14 junio 2010

'El retrato de Dorian Gray': ideal para estar puesta durante la siesta



LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA 

por JOAN PAU INAREJOS 

Nota: 4
Con 7 euros se puede comprar una guía Lonely Planet, un vino barato, dos paquetes de tabaco, una crema reafirmante o un menú del día en el Bar Manolo. En cualquiera de estos destinos estarán mejor empleados que en la entrada para ver 'El retrato de Dorian Gray' de Oliver Parker, una nueva versión cinematográfica del clásico de Oscar Wilde que, si se la hubieran ahorrado, la historia del séptimo arte tampoco se hubiera resentido.

Para empezar, ya hemos visto cien mil veces ese Londres decimonónico y fantasmal, transitado por dandis exquisitos e intrigantes, donde los horrores góticos se suceden en medio de lluvias constantes y humaredas fabriles. Esa vieja Europa de carruajes y corsés, de salones y tabernas, es un mundo estético tan trillado que ya produce verdadero cansancio en la retina si no tiene nada más que aportar a su fastuosa ambientación. Y no es el caso.

Más bién, el director Oliver Parker se limita a poner el piloto automático y desperdicia la historia del aristócrata que quería ser eternamente joven con una adaptación insípida, sin personalidad ni rumbo, donde la más mínima garra u originalidad brillan por su ausencia, con un resultado más cercano a la caspa televisiva de sobremesa que a la elegancia gótica que pretende alcanzar. En estas lides (qué pena) encontramos a un actor tan solvente como Colin Firth, obligado a hacer el ridículo con un papel de Lord Henry escrito por su peor enemigo: con una barba de Rey Gaspar, el bueno de Firth se pasa la película recitando sentencias sobre la vida presuntamente sonoras y libertinas, que serían mucho más útiles y recreativas en un libro de "citas de todos los tiempos" ya a la venta en tu gasolinera.

Si a esto le añadimos las notas de involuntaria comedia friqui (véase el ligoteo de Dorian Gray con las viejas cortesanas) personajes fallidos que entran y salen sin pena ni gloria (el pintor Basil, la joven enamorada que interpreta Rebecca Hall) y un suspense infantil y previsible hasta el sonrojo alrededor del cuadro maldito (con un monstruo que eructa y regurgita como un zombi con gases), este 'Retrato' se antoja ideal para estar colgado en la pared mientras nos hundimos en los suaves placeres de la siesta. Entre cabezada y cabezada, hasta puede entretener.

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1 comentario:

Luimneach dijo...

Es posible que este comentario se pierda en el olvido, pero ¿qué esperaas de la película habiendo leído el libro?