LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 6
El mayor reproche que se puede hacer a la hiper-nominada 'Up in the air' (a 6 Oscar aspira nada menos) es su espesura, su alergia a la síntesis: lo que cuenta erráticamente en 108 minutos -Dios mío, parecían muchos más- lo puede condensar perfectamente en 80 o 90; por lo menos da esa sensación. Con estas cintas dilatadas ocurre lo mismo que en los partidos sin goles: aguardas constantemente a que ocurra el acontecimiento, y no hacen más que marear la esférica.
La comedia dramática en cuestión (o dramedy, como llaman los anglófonos a esta curiosa categoría) aborda una estimulante fábula moderna: un ejecutivo trajeado (George Clooney) se dedica a volar por todo el mundo para despedir gente, dorándoles la píldora puesto que les espera un futuro mejor, con nuevas oportunidades, etc. Un elegante corresponsal de la globalización salvaje: todo un hallazgo.
Lo mejor. En medio de esta vida migrante e inespacial, el joven director Jason Reitman plantea sin duda lo más sugestivo: la relación erótica y amorosa entre dos viajantes crónicos, dos amantes que se citan en los enlaces aéreos, chatean entre extremos del globo, se acuestan en hoteles provisionales y abandonan el lecho para ir a una reunión a las 9 de la mañana. George Clooney y Vera Farmiga corren una aventura abstracta del amor, una second life virtual que acabará revelando su dolorosa condición ficticia. Bravo por Reitman, que rehúye heroicamente el final feliz made in Hollywood, llámese comunión amorosa o regreso al hogar.
Lo peor. Por desgracia, esta fábula aérea se narra en un tono desesperantemente superficial, con un ritmo muy deficiente (más cercano al taca-taca que al Boeing 747), y lo peor: con un George Clooney estático e insoportable, siempre luciendo su sonrisa de dentífrico y sus perfectas americanas planchadas. La efigie del galán publicitario, tan henchido de estrellitis y limitado en su registro, acaba siendo un enorme lastre que quema las posibilidades dramáticas de la historia. Un buen actor desconocido le habría dado cien vueltas.
Al fin 'Up in the air' se queda con la pretenciosidad al aire, y lo que ambicionaba ser una irónica parábola contemporánea acaba convertido en un farragoso anuncio de Nespresso (muy espeso) donde sobran diálogos y personajes de cartón piedra. Sólo falta el logo de la filial de Nestlé, pero a buen seguro la marca cafetera tiene una oportunidad dorada para patrocinar la ceremonia de los Oscar. Ya lo dice Clooney en la tele: What else? (¿qué, si no?). Pues esso.
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