04 agosto 2014
Carmina y Geni: familias sin norte ni sur
por JOAN PAU INAREJOS
Carmina o revienta: 7,5 Tots
volem el millor per a ella: 7,5
¿Qué pasaría si se
encontraran las familias de ‘Carmina o revienta’ y ‘Tots volem el millor per a
ella’? Un cruce fortuito, en algún lugar ignoto de la pantalla... El cine
permite este tipo de fantasías impertinentes, hipotéticas confluencias que hoy
parecen quiméricas e imposibles. Porque los universos de Paco León y Mar Coll
están ibérica y sociológicamente lejos, muy lejos.
Si enumerásemos la
lista de contrastes nos faltaría espacio. Los colores cálidos y saturados de
‘Carmina o revienta’ son el acompañamiento perfecto para una postal naturalista
de Andalucía, mientras que la directora catalana opta por una fotografía
expresamente gris y apagada. Ambos son espléndidos ejercicios de hiperrealismo,
pero en un caso conocemos la personalidad vivísima y torrencial de la regenta
de un bar, mientras que en el otro asistimos al ocaso físico y psicológico de
una abogada barcelonesa. Un lento borrado.
Catalunya y
Andalucía. Norte y sur. Ciudad y suburbio. Golosas confrontaciones fílmicas
ahora que la actualidad política remueve fronteras e identidades —el cine ya le ha
visto el filón, con el éxito de 'Ocho apellidos vascos'—. Desde luego las
películas de León y Coll no pretenden sentenciar nada sobre los caracteres
nacionales, antes bien, se atienen a segmentos sociales muy concretos y,
como se dice ahora, transversales. Hay familias de Carmina en l'Hospitalet o
Santa Coloma y hay, sin duda, familias de Geni en las clases medias y altas de
Sevilla o de Málaga. Sin embargo, el careo entre ambas historias podría
decirnos algo sobre las dispares maneras de ser familia y de encontrar en ella
un lugar en el mundo.
A medio camino de la
realidad y la ficción, aderezada con un humor surrealista e innovador, 'Carmina
o revienta' es un atípico homenaje de Paco León a su madre totémica, un cruce
de Kathleen Turner y las mujeres monumentales de Almodóvar. La imponente señora
escupe, se moca, exhibe sus ventosidades, hoza en los yogures, y, cuando hace
falta, saca a un hombretón del coche y lo zarandea cual Obélix con los romanos.
Una matriarca que no duda en estafar y amenazar a las autoridades o recurrir a
la picaresca con tal de proteger a los suyos y su modo de vida.
El tópico diría que
León dibuja una familia "desestructurada", pero... ¿lo es menos la
aposentada y silenciosa familia de Geni? Recollits en una segunda residencia del Pirineo, las incomunicaciones y
desamores entre sus miembros no tardan en aflorar. El patriarca pequeñoburgués,
ajeno a todo, sólo sabe reprimir las involuntarias salidas de tono de su hija,
marcada por las secuelas de un accidente de tráfico. Su hermana vive en su
burbuja insomne. Su pareja —magnífico Pau Durà— en el fondo no le perdona su estado
de convalecencia y añora la perfecta Geni de antaño. "Que tot torni a ser com abans".
Frente a esta
contención sentimental tan catalana, con su querencia por la racionalidad, con
su terrible moral calvinista disfrazada de modestia y hasta de informalidad,
vemos cómo Carmina abraza resignadamente todas sus imperfecciones. No se
plantea dejar a su marido borracho, tampoco pretende cambiar a su hija de
peligrosas tendencias ni-ni. (Nada de medias tintas, sólo tomaría
medidas drásticas, como matar al marido —!— cuando fuera un estorbo para la
prole). Se ve gorda en el espejo, pero jamás hará una dieta, ni considerará que
su vecina sea una loca peligrosa por inventarse que se codea con la familia
real "y duerme en la habitación de la infanta Elena" —antológica escena
con Ana María García—. Quizá vive en una realidad grotesca, y profundamente
infeliz, pero se adapta a ella con naturalidad. Otro cigarro.
Las familias de Geni
y Carmina seguramente se escandalizarían al verse frente a frente. Unos
murmurarían en voz baja qué vulgares son los otros, y qué falta de aspiraciones
y rumbo vital tienen. Los otros no podrían soportar tanto silencio funeral
y se reirían de su notoria intolerancia al fracaso. Para unos el mundo está
hecho y acabado, y sólo cabe transitar por él con sentido práctico —a lo sumo
con la ayuda de los santos y las vírgenes que Carmina tiene expuestos en la
cocina. Para los otros, el sentido de la vida es una búsqueda individual y
angustiosa: hay que trabajar y ganárselo, no valen excusas ni consuelos
fáciles. Este encuentro habría que filmarlo, por favor. Eso sí que sería cine
vanguardista.
‘CARMINA O REVIENTA’ (2012), DE PACO LEÓN
MÁS INFORMACIÓN Y CRÍTICAS DE LA PELÍCULA EN FILM AFFINITY
‘TOTS VOLEM EL MILLOR PER A ELLA’ (2013), DE MAR COLL
MÁS INFORMACIÓN Y CRÍTICAS DE LA PELÍCULA EN FILM AFFINITY
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