29 marzo 2011

'Piraña 3D': datos recabados hasta ahora


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 6,5      

Informe ictiológico. Arizona (EEUU), marzo de 2011. 

En el ecosistema conocido cinematográficamente como "Lago Victoria" ha sido vista una colonia de pirañas hiperveloces y de colmillos afilados, de origen prehistórico o quizá de la época de Jimmy Carter (hay evidencias de antecesores bidimensionales en 1978), al parecer surgidas de un violento terremoto que ha provocado la desaparición de un pescador de unos 63 años llamado Richard Dreyfuss y anteriormente atacado por un tiburón gigante, según sus familiares.

La susodicha especie, de extrañas pupilas rojizas e incomprensible sonido parecido a un repiqueteo metálico, muestra especial predilección por los pechos turgentes, los traseros avistados sobre flotadores y las formas humanas en general; no así por los genitales masculinos, que le provocan una regurgitación automática (acaso por una fobia fálica aun no catalogada entre animales acuáticos).

Las pirañas tridimensionales suelen atacar en grupo y ya han ocasionado altercados aislados, como la matanza de centenares de bañistas de entre 18 y 25 años que suelen ocupar la zona durante el verano en invasiones lúdico-festivas que vienen provocando serios daños en el ecosistema, especialmente por la proliferación de preservativos usados y las mareas de combinados alcohólicos que alteran la flora y la fauna del lago de forma irreversible.

Los equipos de salvamento aseguran haber extraído de las aguas unas 10 toneladas de carne humana troceada, en lo que definen como un "Titanic sangriento" o "una gran sopa de tomate con tropezones" (según las fuentes) mientras algunos naturalistas de tendencia republicana atribuyen la actitud de los peces a un "castigo apocalíptico por la concupiscencia de la juventud americana", extremo del que el Centro de Ictiología no tiene hasta ahora prueba alguna.

El caso ha propiciado el reencuentro entre el biólogo sr. Goodman (también conocido como Christopher Lloyd) y la sheriff del distrito Julie Forester (también conocida como Elisabeth Shue) que no coincidían desde la misión denominada Regreso al futuro (1989-1990) exponente de una línea de trabajo osada y efectista, de resultados hoy reivindicables en varios foros especializados.

Las autoridades han cerrado los accesos al lago hasta que se puedan estudiar directamente estas criaturas de posible raigambre pleistocénica, aunque algunos testimonios aseguran que las mismas han quedado "completamente chamuscadas" por una explosión de origen incierto y de difícil justificación desde el punto de vista de la física.

Al parecer se trata de la variante más temible de piraña conocida en los Estados Unidos, pero no se descarta algún hallazgo final que dispare todavía más la alarma social en esta comunidad, y también el goce inexplicable entre quienes han podido presenciar todos estos acontecimientos con el único inconveniente de unos visores tridimensionales que provocan intensos mareos y espontáneas náuseas en las profundidades acuáticas.
Centro de Ictiología de Mi Casa (CIMC), 29/03/2011 
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10 marzo 2011

'Rango': y que vivan los feos

 
LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 8      

Esto hay que celebrarlo. Por una vez, el protagonista de una zoofábula animada no es una mascota entrañable de ojos tiernos, sino un camaleón decadente y poco atractivo, al mando de una camarilla de bestias no menos antiestéticas, como topos, pajarracos, lechuzas mariachis, sapos mugrientos o ancianas tortugas que completan un brillante repertorio de feísmo digital. 

Pero hay más: la historia creada por la productora Nickelodeon Movies y dirigida por Gore Verbinski (Piratas del Caribe) no nos lleva por los senderos trillados de la aventura dulzona, sino que traslada sus coloreados píxels al terreno adulto y sombrío del Western, coquetando a la vez con la comedia irónica e incluso con el thriller psicológico, hurgando en los conflictos identitarios de un reptil arrancado de sus dueños humanos.

Hay que decirlo bien alto: pocas obras de animación recientes han tenido un preámbulo tan descaradamente original como el de 'Rango', donde el homónimo reptil, encerrado en su jaula de cristal, se marca un monólogo soñador, con la sola compañía de una muñeca descabezada y un pez de plástico que funciona con cuerda. Este Segismundo con escamas ("¿Y teniendo yo más alma / tengo menos libertad?", dice La vida es sueño) deja descolocada a la platea infantil interrogándose por sus límites existenciales, chocando con los límites de su propio mundo (como los juguetes de Toy Story o el hombre enclaustrado de El show de Truman) y deja definitivamente boquiabierta a la platea adulta con la escena magistral y ralentizada del accidente de tráfico que destruye su pequeña guarida y le deja solo y desamparado en medio del desierto.

El lagarto urbanita se verá arrojado a la inmensidad de una tierra yerma y hostil, con imágenes tan fantásticamente oníricas como la de un armadillo de verbo venerable arrollado por un coche, y escenas tan divertidas y vibrantes como la de un halcón que le persigue sin tregua (genial corre que te pillo con una botella vacía de Coca-Cola) para acabar sepultado bajo los escombros, garras arriba, en un guiño feliz a la bruja del Oeste del Mago de Oz.

Una banda sonora intensa y castiza sigue los pasos del camaleón por las arenas del Salvaje Oeste, donde tendrá que enfrentarse a rudos matones (desternillante el eructo de fuego que vomita sobre uno de ellos) hasta convertirse en sheriff accidental para gestionar la crisis del agua en una comunidad animal desesperada por la falta de liquidez (aguda sátira de la actual crisis económica, con aires de los Bichos de Pixar), todo ello con planos cargados de gusto, elegancia y sincero homenaje al clasicismo del Far West, y con la guinda de unos personajes humanos de diseño sobresaliente. Quizá hubíéramos esperado más de un final demasiado convencional y complaciente, pero este camaleón antihéroe merece ser disecado en el tarro de las mejores esencias animadas.

02 marzo 2011

'Enredados': amena por los pelos

LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 6      

Suerte de esa cabellera quilométrica y sedosa, tan refulgente y aerodinámica, porque si no estaríamos hablando solamente del enésimo producto hiperglucémico a mayor gloria de las monarquías disneyanas y sus inframentales aventuras amorosas (que de todo esto hay).

Ni la glamurosa Blancanieves, ni la oriental Jasmine, ni la desmelenada Sirenita tuvieron jamás el portento capilar de esta Rapunzel del siglo XXI (porque yo lo valgo), que, gracias a una artesanía digital pavorosa, luce toda su pelambrera sobrehumana con una vivacidad que habría dejado cegatos a los hermanos Grimm. Huelga decir que, de existir un cabello así, tan higiénico, estupendo y resistente a pesar de arrastrarse por el suelo y servir de ascensor a diestro y siniestro, L'Oréal, Schwarzkopf y Llongueras se sacarían los ojos por conseguirlo como imagen corporativa.

Utilizado como látigo, como cuerda o como columpio rococó, el pelo de la princesa púber encerrada en su torre es sin duda el mejor personaje cómico de la cinta, que nos regala los mejores momentos cuando rescata el espíritu saltimbanqui de los antiguos cartoons y los modernos Pixars: véase el contrariado galán atado a la silla con la poderosa melena, pegándose constantes trompazos, o la discusión desternillante con el caballo blanco, de olfato perruno y terca determinación por perseguir al doncel.

En el haber de 'Enredados' (Tangled) también hay escenas de acción técnicamente deslumbrantes, como ese embalse hiperrealista que revienta ante nuestros ojos con un gran estallido de agua, o la persecución final donde el caballo salta entre los terrados palaciegos con una planificación literalmente de vértigo.

Pero por lo demás, los virtuosos de la factoría de Mickey Mouse se han limitado a servir un refrito aceitoso de sus clásicos de siempre, más o menos sazonado con ironía moderna -esa adolescente bipolar, ese galán chulesco, ese peinado final desenfadado- pero de evidente y constate pleitesía, aún más que la reciente 'Tiana y el sapo', a aquellos mundos  esbeltos y medievalizantes que se convirtieron en un auténtico canon desde 1937 hasta los años 90.

Hombre, puestos a regresar a los cuentos de hadas, hubiéramos agradecido una villana verdaderamente siniestra y no esa señora morena, insípida y siliconada, más parecida a Cher que a Maléfica, la Madrastra de Blancanieves y las otras malas del panteón. Aquí queda poco del encanto añejo y mucho de la obsesión monárquica y matrimonial de la Disney. Parece que las décadas hayan pasado en vano y quizá será eso lo que atraiga de nuevo a millones de devotos a la taquilla. Por los pelos.