valdría llamarle nadismo para diferenciarle del ruso- que asoma ya en San Juan de la Cruz (...) y que se llama quietismo en el español aragonés Miguel de Molinos.

Nadismo que nadie ha definido mejor como el pintor Ignacio Zuloaga, cuando, enseñando a un amigo su retrato del botero de Segovia, un monstruo a lo Velázquez, un enano disforme y sentimental, le dijo: "-¡Si vieras qué filósofo!... ¡No dice nada!".

No es que dijera que no hay nada o que todo se reduce a nada, es que no decía nada. Era acaso un místico sumergido en la noche oscura del espíritu de San Juan de la Cruz. Y acaso todos los monstruos de Velázquez son místicos de ese género (...). El botero de Segovia, al no decir nada de nada, se ha librado de la obligación de pensar, es un verdadero librepensador.


MIGUEL DE UNAMUNO, ‘LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO’ (1925) / foto: "Enano Gregorio el Botero", de Ignacio de Zuloaga (1907)

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