JUAN REGLÁ
Castilla quiere ‘rehacer’ España verticalmente según la tradición visigoda, mientras que la Corona de Aragón se propone ‘hacer’ España con el molde horizontal romano
La idea de España según el molde romano, el cual preconiza una integración “horizontal” (…) empieza a entrar en crisis con el desarrollo del pretendido molde germánico, visigodo, según el cual Castilla, heredera de Asturias y León, y de la monarquía visigoda, tenía como misión “rehacer” en un sentido “vertical” la unidad de España.
(…) creo que en las postrimerías del siglo XIV y durante el siglo XV hay una situación de hecho: el crecimiento de Castilla –entonces exaltada míticamente por los Trastámaras- y el colapso de Cataluña, lo que condiciona la clara hegemonía castellana, bastante al margen aún del visigotismo de los tiempos contemporáneos. A mi parecer, el goticismo es un descubrimiento romántico, que toma cuerpo durante la Restauración, para convertirse en mito –por parte de Menéndez Pidal sobre todo- con la generación del noventa y ocho.
En uno de sus últimos trabajos, dedicados precisamente al Compromiso de Caspe, don Ramón intenta presentar la elección de Fernando de Antequera como una anilla más de la cadena hacia la reconstrucción de la España goda, la herencia de la cual, es decir, la misión de rehacer la unidad bajo su cuño, habría pasado a Castilla por los caminos del mozarabismo y de los reinos de Asturias y León (…).
Parece evidente, pues, que en el proceso de la unidad española entre los Reyes Católicos y el primer Borbón influyó mucho más –a mi parecer- la herencia común de la ‘Hispania’ romana, que pedía, como hemos dicho, una integración “horizontal”, entre “iguales”, en vez del supuesto “verticalismo” visigodo. La común herencia romana en el “hacer” de España es el molde de la organización constitucional de la monarquía hispánica de los Reyes Católicos y de los Habsburgo, calcada precisamente en la vertebración política de los reinos de la Corona de Aragón.
Fernando es un héroe renacentista e ilustrado, mientras que Isabel es la heroína del romanticismo y del redescubrimiento gótico
Vale la pena recordar ahora que de los Reyes Católicos, el aragonés, Fernando, exaltado por Gracián, es el héroe entre el Renacimiento y la Ilustración, esto es, con la perduración del romanismo; en cambio, la castellana, Isabel, suplanta a su marido en el papel de heroína con el romanticismo y consiguiente descubrimiento del goticismo: el año 1820 aparece, en efecto, el conocido ‘Elogio’ de la reina Isabel, del académico don Diego Clemencín.
La influencia romana es invocada continuamente por los tratadistas de la época (…). Lo mismo se manifiesta con la idea que los consejeros de Barcelona tienen del imperio de Carlos V. Al felicitar a Carlos por ser elegido Emperado (…) aluden a Carlomagno y aseguran que Carlos presidirá un nuevo siglo de oro de la romanidad (“tornaràn los temps que los antichs apel·laren aurea secula”), basada en la ruenificación de los dos Imperios, Occidente y Oriente, como en tiempo de Augusto y sus inmediatos sucesores.
JUAN REGLÁ, HISTORIA DE CATALUÑA, 1974
FOTOS: el apuntamiento gótico de la catedral de Burgos (izquierda) frente al amplio espacio interior de Santa Maria del Mar, en Barcelona (derecha). El gótico vertical castellano frente al gótico horizontal mediterráneo. Símbolo de poder político y espiritual frente a espacio de raigambre civil y mercantil.
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