29 noviembre 2015

'The Homesman': Tommy Lee Jones ens desarma

per JOAN PAU INAREJOS
Nota: 8

“Pari, sisplau, no puc escoltar més”. Meryl Streep, abillada com una pulcra dona d’Església, s‘esborrona poc a poc. Es posa pàl·lida. No pot suportar les històries que li arriben del Salvatge Oest. El dolor i la misèria que hi ha més enllà de la frontera fa escandalitzar la gent civilitzada. És com una vergonya impronunciable. Sisplau, calli.
Doncs Tommy Lee Jones no calla. No omet el rigor i la cruesa d’aquest West que Hollywood ha convertit en mite nacional. L’actor i director, quasi momificat per les arrugues però immensament lúcid, ens proposa un viatge per la rereguarda dramàtica del gènere, tot ensenyant-nos el que s’amaga al darrere del setè de cavalleria, dels pistolers heroics, de la croada contra l‘indi, de la pàtina del saloon. I no fa gaire patxoca.
En un poble remot de Nebraska, tres dones han de ser expulsades després de comportar-se de forma anormal, i, gradualment, amb una intel·ligent dosificació de la informació, anirem sabent els motius d'aquesta estranya bogeria col·lectiva. Mentrestant, una soltera del llogaret, Mary Bee Cuddy (superba Hillary Swank), es farà càrrec de la situació amb l’ajut inesperat d’un bandit borratxo (el mateix Tommy Lee Jones, esplèndidament fet pols) amb qui emprendrà una travessa incerta cap a l’est.
Si el Django de Quentin Tarantino feia saltar pels aires la crosta blanca i protestant del western, la solitària i pietosa Mary Bee, sense voler-ho, n‘evidencia els ciments més graníticament masclistes. No és el relat de cap revolució, ni de cap gesta heroica, sinó la pura descripció de les víctimes allò que fa tan gran i emotiva ‘The Homesman’. Una caravana de perdedors de la societat buscant la redempció, fugint d’un món en crisi, estabornits per la violència, castigats per la precarietat, corcats per la malaltia.
Tommy Lee Jones dirigeix el seu anti-western amb un admirable rigor i domini del temps, ajudat de la música parsimoniosa, meravellosa, de Marco Beltrami, i fins i tot es permet una certa respiració còmica, gràcies al xoc permanent de caràcters entre els dos protagonistes. Potser el tram final, o més aviat el llarg epíleg, es dilata més del compte i traeix un pèl l’essència aspra i eixuta de la història, el seu segell distintiu. Però tant hi fa, perquè l’amic Tommy es mulla fins als genolls en tots els sentits, i ens regala una de les escenes més emocionants del gènere quan travessa el riu per posar els peus a Iowa. Poques vegades la compassió ha tingut un fotograma tant precís, una mirada tan desarmada com la d'aquest vell pòtol.

‘the homesman', DE tommy lee jones
més informació i crítiques de la pel·lícula a FILM AFFINITY

13 noviembre 2015

El niño artista

Lev Semiónovich Vigotsky
La imaginación y el arte en la infancia (1930)
 
la plasticidad del cerebro
Principio orgánico de esta actividad reproductora o memorizadora es la plasticidad de nuestra sustancia nerviosa, entendiendo por plasticidad la propiedad de una sustancia para adaptarse y conservar las huellas de sus cambios. Desde esta perspectiva, diremos que, la cera es más plástica que el agua o que el hierro, porque se adapta a los cambios mejor que el hierro y conserva mejor que el agua la huella de estos cambios. (…) Sucede en el cerebro algo parecido a lo que pasa en una hoja de papel si la doblamos por la mitad: en el lugar del doblez queda una raya como fruto del cambio realizado; raya que propicia la reiteración posterior de ese mismo cambio. (…) Lo mismo ocurre con la huella dejada por una rueda sobre la tierra blanda; se forma una vía que fija los cambios producidos por la rueda al pasar y que sirve para facilitar su paso en el futuro. De igual modo, las excitaciones fuertes o frecuentemente repetidas abren en nuestro cerebro senderos semejantes. Resulta ser que nuestro cerebro constituye el órgano que conserva experiencias vividas y facilita su reiteración. Pero si su actividad sólo se limitara a conservar experiencias anteriores, el hombre sería un ser capaz de ajustarse a las condiciones establecidas del medio que le rodea. Cualquier cambio nuevo, inesperado, en ese medio ambiente que no se hubiese producido con anterioridad en la experiencia vivida no podría despertar en el hombre la debida reacción adaptadora. Junto a esta función mantenedora de experiencias pasadas, el cerebro posee otra función no menos importante. Además de la actividad reproductora, es fácil advertir en la conducta del hombre otra actividad que combina y crea.

el niño dibuja lo que sabe, no lo que ve
Rasgo fundamental de esta fase es que los niños dibujan de memoria, sin copiar del modelo. Una vez, un psicólogo pidió a un niño que pintase a su mamá, que estaba allí mismo sentada, y comprobó que el niño la pintaba sin mirar ni una sola vez hacia ella. (…) los niños dibujan de memoria. Dibujan lo que ya saben acerca de las cosas, lo que les parece más importante en ellas y, no en modo alguno lo que están viendo o lo que, en consecuencia, se imaginan de las cosas. Cuando un niño dibuja un jinete sobre un caballo en perfil, representa honradamente ambas piernas aunque el observador que le ve de lado sólo puede ver una. Cuando dibuja un rostro de perfil coloca sin falta los dos ojos.Si quiere pintar un hombre vestido -dice Bühler-, procede del mismo modo que se viste a una muñeca, le pinta primeramente desnudo, luego le va vistiendo, de modo que el cuerpo se transparenta, la bolsa se ve dentro del bolsillo, y en su interior incluso las monedas. Resulta algo así como lo que justamente se denomina dibujos radiografiados” (…) Selly: “Yo creo que el pequeño artista es mucho más simbolista que naturalista, no se preocupa ni lo más mínimo por el parecido total y absoluto, limitándose a indicarlo superficialmente”. (…) Los psicólogos son unánimes en reconocer que los dibujos de los niños a esa edad son más bien enumeraciones, o mejor dicho, relatos gráficos sobre el objeto que quieren representar. Bühler dice que “cuando a un niño de 7 años le encargan describir un caballo, recurre a una enumeración análoga de los miembros del animal como si lo dibujase: una cabeza, una cola, dos patas delanteras y otras dos atrás, etc. Por eso el dibujo a la memoria lo comprende tan sencillamente como una descripción gráfica”. Y, efectivamente, estas cosas se pueden explicar así: mientras el niño dibuja, piensa en el objeto de su imaginación como si estuviera hablando del mismo. En su exposición oral él no se encuentra atado por la continuidad de su objeto en el tiempo y en el espacio y, por ello puede, dentro de un marco determinado, tomar cualquier parte aislada o saltar a través de ella.


* Los títulos que encabezan los fragmentos son del autor del blog

12 noviembre 2015

La muerte de Iván Ilich


León Tolstói
La muerte de Iván Ilich (1886)

los poderosos
Individuos que, aunque notoriamente incapaces para desempeñar cargos importantes, no pueden ser despedidos a causa de sus muchos años de servicio; al contrario, para tales individuos se inventan cargos ficticios y sueldos nada ficticios de entre seis y diez mil rublos.

los islotes del amor
Quedaban sólo algunos infrecuentes períodos de cariño entre ellos, pero no duraban mucho. Eran islotes a los que se arrimaban durante algún tiempo, pero luego ambos partían de nuevo para el océano de hostilidad secreta que se manifestaba en el distanciamiento entre ellos.

paciente versus médico
Para Ivan Ilich había sólo una pregunta importante, a saber: ¿era grave su estado o no lo era? Pero el médico esquivó esa indiscreta pregunta. Desde su punto de vista era una pregunta ociosa que no admitía discusión; lo importante era decidir qué era lo más probable: si riñón flotante, o catarro crónico o apendicitis. No era cuestión de la vida o la muerte de Ivan Ilich, sino de si aquello era un riñón flotante o una apendicitis.

la soledad del dolor
Esa soledad en medio de una ciudad populosa y de sus numerosos conocidos y familiares -soledad que no hubiera podido ser más completa en ninguna parte, ni en el fondo del mar ni en la tierra (…). Era imposible engañarse: algo terrible le estaba ocurriendo, algo nuevo y más importante que lo más importante que hasta entonces había conocido en su vida. Y él era el único que lo sabía; los que le rodeaban no lo comprendían o no querían comprenderlo y creían que todo en este mundo iba como de costumbre. Eso era lo que más atormentaba a Ivan Ilich.

el tabú social de la muerte
(…) El mayor tormento de Ivan Ilich era la mentira, la mentira que por algún motivo todos aceptaban, según la cual él no estaba muriéndose, sino que sólo estaba enfermo. (…) Les aterraba que de pronto se esfumase la mentira convencional y quedase claro lo que ocurría de verdad.

¿mortal yo?
El silogismo aprendido en la Lógica de Kiezewetter: «Cayo es un ser humano, los seres humanos son mortales, por consiguiente Cayo es mortal», le había parecido legítimo únicamente con relación a Cayo, pero de ninguna manera con relación a sí mismo. Que Cayo -ser humano en abstracto fuese mortal le parecía enteramente justo; pero él no era Cayo, ni era un hombre abstracto, sino un hombre concreto, una criatura distinta de todas las demás.

la vitalidad del criado
Gerasim, el ayudante del mayordomo, era el que siempre venía a llevarse los excrementos (…). Entró Gerasim con paso firme y ligero, esparciendo el grato olor a brea de sus botas recias y el fresco aire invernal, con mandil de cáñamo y limpia camisa de percal de mangas remangadas sobre sus fuertes y juveniles brazos desnudos, y sin mirar a Ivan Ilich -por lo visto para no agraviarle con el gozo de vivir que brillaba en su rostro, se acercó al orinal. -Gerasim -dijo Ivan Ilich con voz débil. Gerasim se estremeció. (…) La salud, la fuerza y la vitalidad de otras personas ofendían a Ivan Ilich; únicamente la energía y la vitalidad de Gerasim no le mortificaban; al contrario, le servían de alivio.

crecer socialmente, morir existencialmente
«Era como si bajase una cuesta a paso regular mientras pensaba que la subía. Y así fue, en realidad. Iba subiendo en la opinión de los demás, mientras que la vida se me escapaba bajo los pies… Y ahora todo ha terminado, ¡Y a morir!»

la rendición del yo ante la muerte
Y de pronto se dio cuenta de la debilidad de lo que defendía. No había nada que defender.

forcejeando con el agujero negro
Resistía como resiste un condenado a muerte en manos del verdugo, sabiendo que no puede salvarse (…). Tenía la sensación de que su tormento se debía a que le empujaban hacia ese agujero negro y, aún más, a que no podía entrar sin esfuerzo en él.

muerte de la muerte
-¡Éste es el fin! -dijo alguien a su lado. Él oyó estas palabras y las repitió en su alma. «Éste es el fin de la muerte» -se dijo-. «La muerte ya no existe.»


* Los títulos que encabezan los fragmentos son del autor del blog