MANUEL DELGADO, 'DE LA MUERTE DE UN DIOS. LA FIESTA DE LOS TOROS EN EL UNIVERSO SIMBÓLICO DE LA CULTURA POPULAR'.
Théophile Gautier, en sus viajes por España, había descrito abundantemente la irascibilidad del público y sus violentas consecuencias cuando el espectáculo no le satisfacía. Pero lo que llamaba más poderosamente la atención eran las aparentemente extrañas derivaciones que tenían los motines taurinos. Pensemos, por ejemplo, en los que ocasionó el cierre gubernativo de la plaza de toros de la Barceloneta, en Barcelona, por un período de quince años.
Sucedieron en 1835. Un estropicio de encerro dio lugar a fuertes expresiones de iracundia del público, que salió exasperado y tumultuosamente de la plaza. En plena excitación alguien gritó: "¡A por los jesuitas!". A su convento, y luego a otros, se dirigió la muchedumbre, que los dejó convertidos en cenizas y ruinas en unas cuantas horas. La memoria popular dejó plasmado el episodio en una famosa canción: "El dia de Sant Jaume / de l'any trenta-cinc / va haver-hi bullanga / dintre del turín. / Van sortir sis toros, / que van ser dolents . / Això va ser la causa / de cremà els convents".
Y es que en lugares como Barcelona la corrida de toros se incorpora a una cultura popular urbana naciente, celosa de sus señas de identidad propias, políticamente radicalizada: "Durante los años veinte y treinta, antes también, aún después, pero de otra forma, las plazas barcelonesas tenían un público identificado con el torero, con su arte y con su miedo. Un pueblo industrializado, recalcitrantemente anticlerical, se sumergía eufórico en aquella religión de divinización del hombre a pie, al mismo tiempo que paladeaba en las salas oscuras de los barrios la mitología populista de Hollywood".
MANUEL DELGADO, 'DE LA MUERTE DE UN DIOS. LA FIESTA DE LOS TOROS EN EL UNIVERSO SIMBÓLICO DE LA CULTURA POPULAR'.
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