25 mayo 2009
cuenta atrás
18 mayo 2009
Las fauces abiertas de Morella
La silueta encaramada de Morella, en sepia o blanco y negro, siempre me había impresionado, y pensaba en ella casi como en pueblo desaparecido de la historia, o perdido en el limbo de las cruzadas medievales. Lo cierto es que Morella no sólo existe, como la vecina Teruel, sino que su primera aparición en vivo es de las que difícilmente se olvidan. La mole del inveterado fortín castellonense se alza espectacular a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, y gracias a los potentes focos modernos, de noche se convierte en la enorme lámpara refulgente del Maestrat. Suerte que arriba venden ropa de abrigo para los atolondrados turistas mediterráneos como yo, que a partir de abril acudimos a todas partes en manga corta.
A pesar de su hermoso nombre, de dulces ecos romanceros, Morella entera está recorrida por muecas y terribles fauces abiertas. Vedlo en este muro de ventilación, involuntario lienzo expresionista, o en los inquietantes aullidos de piedra que se dibujan en el castillo y que invitan a emular 'El grito' de Munch (no me lo tengáis en cuenta: los viajeros también estamos para parodiar las ciudades). Los agujeros negros de este microcosmos levantino continúan en el acueducto, monstruo medieval lleno de hileras de ojos, y también en los párpados de piedra desde donde se pueden atisbar las alturas de la ciudad...
Quién sabe si mi bisabuelo rezó aquí, en la basílica de Santa Maria la Major. Donde ayer se agolpaban sombreros blancos y estandartes de procesión, hoy se suceden las cámaras digitales para inmortalizar este precioso templo gótico, horizontal como un oleaje y abierto de par en par en su brillante portalada, cuajada de hornacinas, gruesas perlas moradas y floraciones de piedra. En el interior, las escaleras caracolean hasta un colgante Juicio Final, donde los apóstoles asoman como miniaturas de un teatro de marionetas. Lástima que los retablos barrocos, con su censura dorada, nos priven de las voluptuosas curvas de tantos ábsides... Por lo visto, todo templo tiene sus episodios de transformismo, y ahí tenéis la iglesia de San Miguel, que ha dejado de curar almas y hoy es un centro de atención primaria.
Al caer la noche abandonamos la ciudadela, y el peñasco lunar se va empequeñeciendo a nuestras espaldas. Como un grito en la oscuridad, Morella aguarda a mi bisnieto de aquí a otros cien años.
16 mayo 2009
'Star Trek XI': ¡Viva Mr. Spock!
¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?
LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 6,5
Lo mejor. ¡Buena noticia! Por fin una película de acción está al servicio de nuestra gozada permanente, de nuestra economía del placer, y sólo a ratos se encastilla en el gratuito barroquismo digital y el discurseo metafísico.
Todo en esta nueva entrega de la saga galáctica, desde el ultrarrápido uso de la cámara hasta los portentosos efectos especiales pasando por los chispeantes giros del guión y el brillante diseño de producción, viene a nutrir un espectáculo electrizante, divertido y vibrante.
Y otra buena nueva: el personaje más creíble y la auténtica perla de la película es ¡un alienígena hierático!, el fantásticamente rejuvenecido Mr. Spock. Incluso los que no somos ni seremos nunca trekkies aplaudimos aquí la fantástica perfomance realizada por Zachary Quinto, que eclipsa al chulito americano de turno, encarnado por Chris Pine.
De hecho resulta un gran hallazgo la dualidad y el pique permanente entre estos dos aspirantes a héroes: uno henchido de disciplina y orgullo racial, -Spock- el otro un pícaro vividor terrícola -Tim- que reencuentra su destino durmiente.
Lo peor. Por desgracia, el mago J. J. Abrams deshace el hechizo y frustra la compleja dualidad y el fresco humor conflictivo entre ambos aspirantes con un desenlace escandalosamente cobarde y glorificante. El hasta entonces genial guionista se baja las pantalones en toda regla con la estampa más manida y castrense del triunfo americano sobre los indígenas.
Toda una declaración de principios -que baje Obama y lo vea- ese yanqui que, sin haber hecho méritos narrativos, conquista el trono de la nave y ostenta su hegemonía testicular sobre asiáticos, rusos y alienígenas. Por no hablar de la tripulante femenina reducida a concubina totalmente irrelevante en el curso de los acontecimientos.
Lo deseable. Como fantasear desde la butaca es gratis, nos rebelamos contra ese cierre en falso de la pax americana y pedimos un Mr. Spock redivivo y desafiante que llame a la puerta para competir de nuevo por el mando de Enterprise. Nada de segundo de a bordo.
A modo de postdata, sólo constatar que la brillante ficción 2.0 moderniza los lenguajes hasta la extenuación para acabar sirviéndonos los platos morales de siempre.
13 mayo 2009
'The visitor': buen globo que se deshincha
¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?
LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA
por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7
Lo mejor. Richard Jenkins imperturbable, tierno en su parquedad, es el verdadero pilar y baza de esta película de magnífico planteamiento a la que, con todo, se le acaba escapando la fuerza por su ambigüedad de géneros.
El arranque tiene todo el encanto y hasta el suspense de una fábula contemporánea: el europeo decadente vuelve a casa y encuentra unos involuntarios okupas venidos de más allá de la legalidad. ¿Quién es el visitante: los sorprendidos inmigrantes o el profesor que de repente se asoma a la vida palpitante?
Una buena fábula, rodada con realismo y elegante melancolía, que eleva un grito humano, impotente, contra la injusticia de los nuevos muros globales.
Lo peor. Lástima que este grito, proferido frente a la ventanilla del centro de detención, queda diluído, amortiguado, en el bajo vuelo de la comedia romántica, los azúcares del sermón multicultural y el chato tópico de la convivencia entre diferentes.
Nos quedamos sin duda con el nada zalamero Richard Jenkins y su sorda impotencia aporreando el tambor.
Xavi Serra en Cine365.com: "Hay algo perverso en cantar alabanzas a la diversidad y al encuentro entre culturas recurriendo para ello a estereotipos tan maniqueos que son casi una relectura actualizada del buen salvaje. McCarthy trata de persuadir al espectador, ciudadano privilegiado del primer mundo, de lo equivocado que supone dar la espalda al tercero. Y para ello idealiza hasta la caricatura situaciones y personajes, escorando el relato hacia la fábula redentora, convirtiéndolo casi un cuento de hadas anti-globalizador. En el camino se queda la credibilidad del relato y nuestra capacidad para identificarnos con él. The Visitor, en definitiva, se suma a una cierta tradición del cine indie americano que aborda las problemáticas sociales de su país desde el paternalismo y la condescendencia para con el espectador, y que evita en todo momento tomar caminos que impliquen el mínimo riesgo. No podemos quejarnos: aquí tenemos a Fernando León de Aranoa, pero en todas partes cuecen habas.