21 marzo 2014

Cinco horas con Mario


Miguel Delibes
‘Cinco horas con Mario’ (1966)

“Nunca vi un muerto semejante, te lo prometo. No ha perdido siquiera el color”. Y Carmen experimentaba una oronda vanidad de muerto, como si lo hubiese fabricado con las propias manos. Como Mario, ninguno; era su muerto; ella misma lo había manufacturado. (Pág 12)

Bien mirado, todo está patas arriba, Mario, que a este paso cualquier día nos salen con que los malos somos nosotros, visto lo visto, cualquier cosa… (Pág 89)

…y él corriendo por ahí que “ni los versos de Canido son versos sino versículos, ni los textos de Solórzano son textos sino testículos”. (Pág 141)

Mario, porque ¿puedes decirme qué has enderezado tú, para qué has vivido, di, sino has podido comprar a tu mujer ni un triste Seiscientos? (Pág 170)

“…y que nada más hermoso que dar a los que no piden”. (Pág 198)

“Después de todo, razón le sobra a Valen, que a los intelectuales deberían prohibirles ir a la playa, que así, tan flacos y tan cruditos, resultan antiestéticos, más inmorales que los mismos bikinis”. (Pág 223)

“…si sólo disponías de un duro, ¿a qué comprometerte con una chica? ¿Es que hay derecho a eso? Un hombre enamorado, en esa circunstancia, roba, mata o hace algo, Mario, todo menos tener a una chica bien en ese plan”.(Pág 225)


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