10 septiembre 2011

'La deuda': la Reina se ensucia las manos

LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7

Helen Mirren está atormentada. ¿Qué le pasará? Faz ofuscada, cicatriz en la mejilla, su oscuro semblante preside ya los primeros minutos de ‘La deuda’ (John Madden), donde la actriz británica, la eterna Queen rodeada de imperecedera elegancia –tanto o más cuando viene doblada por la insuperable María Luisa Solá-, interpreta a una ex agente de los servicios secretos israelíes, Rachel Singer, convertida en estrella por la captura de un asesino nazi en el Berlín comunista de 1966.

Con tan jugosos ingredientes, rápidamente los flash-backs nos llevan hasta el lugar de los hechos, para emprender un thriller político de textura compacta y a ratos electrizante: especialmente contraindicada para cardíacos la escena en la estación de tren, donde Rachel y sus dos compañeros de misión intentan horadar la alambrada para zafarse de los guardias, sin olvidar el poderoso encuentro con el carnicero de Birkenau (espectacular Jesper Christensen), camuflado bajo las batas de un amable ginecólogo; toda una perla ese plano de la joven espía abierta de piernas mientras aprovecha para filmar a su presa con una pequeña gargantilla.

A la intriga política por la misión, de tan alto precio simbólico para la humillada nación hebrea (resuenan inevitables ecos del ‘Munich’ de Spielberg), habrá que sumarle las intrigas sentimentales entre los agentes secretos, inmersos en uno de esos triángulos tan desgarradores para quien los vive como gozosos para quien los lee en las páginas de una novela. No se pueden aquí destapar las cartas de la trama, dichosamente plagada de giros, donde la justícia poética irá imponiendo su ley con trágica exactitud. Aun con su frialdad, sus tramos irregulares y sus modestas pretensiones, que nadie deje de ver el largometraje para saber por qué Helen Mirren está tan atribulada. La cosa promete, y lo prometido es deuda.


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