07 noviembre 2011

Symbolos versus Diabolos

JULIO TREBOLLE
“Frente al ‘symbolos’ que une y armoniza está el ‘diabolos’, el adversario que rompe la armonía y provoca el desequilibrio y la caída”

El símbolo “somatiza”, está unido a la experiencia del cuerpo, y confiere a la vez dimensiones cósmicas y éticas a lo simbolizado. El símbolo más primitivo y elemental es tal vez el que pudo surgir ya en la mente del ‘homo erectus’ o de los primeros homínidos que ensayaron el andar erguidos como bípedos, o surge en la mente del bebé cuando ensaya a dar los primeros pasos sin perder el equilibrio.

Al ganar la dimensión de verticalidad, el hombre descubre lo alto y lo bajo, y, muy pronto, el cielo y la tierra. La distancia entre el cielo y la tierra debió ser percibida como un desgarro cósmico, simbolizado en los mitos por una acción violenta como la división en dos partes del cuerpo de Tiamat para formar el cielo y la tierra [mitología babilónica].

Al tiempo que se alzaba, todavía titubeante, el hombre descubría también que podía caerse y que era necesaria una armonía y un equilibrio entre lo alto y lo bajo. La sensación de caerse, hecha símbolo, conforma los primeros mitos de la caída y de la culpa. El símbolo comporta entonces una dimensión ética. Así en el mito adánico, el árbol enraizado en la tierra y proyectado al cielo se convierte en símbolo de la separación cósmica y del discernimiento cognoscitivo y ético entre el bien y el mal. El símbolo determina una armonía natural y una ética de la naturaleza (…). Frente al ‘symbolos’ que une y armoniza está el ‘diabolos’, el adversario o ‘satán’ que rompe la armonía y provoca el desequilibrio y la caída.

Los símbolos se traducen en metáforas, pero sobre todo en imágenes plásticas. Los estudios bíblicos prestan gran atención a los mitos, conceptos y ritos de las religiones orientales, pero desatienden por lo general la plasmación plástica de los mismos. La dicotomía entre palabra e imagen, acentuada por la estética de la Ilustración, ha conducido a una exaltación de la palabra y de la historia y de una marginación, por el contrario, de la imagen y el espacio.

JULIO TREBOLLE LIBRO DE LOS SALMOS: RELIGIÓN, PODER Y SABER (2001)

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