28 septiembre 2010

Y sin embargo, Dios se mueve


ANDRÉS  TRAPIELLO
 "La ciencia no necesita a Dios para hacer su trabajo, pero al hombre no le basta la ciencia para ser feliz"

[El científico Stephen Hawking ha concluído recientemente que la idea de Dios no es necesaria para comprender el origen del universo y que la ley de la gravedad y las matemáticas lo explican todo]

Pese que al noventa y cinco por ciento del universo sea una materia oscura de la que la física desconoce todo, es probable que Hawking tenga, respecto del otro cinco por ciento, toda la razón, pero cabría decir, al modo de Galileo, que Dios, sin embargo, seguirá moviéndose en el sentir de muchos, igual que ha dejado de moverse para otros la idea de un Dios providente, que premia y castiga. 

La ciencia no necesita a Dios para hacer su trabajo, cierto, por lo mismo que al hombre no le basta la ciencia para ser feliz. Por eso seguirá sintiendo una noche, bajo un cielo estrellado, el peso de su finitud en el alma y un alado deseo de ser mejor, y será indiferente el nombre que le dé a todo eso: armonía, orden, número, música, belleza, es decir, todo aquello ¿divino? ¿sagrado? de lo que la vida humana no puede prescindir.


ANDRÉS TRAPIELLO, EN 'MAGAZINE' DE 'LA VANGUARDIA', 26/9/2010

Sergi Pàmies dixit

 
"Entre els càstigs que comporta fer-se gran hi ha comprovar que pots menysprear durant anys coses que més endavant acabaràs fent amb tota normalitat"

el comunisme
"El partit va desaparèixer a conseqüència d'un ús autodestructiu de la falç i el martell"

el fill
"Perquè creixi he d'encongir-me. Perquè maduri m'he de pansir. Depenem l'un de l'altre"

ella (quan discuteix)
"En realitat, no vol solucionar res i s'estima més el conflicte com una forma autodestructiva d'entreteniment"

l'alcohol
"l'slivovice, un licor del moble bar que, més que ressaca, provoca amnèsies balcàniques"

els bebedors
"Ni els cambrers ni la parròquia dels locals tracten amb la mateixa consideració un bevedor calavera que qui macera en alcohol penes identificables; com més trista és la història, més crèdit té el bevedor: és un dels manaments de les tavernes"

créixer
"Entre els càstigs que comporta fer-se gran hi ha comprovar que pots menysprear durant anys coses que més endavant acabaràs fent amb tota normalitat"



SERGI PÀMIES: 'LA BICICLETA ESTÀTICA' (RECULL RELATS), 2010

17 septiembre 2010

Horario nocturno

JOAN PAU INAREJOS
Monica Bellucci ha entrado en mi vida. Cada día la veo frente a mí, extendiendo las manos y erguida con el rostro pálido, mientras convoca a su alrededor un fabuloso círculo de fuego verde. Sólo estamos ella y yo en la parada del autobús. 

Me pongo los auriculares e intento evadirme con el zapeo musical del teléfono móvil, pero ella sigue mirándome. Aunque acaba de cumplir 46 años, luce un ademán rejuvenecido por obra y gracia del retoque digital (nada que no hicieran los pintores renacentistas ante sus fláccidas e imperfectas modelos). Ni una pata de gallo. Ni un rastro de las leves arrugas que ya despuntaban en su rostro de María Magdalena, cuando se puso a las órdenes de la Pasión de Mel Gibson. Su personaje de hechicera parece una figura de cera en este cartel que anuncia la película 'El aprendiz de brujo' con el sello de Disney. La diva inquietante sigue observándome y la situación empieza a ser incómoda. Miro hacia la carretera y suspiro aliviado: llega mi autobús.

Proletarios, borrachos y solitarios no clasificados son el público fiel del bus nocturno, convertido en carrusel onírico y silencioso en estas horas intempestivas. Sólo algunas melodías arabizantes o rumanas, o a lo sumo algún estallido de carcajadas adolescentes a finales de semana pueden romper esta procesión muda de las minorías que viajan a las cuatro de la madrugada. Las gasolineras, los carteles luminosos y un colosal rótulo del Hotel Rey Juan Carlos I de Barcelona son los únicos faros del mundo exterior, y uno los busca para saber dónde debe parar, como un ciego tras una luciérnaga. Aún quedan tres horas para que la ciudad sea luminosa y transitable.

Bajo del autobús y el vehículo se pierde entre las brumas. Ante mí, una miríada de semáforos rojos se convierte en verde, en una caleidoscópica coreografía diaria que me conmueve en lo más íntimo de la retina a pesar de su rutinaria vulgaridad. En estas horas son muy propicias las fantasías de ciencia ficción. Por ejemplo: estoy sólo en la ciudad, toda la calle es para mí, un gran virus ha diezmado la población y soy el único superviviente, el cambio climático ha apagado el sol y voy vagando por una oscuridad sin horizonte, hasta que aparece el parking de la Avenida Madrid. Los escasos caminantes se agrupan en dos grandes razas: los vecinos insomnes que sacan a pasear al perro o los jóvenes desnortados que siempre piden tabaco y hasta día de hoy no te han atracado. Otros vegetan en los cajeros automáticos con la ayuda de mantas y cartones.

La luna asoma entre el lomo gigantesco del Camp Nou, aunque del suelo brotan impresiones más prosaicas. Los cristales de las Xibecas crujen bajo los pies, y por doquier se eleva un suave y vaporoso perfume de micciones. Ha habido orgía después del partido, pero enseguida llega la hermandad de la limpieza llevándose los montones de latas y restos con abnegado silencio monacal. Un día más doy gracias a la cafeína por llegar despierto al trabajo, mientras, a mis espaldas, la ciudad sigue durmiendo.

JOAN PAU INAREJOS, 17 SEPTIEMBRE 2010

02 septiembre 2010

Burka o bikini

ALFONS PUIGARNAU
 "El burka esconde lo físico y enseña lo anímico, mientras que el desnudismo muestra lo físico y esconde lo íntimo"

La estética corporal bascula entre un esconderse y un mostrarse. Es un resquicio abierto entre la afirmación de una intimidad pudorosa y la negación impúdica del escaparatismo. La mujer que decide vestir la desdichada indumentaria [el burka] muestra su intimidad escondiendo su cuerpo a aquellas personas que, sin legitimidad, podrían desearla. Porque este atuendo la rasga abiertamente: convicciones religiosas aunque no aparezcan en el Corán, rol femenino en el seno del matrimonio, renuncia al mundo laboral fuera de casa, o incluso una inédita sensualidad femenina. Al mismo tiempo, por la misma conexión con su vida íntima, la mujer que se exhibe corporalmente aparece como mutilada en su interioridad. Al explicitarlo casi todo físicamente, poco queda para una experimentación más profunda. En realidad, la intimidad de quien se muestra queda eclipsada por su propia presencia corporal. Ha perdido valor ante sí misma y derrama el vacío del que se siente avergonzada (...). 

Quizá manifestaciones socioculturales como el oriental burka (que esconde lo físico y enseña lo anímico) y el occidental desnudismo (que muestra lo físico y esconde lo íntimo) se debe a una progresiva secularización del cuerpo. Ese mismo que en Oriente se desacraliza negándose y en Occidente se seculariza mostrándose. ¿No será que, al escandalizarnos, estamos ante un espejo en el que Oriente representa esa misma imagen que rechaza Occidente?

ALFONS PUIGARNAU, profesor de Estética y Teoría de las Artes, Universitat Internacional de Catalunya, en 'La Vanguardia', 22/08/2010