Visto por este modesto espectador en los cines Can Castellet, Sala Primera, sesión de las 17 horas constituída para la proyección de 'Alicia en el país de las maravillas' del sr. Tim Burton, en el Tribunal de Mi Casa (TMC) se dicta la presente crítica en base a los siguientes cargos:
PRIMERO.- Haber convertido la oda al absurdo de Lewis Carroll en un pastiche hiperdigital sin rumbo ni coherencia, secuestrado simultáneamente por las exigencias comerciales y por la necesidad del autor de dejar su huella irónica y oscura (como el mamífero que orina su territorio) hasta componer un Frankeinstein cinematográfico de difícil digestión.
SEGUNDO.- Haber contratado a la srta. Mia Wasikowska en el papel de una Alicia entrada en años (tantos como veinte). Cierto que la espectadora de este mundo surrealista debía ser alguien de mirada inocente y perpleja, pero la intérprete australiana se nos antoja excesivamente insípida e impersonal, tanto más cuanto que pretenden mostrarnos a una joven introspectiva y atormentada por sus sueños. En cuanto al sr. Johnny Depp, este tribunal advierte que corre serio riesgo de hacerse lo que el derecho romano califica de cansinus en sus reiterativos papeles de loco entrañable.
TERCERO.- El sr. Burton ha disuelto la rica complejidad de Wonderland, aún palpable en la versión de Disney, en favor de una lucha entre el bien y el mal convencional y palomitera hasta decir basta. Aquí asistimos a una guerra entre moros y cristianos sin saber quién la ha convocado ni cuál es su cometido (habrá que llamar al enemigo, como Gila), y las sugestivas partidas de póker y ajedrez del reverendo Carroll se ponen al servicio de una pirotecnia lineal y vacía, al más puro estilo del 'Señor de los Anillos' de Peter Jackson y de toda su progenie (neo)épica, y donde por supuesto no falta el monstruo final, ese Galimatazo robado de las páginas periféricas del libro, cuya aparición apoteósica se anuncia desde el minuto cero del metraje, para Gatillazo de los amantes de la intriga.
CUARTO Y MÁS LAMENTABLE.- El acusado, conocido desde ahora como Timo Burton, podría haber pergeñado un producto épico estándar, incluso góticamente exacerbado, y tendría los papeles perfectamente en regla. Pero no. Con traición y alevosía, el célebre cineasta despeinado ha querido inyectar improcedentes dosis de parodia en su maltratada criatura, y así, vemos la genial caricatura de la Reina Roja (interpretada por Helena Bonham Carter), cabezona y furibunda, tan malograda como una perla en una salchichería, junto con su hilarante corte de falsos deformes que le traen cerdos para que acomode sus diminutos pies; todos estos apuntes irónicos parecen salidos de otra película (indudablemente mucho mejor). Este tribunal estima especialmente el talento de la sra. Bonham Carter y la descacharrante caracterización de la actriz, de modo que quedará exonerada de la sentencia a pesar de ser la esposa del acusado en la vida real (no se puede ser perfecto).
NEGANDO DE ANTEMANO
cualquier acusación de prevaricación, ya que este modesto espectador acudía al cine con plena disposición a gozar de la susodicha obra de ¿arte? y además se cuenta entre los admiradores de la trayectoria de Tim Burton, aun creyendo que al brillante autor del 'Batman' de 1989 o de 'Mars attack!' le ha acaecido una suerte de infección cerebral de dólares, con forúnculos tan visibles y fétidos como las recientes 'El Planeta de los Simios' o 'Big Fish'. Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación,
FALLO
Que le corten la cabeza a Timo Burton (a ver si así recupera su antiguo riego sanguíneo). Así por esta sentencia lo pronuncia, manda y firma este modesto espectador desde el Tribunal de Su Casa (TSC).
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