16 septiembre 2011

Le genialidad del gótico

LUIS BOROBIO
La invención del gótico es la revolución más grande de la historia de la construcción; sólo en el siglo XIX, con los hallazgos del hierro y del hormigón, se volvieron a descubrir las virtudes del esqueleto sustentante

El paso del románico al gótico, o mejor, la invención del estilo gótico, constituye la revolución más grande que ha habido en la historia de la construcción. Consiste en eliminar los milenarios muros de carga sobre los que la humanidad había levantado siempre sus más importantes edificios, y sustituirlos con un elemento sustentante.

Esta revolución constructiva lleva consigo un cambio radical en el sentido de los espacios y en la significación de todos los elementos arquitectónicos. Las paredes son ahora meras separaciones y ya no sostienen nada; por tanto no necesitan su robustez carguera y, en ocasiones, pueden sustituirse por vidrieras o por celosías. Todo pierde cuerpo. Los cerramientos se aligeran.

Desde los tiempos más remotos se habían empleado en la construcción esqueletos de madera para obras de pequeño volumen (la choza) o para elementos particulares de una edificación (la cercha). La gran novedad del gótico consiste en que toda la arquitectura venga sostenida y caracterizada por el esqueleto estructural y, sobre todo, porque esa osamenta sea de piedra y no de madera.

La madera, en construcción, trabaja principalmente a flexión y a tracción. Las piezas de madera, en función de vigas o de tirantes y ensamblándose entre sí; dan cohesión a toda la armadura. En cambio la piedra trabaja casi exclusivamente a compresión: sus piezas deben sostenerse descansando unas en otras y absorbiendo los empujes a los que, en todos los apoyos, va dando lugar la fuerza de gravedad. El esqueleto debe equilibrar los esfuerzos, dirigirlos, y situarse en las líneas de las tensiones. El estilo gótico es una verdadera filigrana constructiva. Después, el Renacimiento, constructivamente, dio un paso atrás.

Sólo, ya en el siglo XIX, con los hallazgos estructurales del hierro y del hormigón armado, se volvieron a descubrir las virtudes arquitectónicas del esqueleto sustentante, pero con materiales mucho más adecuados.


LUIS BOROBIO HISTORIA SENCILLA DEL ARTE (2002)



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