28 mayo 2015

‘La familia Bélier’: no huyo, vuelo

por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7,5

En un lugar de la Francia provinciana vive la joven Paula con sus padres y su hermano pequeño. Todos son granjeros y venden queso, pero ella tiene un don normal que la hace anormal: puede hablar y escuchar.

Los franceses ya conocían el timbre suave y luminoso de Louane Emera, ganadora del concurso ‘La Voz’ en 2012 y mejor actriz revelación en los últimos premios César. Nosotros la conocemos en esta película de sordomudos, peculiar y hasta disparatada comedia dramática que contra todo pronóstico cumple lo que se propone: hace reír y hace llorar.

El director Eric Lartigau se acerca al mundo hermético de la sordomudez con una sana irreverencia; en vez de compadecerse lacrimógenamente de estas personas, convierte su circunstancia en un sorprendente código cómico. Se atreve a hilvanar diálogos con la lengua de signos y nos brinda una especie de cine mudo dentro del cine sonoro.

Los azares hormonales llevarán a la protagonista a meterse en el coro del instituto, donde descubrirá, casi mágicamente, se diría que dolorosamente, su propia voz. Y ahí encontramos un bonito tópico del celuloide, explotado hasta la saciedad: la superación por la música. El diamante en bruto; la joven pueblerina que entona como un ángel.

Nada que chirríe si tenemos en cuenta que la partitura es de Michel Sardou, el cantautor francés que se propone amarte "hasta que palidezca el marqués de Sade" y que proclama ufano que "la vida es menos desesperada mientras se canta". La película es una ocasión para descubrir o redescubrir sus hermosas composiciones, hábilmente hiladas con la historia de los personajes, incluyendo ese emocionante canto de despedida: no huyo, vuelo (Je vole).

Apenas alguna sobreactuación puntual molesta en este recital de modestia y buenos sentimientos, muy bien medidos, donde tiene mucho que ver la sobrenatural naturalidad de Louane Emera, su dilema adolescente entre la fidelidad a las raíces y el anhelo de libertad. El dilema de una adolescente real, cándida y respondona, con los sueños y la anatomía a medias.

'La familia Bélier' es la mezcla justa de rarezas y lugares comunes que nos puede ganar el corazón con facilidad. No tiene dobleces, es tierna y descarada, imperfecta pero a la vez impecable en su sencillez. De talante optimista pero hurgando lo más amargo del alma humana (esas duras palabras: "Siempre he odiado a los oyentes, pensábamos que al menos serías sorda en tu cabeza"). Una fábula doméstica sobre los escollos de la incomunicación, pero también sobre la capacidad de trascenderla por el amor y saber escuchar con el tacto.

‘la famille bélier’, de eric lartigau
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