Por eso he pegado un brinco en la silla cuando he visto este anuncio del centro comercial L'Illa (Barcelona) donde se invita a los niños a "dibujar a su madre", algo que podría ser plausible y negociable, incluso simpático, si no fuera por la terribe imagen que ilustra la convocatoria: el busto de una mujer-maniquí en blanco y negro, que se dirige al espectador con la faz completamente borrada. Tan turbadora efigie bien podría anunciar un festival de cine de terror, o una novela de ciencia-ficción sobre androides inacabados o madres robóticas a las que hay que programar ex nihilo, desde cero. Todo menos un candoroso taller infantil.
Aun así, "confiemos que no será verdad nada de lo que sabemos" (Machado) y que los pequeñuelos carezcan de toda noción de iconografía psicoanalítica. De no ser así, la tarde en el centro comercial se puede convertir en un trauma, éste sí, imborrable.
Joan Pau Inarejos, 24 abril 2010
1 comentario:
Me encantó la entrada!
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