Esta costurera quizá no está novelescamente absorta en amores y romanzas. Quizá está simplemente, maravillosamente, esmerada en lo concreto de su tarea. Y eso, con el pincel íntimo de Vermeer, pacifica tanto el alma como ver a alguien dormir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario