AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO
(...) el handicap, hoy, de las artes "matéricas" como la pintura o la escultura, es que no pueden "palparse" en la Red, lo que las invalida como objetoflujo (premisa casi inevitable para que algo se considere contemporáneo). Es verdad que, por otra parte, como ya casi único exponentes de aquellos tiempos en los que la materia aún importaba, ess obras "matéricas" parecen tener aún más "aura", esa metafísica propiedad que hacía del objeto una obra irrepetible, pero ocurre que con la amplificación global del fenómeno de la copia, el "aura", ya casi ha dejado de tener valor para los contemporáneos consumidores de arte.
Parece como si todo objeto de arte contemporáneo tuviera que someterse a tres premisas: 1) que se pueda comprimir en un archivo informático, 2) que ese archivo esté preparado para fluir por la red, y 3) que sea susceptible de ser copiado. Así la fotografía, así el videoarte, así las perfomances filmadas, que cada vez cobran tanto valor como in vivo, así el arte conceptual, en el que la materialidad, no es más que un soporte subordinado al concepto; por no hablar del cine, la música y la literatura, en los que el "original" carece de valor por no existir.
La obra de arte es ahora intercambio de información, o no es. Y la información, de momento, fluye en voluptuoso caudal en la Red. No son malos tiempos para las artes, que explosionan cada día arrojando miles de fragmentos seminales, sino que son malos tiempos para la sacralización de los objetos artísticos. Se construyen museos más y más preciosos, para un concepto en estado de ruina.
2 comentarios:
La Escuela del Llobregat está radicalmente en contra de tales planteamientos (¿no, Joan Pau?). Los libros, los lienzos y los senos siguen existiendo: y son materia. Supongo que para algunos es lamentable que no se puedan descargar en un ipod, aparente requisito para que algo sea bien considerado. Encima citando a Benjamin eh.
- morgar
Publicar un comentario