24 noviembre 2008

'Appaloosa' o el western de Playmobil


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?


LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 4

Lo peor. Qué pena ver a Ed Harris y a Vigo Mortensen hablando de líos de faldas como quinceañeros balbucientes mientras en sus ratos libres se dedican a pegar tiros a babosos malfactores. A eso se reduce este presunto western donde también tenemos el ¿privilegio? de ver al gran Jeremy Irons convertido en un villano de tres al cuarto, que parece haber perdido el guión en alguna alcantarilla.

Insoportablemente estomagantes resultan las carantoñas de Renée Zellweger, haciendo de payasa de la función más que de dama codiciada.

Lo pésimo. La película es obvia e infantiloide, no guarda ningún as en la manga, se prolonga somníferamente, y cuando el guión parecía ya moribundo, aparece Mortensen y lo remata con un final extemporáneo más parecido a un eructo que a un desenlace.

El cowboy parece dirigirse al atolondrado espectador cuando profiere "¡no te metas!": léase, no intentes entender nada, esta película es demasiado pequeña para los dos, forastero.

En cuanto a Harris, mejor que se emplee en rodar un Pollock 2.0, o un biopic de Miquel Barceló, porque para hacer estos westerns sonrojantes ya está Playmobil.


22 noviembre 2008

'Saw V': Gran Hermano + matadero


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?


LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 5

Lo mejor. Con buenas dosis de humor sangriento es posible disfrutar esta nueva entrega del carnicero wi-fi (mata sin tocar) que desolla a frívolos, infieles, explotadores y otros pecadores modernos del montón.

Preparaos para caricaturas gore desternillantes: un cadáver sirve como conductor eléctrico para abrir una puerta, un pobre diablo ve como le van devorando el vientre a lo Prometeo encadenado, o una pareja mete las manos en la trituradora para llenar el cupo de sangre envasada y ¡flas! la salida se desbloquea.

Anotemos también que, en un ejercicio de pornoviolencia radical, aquí no se ahorra nada, y veremos, por ejemplo, como unas paredes se cierran por completo y aplastan uno a uno los huesos de un personaje, para mayor gloria del voyeurismo. ¿Quién dijo elipsis?

Lo peor. El guión es pésimo, los actores son patéticos, nada resulta creíble en este cruce de Gran Hermano y matadero municipal, pero ¿qué más da? Riámonos con la desangrada tía buena al uso que musita, como borracha: "¡hemos ganado!"...


18 noviembre 2008

"¡Si vieras qué filosofo!... ¡No dice nada!"


MIGUEL DE UNAMUNO

"El botero de Segovia, al no decir nada, se ha librado de la obligación de pensar, es un verdadero librepensador"

La palabra española "voluntad" es una palabra sin raíces vivas en la lengua corriente y popular (...). De querer tenemos el sustantivo querencia, que no se aplica más que a las bestias y significa el apego que cobran a un lugar o a una persona. Lo que en español sale de los órganos de la virilidad no es la voluntad, sino el deseo, la gana.

¡Gana! ¡Admirable palabra! Gana, término de origen germánico probablemente -aunque el español sea la lengua latina más latina, más que el italiano; la que contiene menos elementos germánicos-, gana es algo como deseo, humor, apetito. Hay ganas, en plural, de comer, de beber, de librarse de las sobras de la comida y de la bebida. Hay ganas de trabajas yu sobre todo ganas de no hacer nada (...).

"No me da la real gana, no me da la santísima gana", dice un español. Y dice también: "Eso no me sale de...la virilidad" (...). Y la noluntad, hija de la des-gana, conduce a la nada.

¡Nada!, otra palabra española henchida de vida, de resonancias abismáticas (...). ¡Nada! Así es como se ha producido ese especial nihilismo español -más valdría llamarle nadismo para diferenciarle del ruso- que asoma ya en San Juan de la Cruz (...) y que se llama quietismo en el español aragonés Miguel de Molinos.

Nadismo que nadie ha definido mejor como el pintor Ignacio Zuloaga, cuando, enseñando a un amigo su retrato del botero de Segovia, un monstruo a lo Velázquez, un enano disforme y sentimental, le dijo: "-¡Si vieras qué filósofo!... ¡No dice nada!".

No es que dijera que no hay nada o que todo se reduce a nada, es que no decía nada. Era acaso un místico sumergido en la noche oscura del espíritu de San Juan de la Cruz. Y acaso todos los monstruos de Velázquez son místicos de ese género (...). El botero de Segovia, al no decir nada de nada, se ha librado de la obligación de pensar, es un verdadero librepensador.


MIGUEL DE UNAMUNO, ‘LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO’ (1925) / foto: "Enano Gregorio el Botero", de Ignacio de Zuloaga (1907)

La anticultura

MIGUEL DE UNAMUNO

"La cristiandad nada tiene que ver con la cultura. Ni con la cultura latina, con c minúscula, ni con la Kultur germánica, con K mayúscula"

[Con la Reforma] empezó la era de las nacionalidades, de la diosa Francia y la diosa Germania (...). Y en adelante podrán unirse los ciudadanos sedicentes cristianos para un fin patriótico, nacional o economicosocial, pero nunca para un fin exclusivamente religioso. El tradicionalismo español enarbolará su lema de "Dios, Patria y Rey". Mazzini clamará "¡Dios y el Pueblo!", pero ese Dios no es el Dios del Cristo que huyó a la soledad de la montaña cuando las turbas lo quisieron proclamar rey.

(...) después de Constantino, cuando empezó la romanización de la cristiandad, cuando empezó a querer convertirse en letra, no el verbo, del Evangelio en algo así como una ley de las Doce Tablas, los Césares se pusieron a querer proteger al Padre del Hijo, al Dios del Cristo y de la cristiandad. Y nació esa cosa horrenda que se llama el Derecho Canónico. Y se consolidó la concepción jurídica, mundana, social del supuesto cristianismo. San Agustín, el hombre de la letra, era ya un jurista, un leguleyo. Lo era San Pablo. A la vez que un místico. Y el místico y el jurista luchaban en él. De un lado, la ley; de otro, la gracia (...).

El Cristo nada tiene que ver ni con el socialismo ni con la propiedad privada. Como el costado del divino antipatriota que fue atravesado por la lanza y de donde salió sangre y agua que hizo creer a un soldado ciego, nada tiene que ver con el Sagrado Corazón de los jesuitas (...).

La cristiandad evangélica nada tiene que hacer con la civilización. Ni con la cultura. Ni con la cultura latina, con c minúscula y curva y redondita, ni con la Kultur germánica, con K mayúscula y de cuatro puntas derechas, como las de un caballo de frisa. Y como sin civilización y sin cultura no puede vivir la cristiandad, de aquí la agonía del cristianismo (...).

La lucha del cristiano, su agonía, no es ni de paz ni de guerra mundanas (...). Nietzsche hablaba de lo que está más allá del bien y del mal. El cristianismo está más allá de la guerra y de la paz. O mejor, más acá que la paz y la guerra (...).

¿Y qué es eso del progreso? ¿Es que la historia tiene una finalidad humana, o, mejor, divina? ¿Es que no se acaba en cada momento? Para el Cristo, y para los que con él creían en el próximo fin del mundo, eso del progreso carecía de sentido. No se progresa en santidad. No se puede ser hoy, en el siglo XX, más santo que se pudo ser en el siglo II o en el IV o en el XI.


MIGUEL DE UNAMUNO, ‘LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO’ (1925)

El vasco rebautizado

"Era necesario buscarle al niño un patrón celeste": y así, el viejo Íñigo se convirtió en Ignatius

[A Ignacio de Loyola ] prefiero llamarle Íñigo, proparoxítono, con el acento en la primera sílaba, porque éste era su nombre de pila, su pronombre, y no Ignacio. Íñigo, en efecto, es un viejo nombre ibérico, probablemente vasco que, en los documentos de la Edad Media, se escribía Enneco. No es el nombre de un santo patrón, ni tampoco lo es Diego, que viene de Didachus -San Diego de Alcalá fue canonizado bastante tarde-, ni tampoco muchos otros nombres españoles.

Era necesario buscarle al niño un patrón celeste cuyo nombre se pareciera al que llevaba. Así, a los Diego les fue adjudicado Sant Iago, por un análisis equivocado del nombre: San Tiago, ya que Diego empezó por ser Diago. Y se colocaron a los Íñigo bajo la advocación de Ignatius. Ignacio fue, pues, una latinización falsa de Íñigo. Tuve un amigo americano cuyo nombre era Everett y a quien en Salamanca llamaban Don Evaristo.

MIGUEL DE UNAMUNO, ‘LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO’ (1925, nota en la primera edición en francés)

La letra y los vascos

MIGUEL DE UNAMUNO

"¿Por qué buscáis al viviente entre los cadáveres?. O sea: ¿Por qué buscáis la palabra entre los huesos?”

La letra es muerta; en la letra no se puede buscar la vida. Cuenta el Evangelio (según Lucas, XXIV) que cuando los discípulos del Maestro, despuñes de la muerte de éste, fueron el sábado a su sepulcro, encontraron la losa removida y no el cuerpo del Señor Jesús, y al asombrarse, se les presentaron dos hombres con vestido resplandeciente y les dijeron: "¿Por qué buscáis al viviente entre los cadáveres?". O sea: ¿Por qué buscáis la palabra entre los huesos? Los huesos no hablan (..).

"La lengua materna de Íñigo de Loyola, el eusquera, empezó a ser escrita merced al movimiento protestante”

Los protestantes, que establecieron el sacramento de la palabra -sacramento que mató a la eucaristía-, encadenaron a ésta a la letra. Y se pusieron a enseñar a los pueblos no tanto a oír cuanto a leer.

Y es curioso -sirva esto de diversión anecdótica- que la lengua materna de Íñigo de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, que es la misma que la lengua materna del abate de Saint-Cyran, el de Port-Royal, y la misma de mis padres y abuelos todos, el eusquera vasco, empezó a ser escrita merced al movimiento protestante. La traducción del Nuevo Testamento al vasco, hecha por Juan de Liçacarrague, un hugonote vascofrancés, de Briscous -en vascuence, Berascoya-, fue uno de los primeros libros, acaso el segundo, escrito en vasco.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO' (1924)


Ensueño prenatal

MIGUEL DE UNAMUNO

“Parecía que soñaban en volver a entrar en el abrigado y tranquilo claustro materno", lo que “se parece al nirvana búdico”

En mi vida olvidaré el espectáculo de que fui testigo el día de San Bernardo de 1922 en la Trapa de Dueñas, cerca de Palencia. Cantaban los trapenses una salve solemne a Nuestra Señora en su templo, todo iluminado de cera de abejas neutras.

En lo alto del altar mayor se erguía una imagen, sin gran valor artístico, de la Virgen Madre, vestida de azul y blanco. Parecía estar representada después de su visita a su prima Santa Isabel y antes del nacimiento del Mesías. Con sus brazos extendidos hacia el cielo, parecía querer volar a él con su dulce y trágica carga: con el Verbo Inconsciente. Los trapenses, jóvenes y viejos (…) llenaban el templo con el canto de la letanía.

Janua coeli! –gemían- ora pro nobis! Era un canto de cuna, una brizadora para la muerte. O mejor para el desnacimiento. Parecía que soñaban en ir volviendo a vivir, pero del revés, su vida; en ir desviviéndola, en retornar a la infancia, a la dulce infancia, en sentir en los labios el gusto celestial de la leche materna y en volver a entrar en el abrigado y tranquilo claustro materno para dormir en ensueño prenatal por los siglos de los siglos, per omnia saecula saeculorum. Y esto, que tanto se parece se parece al nirvana búdico –concepción monástica-, es también una forma de agonía, aunque parezca lo contrario (…).

La inmortalidad del alma, del alma que se escribe, del espíritu de la letra, s un dogma filosófico pagano. Un dogma escéptico, acompañado de una trágica interrogación. Baste leer en el Fedón platónico para convencerse. Acaso aquellos piadosos paganos soñaban morir como los trapenses de Dueñas, dormirse para siempre en el Señor, o en el seno de Deméter, la Virgen Madre, y dormir sin ensueños, acabar muriendo como los hombres de la primera edad, de la edad de oro, de quien nos dice Hesíodo (Los trabajos y los días, 116) que morían como domados por el sueño.

MIGUEL DE UNAMUNO, ‘LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO’ (1925)


Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» (Juan 3:4).


Brad Pitt vive hacia atrás en "El curioso caso de Benjamin Butto" (La Butaca, estreno 2008)


10 noviembre 2008

'Red de mentiras': viva el gordo


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?

LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA


por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 8


Lo mejor. Formidable relato de acción sobre los entresijos antiterroristas de EEUU, donde brilla con luz propia Russell Crowe, mejor cuanto más gordo, viejo y cínico aparezca en pantalla. Su interpretación de un socarrón veterano de la CIA, siempre con el pinganillo colgado, es una auténtica perla de autor.

Imperdible el cara a cara entre Crowe y el magnate de la inteligencia jordana: la prepotencia banal high tech de la CIA, frente a los métodos artesanales del mundo árabe, finalmente exitosos.

Destaquemos también el tramo final, donde un personaje es conducido a las mazmorras del mal, lugar al que ya no llega el ojo de la CIA y donde se prepara el altar posmoderno del sacrificio: las cámaras digitales enfocando el set del cadalso islámico.

Lo peor. Si hemos elogiado al gran gordo Russell Crowe, no podemos decir lo mismo de Leonardo Di Caprio, que, pese a sus loables esfuerzos, no consigue dar la talla con su efigie de chico bueno perdido en el desierto. También chirrían las historias de amor y los mítines humanistas mal encajados, flotando como versos sueltos en un conjunto globalmente electrizante.


02 noviembre 2008

'Retorno a Brideshead': todo muy bonito, gracias

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por JOAN PAU INAREJOS


Nota: 6


Lo mejor. La película, enésimo viaje al corazón de la aristocracia 'brittish', deslumbra por su bellísima fotografía -véanse las imágenes a media tarde de la vasta mansión, mientras los jóvenes juegan y beben- y por las poderosas interpretaciones del trío protagonista: el penetrante Matthew Goode -que hace olvidar al odioso pijo de 'Match Point'-, el lábil Ben Whishaw y la doble sensitiva -sensible y sensual- Hayley Atwell.

Pese al excesivo metraje, hay escenas de admirable artesanía. La mejor, sin duda, el carnaval en Venecia, fantástica acuarela nocturna de amores y desamores, donde los reflejos azulados del canal enmarcan un beso furtivo.

Lo peor. No he visto ningún capítulo de la serie original, ni he leído la novela, pero ¿eran necesarias las más de dos horas de metraje? Si a ello le añadimos el estatismo clásico de los personajes, la tentación somnífera acude presta.