24 noviembre 2014
Meditaciones del Quijote *
Meditaciones del
Quijote (1914)
el amor lúcido
Yo desconfío del amor de un hombre a su amigo o a su
bandera cuando no le veo esforzarse en comprender al enemigo o a la bandera
hostil.
lamento
¡Sabemos tantas cosas que no comprendemos!
todo hegel en un titular
Sería la ambición postrera de la filosofía llegar a una
sola proposición en que se dijera toda la verdad. Así las mil y doscientas
páginas de la ‘Lógica’ de Hegel son sólo preparación para poder pronunciar, con
toda plenitud de su significado, esta frase: “La idea es lo absoluto”.
un martillo es una abstracción
La cultura adquirida sólo tiene valor como instrumento y
arma de nuevas conquistas. Por esto, en comparación con lo inmediato, con
nuestra vida espontánea, todo lo que hemos aprendido parece abstracto,
genérico, esquemático. No sólo lo parece: lo es. El martillo es la abstracción
de cada uno de sus martillazos.
prefiramos la indócil diversidad
Presumir que la especie humana ha querido y querrá
siempre lo mismo que nosotros, sería una vanidad. No; dilatemos bien a lo ancho
nuestro corazón para que coja en él todo aquello humano que nos es ajeno.
Prefiramos sobre la tierra una indócil diversidad a una monótona coincidencia
la doncella silenciosa
Pocas lecturas me han movido tanto como esas historias
donde el héroe avanza raudo y recto (…) sin parar mientes que va a su vera con
rostro humilde y suplicante la doncella anónima que le ama en secreto (…).
Quisiéramos hacer al héroe una señal para que inclinara un momento su mirada
hacia aquella flor encendida de pasión que se alza a sus pies. Todos, en varia
medida, somos héroes y todos suscitamos en torno humildes amores (…). Somos
héroes: combatimos siempre por algo lejano y hollamos a nuestro paso aromáticas
violas.
la novela, el arte de lo fútil
En la novela nos interesa la descripción, precisamente
porque, en rigor, no nos interesa lo descrito. Desatendemos a los objetos que
se nos ponen delante para atender a la manera como nos son presentados. Ni
Sancho, ni el cura, ni el barbero, ni el caballero del Verde Gabán, ni madame
Bovary, ni su marido, ni el majadero de Homais son interesantes. No daríamos
dos reales por verlos a ellos. En cambio, nos desprenderíamos de un reino en
pago a la fruición de verlos captados dentro de los dos libros famosos.
* Los títulos que encabezan los
fragmentos son del autor del blog
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