13 septiembre 2008

¿Estoy vivo?


HENRI BERGSON

"Nunca ha podido saberse cuál de los dos gemelos fue el muerto; unos creen que fue Bill, otros que yo"

Escuchemos a Mark Twain hablando con un repórter que le interroga: "

¿Es verdad que tiene usted un hermano?".

"Sí, le llamábamos Bill. ¡Pobre Bill!".

"¿Cómo es eso? ¿Se ha muerto acaso?".

"Nunca he podido saberlo. Hay un gran misterio en este punto. El finado y yo éramos gemelos; nos bañaron juntos cuando teníamos quince días y uno de nosotros se ahogó, pero nunca ha podido saberse cuál de los dos fue el muerto. Unos creen que fue Bill, otros que yo".

"¡Es raro! ¿Pero usted qué cree?".

"Voy a confiarle un gran secreto que a nadie he revelado. Uno de nosotros tenía una señal particular, un lunar enorme en el reverso de la mano izquierda, y ése era yo. Pues bien: ese niño fue el que pereció ahogado...".

Lo absurdo de este diálogo, examinándolo bien, no es un absurdo cualquiera. No se produciría si el personaje que habla no fuera precisamente uno de los gemelos. El absurdo se debe completamente a que Mark Twain declara ser uno de estos gemelos, pero expresándose como si fuese un tercero, como un señor que se limita a contarnos la historia.

HENRI BERGSON, LA RISA, 1899


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