José Luis López Aranguren, 'Catolicismo y protestantismo como formas de existencia' (1952)
LOS SENTIMIENTOS
"Una misma persona se puede encontrar superficialmente colérica o malhumorada, y viviendo, sin embargo, en lo profundo de su alma, la paz de Dios"
Fue Marx Scheler quien más cuidado pudo en separar las distintas capas de sentimientos humanos. Los más exteriores -decía- son el dolor y el placer, correspondientes a los valores de lo agradable y lo desagradable. Los sentimientos vitales, el bienestar, la plenitud de vida o su decrecimiento (...) se hallan en la capa siguiente. Es pues, posible que una misma persona se encuentre superficialmente colérica, o doliente, o malhumorada, y viviendo, sin embargo, en lo profundo de su alma, la paz de Dios. Tal los mártires que, como decía San Agustín, son, están siendo, durante el martirio, desgraciados, pero de un modo feliz. Y también viceversa; sabido es cuán frecuentemente suelen ir emparejados el goce erótico y la desesperación.
LOS LIBROS
"La prisa invalida libros y paisajes; el alma tiene su tiempo y por ello el insustituíble modo poético de viaje es la jornada a pie: Musa Pedestris"
Comenzamos a leer un libro y, desde el principio, entendemos conceptualmente lo que en él se dice. Y, sin embargo, en sentido profundo, no hay todavía comprensión. Sólo cuando llevamos muchas páginas, medio libro leído, "entramos" de verdad en él. Y por eso nos ocurre tantas veces que únicamente después de terminado el libro es cuando estamos en disposición de comprender el prólogo o, acaso, toda su primera parte. Y por eso una primera audición musical es siempre insuficiente. E igual acontece con el paisaje. Cada paisaje, recordábamos, es un estado de alma. Por eso no se llega a "ver" de veras un paisaje nuevo, en tanto que no se ha dejado uno invadir, llenar los ojos, embargar de él. Lo cual requiere tiempo. La prisa invalida libros y paisajes. Un libro leído apresuradamente no llega a impregnar nuestra alma, a mudar el talante cotidiano y trivial en que nos encontrábamos cuando le tomamos en nuestras manos. El alma, cada alma, tiene su tiempo, y ha de tomarse el que le es menester. Un paisaje ante el que pasamos con un medio de locomoción demasiado rápido es como si no le hubiéramos visto. Por ello el insustituíble modo poético de viaje es la jornada a pie: Musa pedestris, como se ha dicho.
EL SILENCIO DE PASCAL
"El alma tiende a huir de los problemas, a disiparse" con el "tráfago, el ruido, el removimiento"; por eso es menester 'parar la vida' y detenerse en una idea profundamente vivida como el '¡para siempre! de Santa Teresa"
La lucha contra la "diversión" [de Pascal](...) es la más seria requisitoria que se ha dictado contra el hombre moderno (...) el hombre que busca no la presa, sino la caza, no las cosas, sino la investigación de las cosas, afanoso de distracciones y temeroso del "tedio" como de la muerte (...) El "tráfago", el "ruido", el "removimiento", la "agitación" ocupan a los hombres hacia afuera y les dan una apariencia de alegría y plenitud. Hay una serie de pensamientos que parecen levantar, frente a este modo aturdido de vida, el genuino ideal católico de la "ociosa contemplación" (...) "Los estoicos dicen: Entrad dentro de vosotros mismos; allí es donde hallaréis vuestro descanso; y no es verdad. Los otros dicen: Salid de vosotros; buscad la felicidad en la diversión; y esto no es verdad. La felicidad no está ni dentro ni fuera de vosotros; está en Dios, fuera y dentro de nosotros" (...). San Juan de la Cruz advirtió, igual que Pascal, que el alma tiende por naturaleza a huir de los problemas últimos, a disiparse (...) por eso es menester "parar la vida" de alguna manera, evitar la dispersión, detenerse en una idea profundamente vivida, el "¡para siempre!", por ejemplo, de Santa Teresa".
LOS PROTESTANTES
Para ellos "no hay síntesis hegeliana, justo medio antiguo ni mística coincidentia oppositorum"
Elección, decisión, o esto o aquello. La realidad no es para el extremado Kierkegaard, "síntesis" hegeliana, "justo medio" antiguo ni mística coincidentia oppositorum, sino contradicción, Widerspruch, ruptura interior, y por eso tiene, en verdad, razón Kierkegaard cuando añade que el catolicismo no es así.
[En la visión de Hans Reiner] La creencia arraiga en la estructura fundamental de la existencia. Esta "es" siempre creencia, "vive" en la creencia. Su radicación existencial procede de la íntima relación que la une con el estrato de las Stimmungen, de las primordiales disposiciones del ánimo (...). Ontológicamente, éste [temple] es (...) "familiaridad, talante de quien se siente tranquilo y "como en su casa" en el mundo, y "confianza" o "fiducia"; pero, de otro lado, y no menos fundamentalmente, el hombre es también "angustia" (Angst) y "desesperación" (Verzweiflung) (...)
Para Reiner, "La angustia continúa dentro de la fe; se agita en ella; la fe no vuelve ciego al hombre, sino que le hace creer a pesar de todo"
En el modo cotidiano de existencia prevalecen, claro está, los estados anímicos de confianza y familiaridad, es decir, la "creencia". Pero en las "situaciones-límite", en los contados momentos de auténtico existir, el hombre se siente estremecido por la angustia que convierte en cuestionable, inseguro y vacío el sentido de la vida. Y tras ella, la desesperación, dando un paso más, niega que la vida tenga sentido alguno, y en ella el hombre se siente perdido. Pero la desesperación (...) es una situación antivital, insoportable. Su refugio, su salida, es la fe; no la creencia en el sentido general y difuso (...). De donde se desprende que la fe religiosa ha de pasar necesariamente por la angustia y la desesperación y sólo cuando éstas han llegado a su límite máximo, a un grado tal que hacen imposible la existencia, surge la fe. Angustia y desesperación son, por ende, superadas, pero en el sentido hegeliano, esto es, sin desaparecer. "Continúan dentro de la nueva confianza; se agitan (zittern) en ella". La fe religiosa no vuelve ciego al hombre, sino que le hace creer a pesar de todo.
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