26 abril 2008

¿Abierta al mar?

MANUEL DELGADO


Había que “abrir Barcelona al mar”, olvidando que existían barrios pescadores y que “miles de personas vivían literalmente en la playa

Las políticas publicitarias sobre Barcelona llevan años proclamando la mediterraneidad de la ciudad y mostrando como un éxito “la recuperación” de su litoral marítimo. Barcelona –se ha repetido- ha vivido demasiado tiempo “de espaldas” a su realidad mediterránea y era urgente “abrirla al mar”. Curiosa afirmación, que supone olvidar que la ciudad había tenido barrios pescadores hasta hacía poco, empezando por la Barceloneta, pero incluyendo también esa trastienda ignorada que se extiende al otro lado de Montjuïc y que fue la Marina de Sants, con barrios marítimos como la Mare de Déu del Port y –antes de convertirse en un barrio de barracas- Can Tunis, después absorbidos, en los años sesenta, por la ampliación del puerto y el establecimiento de la Zona Franca.

Supone igualmente –y eso acaso es más grave- olvidar que, durante décadas, miles de personas vivieron literalmente en la playa, en los grandes asentamientos de chabolas del Somorrostre, el Bogatell, el Camp de la Bota, la Mar Bella, el Pekín. Pero esta subciudad de chabolas no existió nunca o aquellos que en ella vivieron no hace tanto por lo visto no eran auténticos barceloneses.

Por otra parte, esta debilidad a la hora de exaltar los valores marítimos no ha sido inconveniente para eliminar los entrañables chiringuitos de la Barceloneta. O para que la zona comercial del Hotel Arts, a la sombra de la gran escultura en forma de pez de Frank Gehry, devorara una buena parte del Passeig Marítim. O para que los hoteles y viviendas de alto standing y los hoteles de Diagonal Mar acabaran levantando entre la ciudad y la playa una muralla mucho peor que la que supusieron en otra época las abominadas vías del tren.


“¿Son muestras de ‘recuperación del mar’ agresiones directas contra el horizonte como el Imax Port Vell o el World Trade Center”

Por no hablar de las catastróficas consecuencias del Fórum 2004 sobre el litoral barcelonés, de dudosa legalidad a la luz de la ley de costas y denunciadas en su momento por Greenpeace por sus efectos sobre el medio ambiente. ¿Son muestras de “recuperación del mar” agresiones directas contra el horizonte como el Imax Port Vell, el World Trade Center –esa apoteosis del quiero y no puedo que está saturando el “modelo Barcelona”- que amputa la desembocadura visual de la Rambla, el nuevo edificio de la Catalana de Gas, que literalmente tapona la perspectiva desde el paseo de Sant Joan y el Arc de Triomf?

MANUEL DELGADO, ‘LA CIUDAD MENTIROSA. FRAUDE Y MISERIA DEL MODELO BARCELONA’(2007) / fotos: Pez de Frank O. Gehry en el Port Olímpic y cine Imax Port Vell (Barcelona)


Simulacros BCN

MANUEL DELGADO

Gran Vía 2, el Maremàgnum: “parques temáticos que procuran una imagen falsificada de la vida urbana”

[La función de estos entornos pseudourbanos] no es distinto del de los modernos parques de atracciones temáticos, en el sentido que procuran una imagen falsificada de la vida urbana, puro decorado para una ciudad-farsa. Se pretende escenificar en ellos un espacio público tranquilizado, permanentemente vigilado por cámaras de vídeo y guardias jurados, donde los peatones, liberados de cualquier motivo de desasosiego, pueden abandonarse al paseo, al ocio y, por encima de todo, al consumo.

Hay ejemplos especialmente patéticos de ello. La burda imitación del aire de los pasajes comerciales decimonónicos en Gran Via 2, en la Zona Franca, sería uno de ellos. Barcelona debe ser la única ciudad del mundo que, en una apoteosis difícilmente superable del reino del simulacro, puede presumir de tenir un muelle donde nunca ha recalado ningún barco: el Maremàgnum, que, en efecto, tuvo que instalar uno para justificar su declaración de zona portuaria y permitir que sus comercios abrieran los días festivos.

Estos complejos comerciales implican una negación absoluta del territorio con memoria, incapaces de expresar identidades, sin marcas relacionales o históricas. Cada uno de ellos implica un hueco, un agujero, un paisaje ausente. Llama la atención la manera en que han impreso su estilo a las concepciones actuales del espacio público en general. Los vestíbulos de las grandes estaciones de tren, de las correspondencias de metro o de los aeropuertos están transformándose en galerías comerciales.

“Es la ciudad la que copia el modelo que le prestan los centros comerciales”: la zona de Plaça de Catalunya ya es “Barnacentre”

De hecho, cada vez más puede afirmarse que no es que el centro comercial imite a la ciudad, sino que es la ciudad la que copia el modelo que le prestan los centros comerciales. Los núcleos históricos de las ciudades están siendo peatonalizados para hacer de ellos superficies comerciales polifuncionales. Barcelona es un ejemplo. La Plaça de Catalunya, el Portal de l’Àngel y las calles que desembocan en la parte alta de la Rambla se presentan como un centro comercial y lo asumen de una manera explícita designando el conjunto como Barnacentre.

MANUEL DELGADO, ‘LA CIUDAD MENTIROSA. FRAUDE Y MISERIA DEL MODELO BARCELONA’(2007) / foto: Maremàgnum de Barcelona

Ruinas traicionadas

MANUEL DELGADO

“Los grandes talleres fueron lugares inhóspitos, escenarios de explotación; helos ahí, ahora: limpios, polifuncionales, redimidos del ruido y del humo”

La función de estos pecios industriales entaltecidos [los ‘lugares de memoria’] sería, en una primera instancia, evocar la etapa en que la ciudad era un gran conglomerado de fábricas y talleres, constituyéndose en documentos que demostraban físicamente y hacían apología de un pasado histórico reciente en que la vitalidad de la ciudad alcanzó sus más altas cotas creativas, ese momento en que, en las primeras décadas del siglo, Barcelona se había abandonado a sus propias energías, encarnadas incompatiblemente y entre frecuentes espasmos de violencia por una burguesía consciente de su papel histórico y por fuerzas populares agrupadas en torno al anarquismo y el republicanismo radical. Es en esa etapa convulsa, y al mismo tiempo sublime, cuando la ciudad mereció el nombre mitológico de Rosa de Fuego.

Todo nuevo espacio construído bajo el signo del diseño de vanguardia pasa a concebirse como un museo arqueológico al aire libre que evoca las virtudes fundadoras de esa fase histórica.

Pero ese pasado glorioso -se enfatiza- está definitivamente e irrevocablemente pasado. Los grandes talleres convertidos en talleres destinados al consumo o a la cultura, las plazas o parques infantiles que rodean esas imponentes chimeneas exentas fueron –se viene a proclamar- lugares inhóspitos, malolientes, sórdidos, escenarios de explotación, marcos para la lucha de clases. Helos ahí, ahora: limpios, polifuncionales, asépticos, redimidos del ruido y del humo, sin obreros sucios de grasa, sin patrones abusivos, sin huelgas. Ése es el mensaje definitivo, el que se enorgullece de haber vencido la mugre industrial y el descontento obrero (…)

“Imitando la amortización de los bienes eclesiásticos, algunas fábricas son ahora museos, centros de cultura, universidades…”

Ciertos elementos del pasado fabril han merecido el indulto y han sido ensalzados a albergar centros administrativos o lugares de culto a la Cultura. Imitando la lógica de la amortización de los bienes eclesiásticos en otra época, algunas fábricas son ahora museos, centros de cultura, universidades, bibliotecas, centros sociales… Pero los defensores oficiales del patrimonio industrial, que ordenaban fetichizar algunos de sus aspectos convenientemente descontextualizados y redimidos de sus antiguas funciones, son los mismos que han sentenciado a muerte espacios industriales emblemáticos, como la Neufville, en Gràcia, o la fábrica noucentitsa de Myrurgia, en la Sagrada Família (…).

Ni que decir tiene que resulta especialmente escandaloso el arrasamiento masivo de todo el paisaje industrial que se extendía a lo largo del litoral barcelonés, para dar pie al nuevo ‘skyline’, con los nuevos barrios de clase media y alta, los hoteles de lujo y los edificios singulares para todo tipo de multinacionales: allí donde hubo cientos de fábricas y talleres vemos levantarse la Villa Olímpica, Diagonal Mar o el 22@.

MANUEL DELGADO, ‘LA CIUDAD MENTIROSA. FRAUDE Y MISERIA DEL MODELO BARCELONA’(2007) / foto: Chimeneas en el Paral·lel de Barcelona.

05 abril 2008


noticias poéticas

Una estrella moribunda apunta su cañón de rayos gamma hacia el Sol



Ranking de películas Disney

¿y tú que opinas?


1. EL REY LEÓN

Nota: 9
- El gran clásico moderno de Disney, excelente en su pulso narrativo y su ramillete de arquetipos, desde el siniestro Skar hasta los cómicos Timón y Pumba. Inolvidable la secuencia inicial, con el amanecer en la sabana, y también la polífona banda sonora.
- Como punto débil, en ciertas escenas no escapa a la ñoñería marca de la casa.


2. ALADDÍN


Nota: 8,5
- Con este cuento árabe la Disney nos descubre gozosamente su potencial paródico. Sin duda lo mejor es el genio azul y camaleónico, uno de los personajes más divertidos de la filmografía disneyana, y toda la ristra de personajes cómicos: el mono Abú, el loro de Yafar e incluso la pudorosa alfombra. Los vuelos mágicos y los interiores del palacio de Ágraba están dibujados con una gran belleza.
- De nuevo hay que lamentar el ramalazo cursi, y, especialmente aquí, un final hollywoodiense filmado con bombo y platillo.


3. TOY STORY

Nota: 8,5
- Muchos nos quedamos con la boca abierta con la frescura narrativa de este primer experimento íntegramente digital producido gracias al tándem Disney-Pixar. El duelo entre juguetes –el veterano vaquero Woody contra el pretencioso astronauta Buzz Lightyear- es una deliciosa y originalisima comedia paródica. Inolvidable el siempre desmontado Señor Patata, el dinosaurio miedoso y la tropa de soldados verdes desplegados por la casa.
- Quizá la única pega es el deficiente dibujo de los seres humanos.


4. LOS INCREÍBLES

Nota: 8
- El fantástico dueto Disney-Pixar riza el rizo del reciclaje y la parodia con una cinta que mezcla la aventura familiar, los superhéroes y James Bond. La trama proporciona un gozo continuo, con un sinfín de gags y situaciones límite. El superhéroe reprimido en la oficina, la madre elástica o la diseñadora italiana son creaciones redondas.
- Quizá con tanto gozoso ajetreo la película se olvida de dar un alma más honda a los personajes y a la historia.


5. EL LIBRO DE LA SELVA

Nota: 8
- Para mí el clásico antiguo más entrañable de Disney. Afortunadamente, aquí moderaron el almíbar y nos regalaron una modesta, lenta y magistral historia de amistad entre un niño lobo y sus atribulados cuidadores, en especial el vividor oso Baloo. La ansiosa serpiente Ka, el trasnochado ejército de elefantes y los dicharacheros buitres completan la galería de humor selvático.
- El personaje de Mowgli tiene escasa entidad.


6. HÉRCULES

Nota: 8
- Una cinta en la línea humorística de Aladdin: rápida, paródica y anacrónica, en este caso cruzando la mitología griega con la sociedad del consumo y a los héroes antiguos con los ídolos pop. El rey de la comedia vuelve a ser azul: en este caso el dios de los infiernos Hades, que constantemente se enfurece y enciende su cabellera de fuego. Muy acertadamente, los buenos son algo ñoños, mientras que los malos –el propio Hades, las decrépitas moiras que cortan el hilo de la vida, en parte la intrigante Meg- poseen mayor carácter y encanto cómico.
- No escapa al final feliz apoteósico y a los tramos musicales lacrimógenos.


7. BICHOS

Nota: 8
- Muy digno relevo de Toy Story en la nueva era digital, aunque no llegó al nivel de los animados juguetes. El malo –el saltamontes Hopper- es un divertido neurótico violento. Entre el resto no hay nada especialmente brillante, pero la galería de insectos secundarios –la oruga fofa, el escarabajo bobo, la mantis taciturna, los bichos gemelos o las polillas que se fríen en una bombilla- son desternillantes.
- Poco recordable, apenas sin chispas geniales.



8. PETER PAN

Nota: 8
- Uno de los clásicos antiguos más míticos y acabados. Peter Pan, Garfio, Wendy, Campanilla, Smith o la perra niñera están aquí definitivamente dibujados para la memoria. A diferencia de las innumerables brujas disneyanas, aquí el villano es un divertido bribón lleno de fobias –ahí está el avispado cocodrilo haciendo la vida imposible al hombre del gancho-. Bien plasmado el trasfondo sobre la orfandad y la pérdida de la inocencia, con un Peter habilidoso y rebelde.
- Muy adaptada a un público infantil.


9. BUSCANDO A NEMO

Nota: 7
- Película menor pero entrañable de la nueva saga digital Disney-Pixar. Se trata de una historia genuinamente disneyana, con un conflicto padre-hijo que da lugar a peligros y aventuras sin fin y con un pulso narrativo impecable –véase la fantástica secuencia inicial, eficaz con medios modestos, el crescendo de peligro cuando Nemo desobedece y se pierde en el océano, el temible paso por el banco de medusas o la alianza final para salvar a Nemo-. Aquí los creadores de personajes de la casa despliegan todo su talento para humanizar, por una parte a la fauna marina –el sufrido padre, la amnésica Dory, la manta profesor y sus variopintos alumnos, como la pulpita que mea tinta, los tiburones que se quieren rehabilitar, las juveniles tortugas, la gaviota aliada- y, por otra, al clan del acuario –el curtido pez oscuro, el bicho que atesora burbujas o el pez espinoso. Divertidísimo el fotograma final, un final cómico al que nos tienen poco acostumbrados.
- Poco arriesgada, se conforma con ser un eficaz cuento de padres e hijos.


10. MONSTRUOS SA

Nota: 6
- Técnicamente es muy buena, y muy original la recreación de la fábrica de sustos.
- Excesivamente ñoña.