30 septiembre 2013
'Cruce de caminos': clasicismo sobre ruedas
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7,5
Nadie como el cine ha hecho tanto por la mitología de las motos. Por su sola condición, el motero siempre es un héroe oscuro y fascinante, un rebelde sin causa que cabalga por las praderas del asfalto. Hablamos de una libertad en blanco y negro, cien por cien americana y casi existencialista. Nuestro hombre huye con su rugido metálico como lo haría Lucky Luke en el crepúsculo. Admirable en su soledad.
Un drama de vocación tan clásica como 'Cruce de caminos' no podía permitirse no tener a su galán sobre ruedas. Intensamente tatuado y fumador, rubio platino y propietario de una sonrisa impertinente. Con estas credenciales se presenta Ryan Gosling en la nueva película de Derek Cianfrance ('Blue Valentine'), convencido de ser una estrella de ascendente trágico. Señalado por la luz del neón. Frente a él, Bradley Cooper, un oficial de policía lanzado a una nerviosa persecución que cambiará su vida.
El cruce de caminos entre estos dos hombres se narra parsimoniosamente a lo largo de 140 minutos y no se priva de contrastes tan tópicos como efectivos. El piloto, un hijo de la noche que quiere redimirse. El poli, con el uniforme menos limpio de lo que parece. Los bajos fondos, moralmente superiores a ciertos despachos del Estado, y a un asqueroso Ray Liotta me remito. Dilemas morales, policías corruptos, venganzas. Banda sonora pretenciosa y todo lo necesario para un drama criminal de altos vuelos.
Quizá hay más envoltorio que contenido y más metraje de lo soportable, pero 'The place beyond the pines' se disfruta gracias a su intensidad y a sus interpretaciones entregadas. Un relato que no engaña y que avanza como un tríptico hacia un tercer acto en clave generacional: los hijos respondiendo por los actos de sus padres. El eterno retorno de los crímenes y los viejos moteros que nunca mueren.
CRUCE DE CAMINO, DE DEREK CIANFRANCE
LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LABUTACA
26 septiembre 2013
Gran Hermano: de Orwell a Telecinco
Joan Pau Inarejos
Una de las desgracias que le ha acaecido al legado
de George Orwell es que la telebasura ha fagocitado a uno de sus personajes más
emblemáticos. Hoy, en el imaginario de mucha gente, Gran Hermano ya no significa el terrorífico Ojo que todo lo ve, sino
un programa donde la gente se exhibe voluntaria y prolijamente ante las
cámaras. Lo que antes era un canto político contra la opresión ahora designa, en el mejor de los casos, la
exaltación de la banalidad cotidiana: jóvenes que
matan por un plano y que exhiben sus calzoncillos como nuevas banderas. Sólo la
negra ironía de los guionistas permite que esta ceremonia de la nadería se
llame igual que la metáfora totalitaria descrita en la novela 1984. Al hilo de un deslizamiento
semántico tan espectacular, resulta lúcida la observación de Zygmunt Bauman.
También nuestros miedos se han deslizado. Ya no tememos ser espiados; más bien
nos atemoriza el hecho de no ser mirados. Si la cámara me graba, si la pantalla
me incluye, es que existo.
Zygmunt Bauman
Entrevista
de Justo Barranco en ‘La Vanguardia’, 8/9/2013
Algunos
medios hablan de la situación actual aludiendo al Gran Hermano de Orwell. ¿Le
parece que lo es?
No es una buena metáfora. El Gran Hermano
respondía al panóptico de Bentham. Mantener a todos bajo control. Si lees 1984,
la frase es “¡Gran hermano te vigila!” En la obra no sabes cuándo te miran a
través de la televisión, tienes la impresión de que estás siempre bajo control.
Aunque no tengas, te comportas como si estuviera ahí. Era el instrumento de
vigilancia en el periodo de la historia donde, de acuerdo con Hannah Arendt,
había una inclinación totalitaria escondida en el poder (…).
Estamos en una era diferente. Hoy la gente tiene
miedo de algo completamente diferente, de lo opuesto: de ser dejada a solas,
excluida, desechada. Si alguien está interesado en ellos están contentos. La
frase “el Gran Hermano te vigila” ya no es una amenaza. La gente piensa: están
interesados en mí; tantos me abandonaron, escribí un centenar de solicitudes de
trabajo y nadie me respondió, han dejado que me las apañe como pueda y de
repente hay alguien por fin muy interesado en lo que hago.
De
hecho, la reacción al espionaje masivo ha sido notable en los medios de
comunicación pero en la opinión publica no.
Ha permanecido indiferente, sin interés (…). Y
la grandeza de gente como Orwell o Huxley es que captaron los miedos de su
generación. Recuerdo cuando apareció 1984: hablaba de lo que yo tenía miedo,
pero no es lo mismo hoy. Esos mierdos no causan pesadillas a las generaciones
más jóvenes. Tienen miedo de ser abandonados por su campañero, de perder el
trabajo, ser innecesarios para la economía, perder su casa… esos son los
miedos”.
09 septiembre 2013
'Tú eres el siguiente': caña al asesino
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 6
“Ahora los animales te cazan a ti”. Astuta promoción de la
película, cuyo tráiler nos muestra a unos misteriosos asesinos con máscaras de
oveja, tigre y zorro. Al parecer, se dedican a tender trampas a los humanos con sus mismas armas. A partir de aquí, olvídense de cualquier desarrollo de la
metáfora, olvídense más aún de cualquier fábula con ínfulas filosóficas al estilo del planeta de los simios. Estas llamativas caretas son
márketing puro y duro para una modesta diversión que poco tiene que ver con la
fauna y mucho con la bestialidad. Una bestialidad cachonda y sangrienta. Sobre todo muy sangrienta.
El despegue no podría ser más convencional: una familia se
reúne para un fin de semana idílico que termina en pesadilla. La culpa es de
unos comensales inesperados que no traen tenedor pero sí unos cuantos cuchillos
(y ballestas) además de bonitos mensajes escritos con sangre. Cabe suponer que
todos van a ir muriendo cómo ratas, sólo quedará uno y ya veremos cómo se las
apaña, etc. Familia rica al paredón. Tú eres el siguiente.
Sin embargo, la escena de la primera agresión –la primera en la
frente, y nunca mejor dicho- ya es bien reveladora sobre el tono que adoptará
la película. Poco a poco, las tornas se invierten ingeniosamente y lo que era un serio y angustiante asedio doméstico se convierte en lo más parecido al ‘Solo en casa’ del terror. El
glamour asesino decae en favor de un cómico homenaje a las víctimas de
tan sufrido género. ¿No hemos soñado siempre con saltar a la pantalla para
cargarnos al malo a mamporrazos, y a dentelladas si hace falta? Pues de eso va la
historia.
Al igual que Macaulay Culkin saciaba nuestros instintos de
venganza contra el ladrón, también aquí un personaje, tan o más disparatado, se
erige en héroe palomitero para la gozosa y populista revancha contra el asesino
que nos ha dado tantas tardes de infarto en la butaca. No quieran saber cómo ni
por qué surge esta Carrie de andar por casa, esta Juana de Arco del gore
neo-ochentero. El caso es que pega unos hachazos tremendos, para mayor gloria del pueblo llano. Por habernos dado miedo. Toma.
TÚ ERES EL SIGUIENTE, DE ADAM WINGARD
Suscribirse a:
Entradas (Atom)