¿Contra quién grito? ¿A quién pido cuentas? ¿A mí, por mi infinita debilidad, por mi faz acomplejada? ¿A mí por ser un cobarde ante la injusticia, por diluir los golpes del mundo en el aguafuerte del ‘todo pasará’ y el ‘nada es real’? ¿A mí por llamar fantasmas para que me laman las heridas? ¿Por no tener sangre, por incubar burbujas de veneno?
20 agosto 2004
Muéstrate
Joan Pau Inarejos, agosto 2004
¿Contra quién grito? ¿A quién pido cuentas? ¿A mí, por mi infinita debilidad, por mi faz acomplejada? ¿A mí por ser un cobarde ante la injusticia, por diluir los golpes del mundo en el aguafuerte del ‘todo pasará’ y el ‘nada es real’? ¿A mí por llamar fantasmas para que me laman las heridas? ¿Por no tener sangre, por incubar burbujas de veneno?
¿O quizá grito a mi Otro? ¿A ese gigante de la
mundanidad y la prepotencia que toma mil rostros? ¿A ese tótem que me
ridiculiza con sus ademanes viriles? ¿A los príncipes de este mundo que se
apoderan del lenguaje y del humor? Al explotador, al padre terrible, al
mediocre ascendido, a quien ríe a carcajada viva mientras corta mis alas antes
de que crezcan.
¿Grito contra ti, mundo? ¿Contra ti, Dios? ¿Quiénes
sois vosotros para permitir la cósmica injusticia? ¿Qué es esa torpeza que
llamáis magnanimidad? ¡Contestadme! Ya os querría ver a mi lado en la soledad
de la culpa, del hastío, de la insufrible duda, del crudo remordimiento.
Sentados en vuestros tronos de marfil, sin duda dejad
que una y otra vez, me abalance hasta sangrar contra los titanes.
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