En gran parte de nuestra filosofía del arte en Occidente, hemos pensado que el trabajo del artista es como una imposición de su voluntad sobre un medio que se le resiste. El escultor martillea la piedra hasta someterla a su voluntad. El pintor coge los óleos y los pigmentos inertes y hace que se adapten... Creen que el medio con el que trabajan es hostil y que nunca podrán llegar a hacer que sea comprenisble porque la naturaleza física, material y por lo tanto algo diabólica del medio, siempre se resiste a la visión que el espíritu desea representar.
De este modo, las personas con nuestro sentido común cotidiano pensamos en el mundo material como una especie de masa de arcilla, de materia que ha de 'formarse'. Podemos llegar a la extraña aberración de pensar que los árboles están hechos de madera y las montañas de rocas. Quizá no sea insignificante que Jesús fuer hijo de un carpintero y del Arquitecto del universo.
Es obvio que un árbol no está hecho de madera: el árbol 'es' madera. Una montaña no está hecha de roca, 'es' roca. Toda la búsqueda de la ciencia occidental para comprender la naturaleza del mundo físico fue desde un principio una indagción para encontrar cuál era el material básico, más aún, un anhelo por descubrir el plan, el diseño de la mente del hacedor.
Alan Watts, La mitología occidental, en Mitos, sueños y religión, 14
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