15 abril 2011

Retazos del Cantar de los Cantares

El Cantar de los Cantares o los aromas del amor, de Mario Satz (2005)
perles
EL BESO DIVINO
"Que me prodigue con besos de su boca, porque son mejores que el vino" (1:2)
Así como la espada arma al caballero, el denominado beso de Dios o neshikáh insufla Espíritu Santo al estudiante que solicita su presencia. Una leyenda dice que Moisés murió de un "beso" o neshikáh de Dios, que en términos médicos equivale a un infarto de miocardio. A partir de esta historia se cree que es un privilegio morir de este modo. El Creador puso en nosotros Su soplo y llegado el momento lo retira. 
LA CÁMARA
"Arrástrame contigo, corramos a tu cámara a gozar y a ser felices juntos" (1:4)
Según para qué tarea mística, la cámara ha de ser secreta, personal, como la cella del monje o el cubiculum tuum mencionado en Mateo 6:6, a propósito del cual Jesús dice: "más tú, cuando oras, éntrate en tu cámara y, cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto".
EL PASTOREO
"Dime, dilecto de mi alma, dónde pastoreas, en qué sitio reposas al mediodía. ¿Por qué habría de vagar entre los rebaños de tus compañeras? (1:7)
El rey sabio, como el Creador, tiene sus sitios predilectos, sus oquedades, sus prados, sus "montes y collados" que diría san Juan de la Cruz. La muchacha, pero también el alma, quiere saber dónde hallar a su Amado, cuál es el sitio en el que el reposo deviene didáctica y aprendizaje (...). Cada amante ansía conocer el espacio favorito de su amor para sorprenderlo en el instante de su mayor goce y apertura. El lugar donde, despojado de su sombra -como al mediodía- es todo luz.
EL HOMBRE DORMIDO
"Mi amado es un puñado de mirra cuando pernocta entre mis senos" (1:13)
Percibimos el después del frotamiento o, como dice el clásico chino I-ching, la calma tras "la consumación". Que sea ella, la Sulamita, quien está despierta también es un arquetipo, pues la mujer, en cuyo altar ha ardido la pasión, observa la exhalación de sus motivos, el perfume de sus fugas, le evaporación serena de sus éxtasis y se permite hablar de ello como si fuese el pebetero en el que el fuego ha consumado su faena aromática".
LO INEFABLE
"¡Cuán bella eres, amiga mía, qué bella! Tus ojos son palomas (1:15)
Entre los estudiantes de la Kábala suele decirse que la comprensión total es posible pero no registrable, es decir que lo que acontece en el momento de la "iluminación" y comprensión supremas, la habrakáh, nunca puede expresarse claramente en palabras, ya que tiene mucho más que ver con un cambio de aliento, con una sutil modificación anímica, que con el verbo.
LA FLOR
"Soy la azucena del Sharon, la rosa de los valles" (2:1)
Ella, lo femenino, se define como una flor. Una flor que representa, como dijo el poeta Novalis en sel siglo XIX, "el símbolo del misterio de nuestra alma" (...) El lirio o la azucena tienen en jabatzelet al "corazón" o leb como prueba (...) del carácter floral de nuestra víscera más viva (...). La rosa es aquello que debe abrirse y cambiar, shanáh, en el sujeto, para que éste pueda acceder de la trama carnal a los transparentes pétalos de su iluminación (...). Al ser tocada por su Creador, el alma despide el perfume de Su recuerdo (...). El alma, nos dirá el Cantar, es como una rosa entre espinas, una gema enterrada que espera paciente el pulido de su revelación.
AMOR Y DESEO
"Os conjuro, muchachas de Jerusalén, por las ciervas y las gacelas de los campos, no despertéis, no perturbéis al amor hasta que lo desee" (2:7)
Los alumbrados del siglo XVI, considerados injustamente herejes, fueron llamados dexados por los inquisidores porque a sus raptos místicos, a sus experiencias de luz interior, les sucedía una más que probada distensión y flojera (...). Al deseo le corresponde la ignición, el chispazo, mientras que al amor le concierne la llama, el resplandor (...). El amor está despierto mientras el deseo descansa, sujeto, como se encuentra, a los altibajos de lo erótico, lo que nos indica que es el amor el que enhebra a sus criaturas cuando éstas lo desean, permaneciendo después a la vera de su encuentro como un artista que contemplase la obra singular que ha salido de sus manos. Lo erótico es subcutáneo y cíclico, en tanto que lo agápico es continuo y cósmico.
LA VOZ DE MI AMADO
"Aquí llega la voz de mi amado, saltando por los montes, brincando por los collados" (2:8)
Parece como si la voz que lo transmite viniese a nosotros danzando, girando como una simiente alada en el aire de la primavera (...) De hecho nacemos por dos medios: el seminal y el semántico, de nuestras madres y del seno del lenguaje en el que pronunciamos nuestras primeras palabras. Quizá por ello el amor sea inseparable del sonido y del verbo.
EL PERFUME
"Cuando se invierta el día y huyan las sombras iré hacia el monte de la mirra y a la colina del incienso" (4:6)
En numerosos Aquello que se come por la boca [horizontal] pertenece al tiempo, en tanto que lo que se aspira por la nariz [vertical] nos habla de la eternidad (...). Los perfumes hablan al alma como los colores deleitan al ojo (...). Justifica, en cierto modo, el que muchos místicos del sufismo llamen a Dios el Fragante.
LOS OJOS
"Secuestras mi corazón, amada mía, esposa, secuestras mi corazón con una sola mirada de tus ojos atándolo con tu collar" (4:9)
Ibn Sahl, un poeta sevillano de origen judío que vivió en el siglo XIII, solía decir: "no quiero llorar porque siendo la niña de mis ojos, te ahogarías en ellos".
EL LAÚD DE LAS VÉRTEBRAS
"Jardín cerrado eres, hermana, amada mía, una fuente oculta, un manantial vallado" (4:12)
La voz hebrea naaul, que el latín traduce por conclusus y derivará hacía la aún vigente idea de clausura religiosa, supone un estado de elevación, sublime incluso, naaléh. Y no tanto por su referencia a la virginidad como por su relación con aquello que está y debe ser protegido, a semejanza de nuestra respiración bajo el laúd de las vértebras, óseo vallado al que dilatan la inspiración y el canto.
LOS GENITALES
"Mi amor extiende su mano hacia el hueco del asombro y soy puro temblor" (5:4)
Los anatomistas y médicos de Roma sospechaban que sexo proviene de sectum, sector, corte, hendidura. Por lo tanto herida, huella de algo que ocurrió y la memoria hurga una y otra vez con el fin de averiguar qué había allí cuando la forma era plena (...). Fue Lucrecio, autor de la obra De rerum natura, quien observó que la genitalidad femenina introvierte la masculina mientras que ésta extravierte la femenina. Nuestra relación es, pues, especular antes incluso de tocarnos (...). El psicólogo C. G. Jung insinuó, tras estudiar a los primitivos gnósticos,que la chispa femenina el hombre se llama anima y la masculina en la mujer animus. En ese caso estamos articulados de tal como que cada uno de nosotros es el otro por dentro.
EL ENREDO
"Asomas tu cabeza de fértil jardín y por el brillo de sus rizos un rey queda enredado en su trama" (7:6)
Enredarse es, entonces, mucho más que caer en las redes del amor. También es quedarse inmovilizado por el éxtasis de su hechizo, experimentar una delicia estática de la que no sabemos cómo salir y, a veces, cómo diablos hemos llegado a ella.
EL ABRAZO
"Desliza su brazo izquierdo por debajo de mi cabeza y con el derecho me abraza" (8:3)
Sorprende observar que cuando son las mujeres las que se abrazan hay más silencio que cuando lo hacen los hombres, quienes -de modo casi inevitable- se golpean la espalda con la intención de demostrar que, a pesar de la ternura de ese gesto, aún les quedan fuerza y rigor por si fueran necesarios.

El Cantar de los Cantares o los aromas del amor, de Mario Satz (2005) (relectura)

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