03 marzo 2014
'Mindscape'
Cuando cinco minutos salvan los otros 95
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 5,5
John Washington
(Mark Strong) es un psicólogo muy especial: trabaja introduciéndose en los
recuerdos de sus pacientes. Ahora le toca desentrañar el comportamiento de Anna (Taissa Farmiga), una adolescente que se niega a comer. ¿Les suena? Sí: lo que hacían los hackers de ‘Origen’ en el mundo del
subconsciente lo hacen los detectives de ‘Mindscape’ en los terrenos no menos
vidriosos de la memoria.
Sueño y recuerdo. Ni
el uno ni el otro son entes asibles y cristalinos: hoy sabemos que la memoria
cambia y agrega elementos del pasado cada vez que vuelve a él, como una
formidable máquina de edición que nunca descansa. Todo lo contrario a una foto inocente. Y qué
decir del sueño, ese mundo tan huidizo, a la vez abstracto y figurativo, que se desmorona con
el primer bostezo de la razón.
Sin embargo, la
ciencia ficción tiene una querencia especial por viajar a estos mundos como si
fueran cerrados y habitables. Observables. La fantasía de meterse en los
recuerdos ajenos es demasiado golosa, y demasiado contemporánea ahora que la
telaraña digital parece estrechar la intimidad de los ciudadanos entre sus
hilos arteros.
A esa fantasía se
lanzan de cabeza el director Jorge Dorado y el productor Jaume Collet-Serra,
echándole mucha pimienta hollywoodiense y ese toque Orfanato que
de un tiempo a esta parte sazona todos los thrillers de factura catalana: look aséptico
e internacional, colores grisáceos, mucho niño/a dando yuyu, banda sonora
cañera-hitchcockiana y guiones más alambicados que interesantes.
'Mindscape' se
conforma siendo un grandes-éxitos del género, un guiño constante a títulos
perfectamente reconocibles del thriller de terror ('El sexto sentido', 'El
silencio de los corderos', 'El exorcista') o de la ciencia ficción futurista y
psicológica ('Minority Report', la ya mencionada 'Origen'). La relación entre
John y Anna incluso da para excursiones algo gratuitas al mundo Lolita e
incluso para un tratamiento de la pedofilia molesto y superficial.
Hay pocas sorpresas
en este viaje videoclipero a la mente, aunque sí muchos giros como manda la
casa (y no todos muy comprensibles). Un consejo: pese a todo, no dejen de ver
los cinco primeros minutos. Disfrutarán de una sensacional inmersión sin palabras. Una bañera llena de recuerdos. La película que podía haber sido. ¿Podríamos tomar aquel proverbio árabe y pedir a los directores: "si lo que vas a rodar no es más bello que tu prólogo, mejor no lo ruedes"?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario