07 abril 2014
Cómo ser ‘Noé’ y naufragar en el intento
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 3
Según la Biblia,
Dios mandó a Noé construir un arca para salvar a la creación inocente del Diluvio Universal. Pero
Darren Aronofsky mete demasiadas cosas a bordo. Varios capítulos del Antiguo
Testamento. Tradiciones apócrifas. El Señor de los Anillos. Conflictos familiares.
Apocalipsis a lo '2012'. Ecologismo. Cuñas sobre el fanatismo. Este arca se
hunde.
Como si hubiera
nervios acumulados por la virginidad cinematográfica del mito, la película nos
abruma con un montón de cosas sin resolver ninguna. Quiere decirlo todo y se
atropella. Ambiciona ser a la vez operística y psicológica. Toma de aquí y de
allá y cruza los aires de superproducción con el toque autoral sin el más
mínimo cálculo de daños artísticos.
Alguien dirá que el
director de la maravillosa 'Cisne negro' ha
sido presa del horror vacui por la brevedad del relato bíblico. El caso es que se
saca de la chistera extraños monstruos de piedra (los Vigilantes, aún no
sabemos si originales o ridículos) y enfrenta a la família de Noé con unas
hordas enemigas para garantizar la necesaria escena de guerra medievalizante.
Hay sexo fuera de horas y vestuario poco claro.
Confusa, fallida,
anacrónica, esta odisea hiperacuática ni siquiera se salva por el buen hacer de
Russell Crowe, siempre magnífico. Anthony Hopkins perfecciona la autoparodia
con su personaje de Matusalén (hay que reconocer que su desenlace vital tiene
gracia) y la joven Emma Watson, Hermione en Harry Potter, confirma que hay
actores que siempre deberíamos recordar como niños. También se pasean algunos
guaperas de póster —para los públicos hipster y adolescente,
respectivamente— y un malo muy baboso. Fin del reparto.
No acabamos de entender la
evolución de Noé de padre protector a talibán insobornable, ni queda claro el
mensaje religioso o filosófico que Aronofsky desea transmitir con sus brochazos políticamente incorrectos. Algunos momentos, cierto, erizan el vello —el ternero desollado vivo por la multitud— y, al
igual que en la psicológica 'Take shelter', se atisba algo interesante
en esa crónica sobre un hombre obsesionado con los males de la humanidad. Pero
sólo se atisba. Glu glu glu.
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