¿Qué significa la risa? ¿Qué hay en el fondo de lo risible? Fuera de lo que es propiamente humano, no hay nada cómico. Un paisaje podrá ser bello, sublime, insignificante o feo, pero nunca ridículo. Si reímos a la vista de un animal, será por haber sorprendido en el una actitud o una expresión humana.
Muchos han definido al hombre como "un animal que ríe". Habrían podido definirlo también como un animal que hace reír porque si algún otro animal o cualquier cosa inanimada produce la risa, es siempre por su semejanza con el hombre, por la marca impresa por el hombre o por el uso hecho por el hombre.
He de indicar ahora, como síntoma no menos notable, la insensibilidad que de ordinario acompaña a la risa. Dijerase que lo cómico sólo puede producirse cuando recae en una superficie espiritual lisa y tranquila. Su medio natural es la indiferencia. No hay mayor enemigo de la risa que la emoción. No quiero decir que no podamos reímos de una persona que, por ejemplo, nos inspire piedad y hasta afecto; pero en este caso será preciso que por unos instantes olvidemos ese afecto y acallemos esa piedad. Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura.
Y finalmente, no saborearíamos lo cómico si nos sintiésemos aislados. Diríase que la risa necesita de un eco. Nuestra risa es siempre la risa de un grupo. Un hombre a quien le preguntaron por que no lloraba al oír un sermon que a todo el auditorio movía a llanto, respondió: "No soy de esta parroquia". Lo que ese hombre pensaba de las lágrimas podría explicarse más exactamente de la risa. Por muy espontánea que se la crea, siempre oculta un prejuicio de asociación y hasta de complicidad con otros rientes efectivos o imaginarios.
Henri Bergson, La risa, prólogo